jueves, 31 de mayo de 2018

Democracia bajo la mesa.


Javier Risco.

No recuerdo un informe tan detallado de la situación de la influencia del dinero en nuestra democracia, como el presentado el martes por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad e Integralia Consultores. La periodista María Amparo Casar, el economista Luis Carlos Ugalde y los investigadores Ximena Mata y Leonardo Núñez, en 225 páginas, abren una caja de Pandora que todos intuíamos, pero de la cual nunca se habían dado los cómos ni los hechos: nuestra democracia está cimentada en cientos de miles de millones de pesos que ilegalmente se mueven y alimentan el negocio de los votos.

El informe titulado 'Dinero bajo la mesa. Financiamiento y gasto ilegal de las campañas políticas en México', contiene información invaluable e imposible de resumir en menos de cuatro mil caracteres; sin embargo, el capítulo 'Mecanismos para el desvío de recursos públicos con fines electorales' es maravillosamente trágico. La creatividad con la que hemos aceitado en veinte años el modelo actual del desvío supera a cualquier película de Hollywood que pretenda mostrarnos el asalto a un casino de Las Vegas. El mecanismo es impecable para la transa.

¿De qué forma desvían? Aquí las ocho formas detectadas: Descuentos de nómina –un porcentaje de cada trabajador se descuenta para beneficio de un candidato–; subcontratación forzosa –el uso de las universidades públicas para desviar, un ejemplo–; empresas fantasma o fachada; uso y transformación de recursos en efectivo; sobrecostos en adjudicación, servicios y obra pública; uso político de programas sociales; otorgamiento de permisos, como construcción y ambulantaje, y por último, con medios de comunicación. Somos una máquina para destinar recurso bueno al malo, en este caso a una campaña.

El informe además de estar repleto de datos es arropado por más de 60 entrevistas con distintos actores que conocen a la perfección la dinámica de una elección: exgobernadores, miembros de TODOS los partidos, empresarios, consejeros electorales, extitulares del SAT, asesores jurídicos, senadores, presidentes de partidos y operadores de campo. Tanto a Casar como Ugalde les pregunté en el programa La Nota Dura, de EL FINANCIERO Televisión, cuál había sido la entrevista más reveladora. El director de Integralia señaló que fue el testimonio de un operador político el que más lo había sorprendido: “De una manera muy natural nos fue narrando la lógica, sin pensar si era bueno o malo, simplemente nos decía: ‘el costo urbano es tanto; el costo del voto rural es tanto, así se organiza; ésta es la manera para sacar a los votantes a la calle’, era una descripción tan natural, sincera, abierta, que por un lado yo lo aprecié por ser una fuente informativa muy importante, pero por otro lado me di cuenta que hay un nivel de operación política de todos los partidos, y esto es importante decirlo, no hay distinción, todos son capturados por la misma necesidad de ganar elecciones y por la tentación de enriquecerse, que la verdad es una industria. Y lo que yo vi es que no hay mucha reflexión sobre las implicaciones democráticas de lo que hacen”. Por su parte, María Amparo Casar nos habla de la respuesta de un candidato que, en palabras de la periodista, evidentemente iba a perder su elección. Casar le preguntó al candidato: “Oye, ¿para qué te metes a este desgaste, conseguir la lana, etcétera?”. Y le contestó: “Es un negocio, aun siendo candidato perdedor, acabo ganando dinero”. Habrá que decirlo, en las elecciones en nuestro país, también perdiendo se gana.

Estamos siendo testigos del gran laboratorio, del trabajo final, del desvío más grande. ¿Se consolida la transa? Todo parece indicar que del informe 'Dinero bajo la mesa' tendremos una segunda parte, aún más robusta.

Al final nuestra democracia se consolida debajo de la mesa.

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