Pan American Silver Corp., de Canadá,
anunció el lunes que reducirá las operaciones en una mina en el norte de México
por razones de seguridad, y luego se relacionará con otras partes importantes
por las condiciones de inseguridad en el país.
El
presidente de la compañía, Michael Steinmann, dijo que sus empleados habían tenido percances peligrosos en los
caminos de acceso a la mina, en una zona remota del estado de Chihuahua, una
región plagada por bandas de narcotraficantes.
“Dados los recientes incidentes que
han pasado a lo largo de los caminos de acceso, hemos decidido que lo prudente
son los movimientos de personal desde y hacia la mina hasta que los caminos son
seguros para nuestros empleados”, dijo Steinmann en un comunicado.
La compañía
afirmó que las operaciones de apilamiento de mineral y procesamiento continúan
en la mina a cielo abierto.
El Consejo Coordinador Empresarial de
México dijo el lunes en un comunicado que la delincuencia y los actos de
violencia han causado el cierre de las plantas de Pan American Silver y otras
dos grandes compañías.
“Los altos niveles de violencia se
han convertido en los mayores obstáculos para la actividad productiva”, señaló el consejo.
El CCE afirmó que el robo en el transporte de carga
en las carreteras se duplicó en el primer trimestre de 2018. Y el lunes, la
Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario (ARTF) dijo que los ladrones
bloquean o retiran las partes de las vías para transportar los trenes carga.
“La inseguridad se traduce en pérdida
de empleos en las comunidades mexicanas y una menor perspectiva de inversión
por parte de los mercados globales hacia México”, escribió el consejo.
La violencia
en Ciudad Mante es atribuida a una disputa entre las facciones de los Zetas
conocidas como el cártel del Noreste y los Zetas Vieja Escuela.
El
procurador general de justicia de Tamaulipas, Irving Barrios, dijo que su
despacho investigaba las denuncias de Lala y otra compañía, Sello Rojo, que se
ha intentado extorsionarlas.
En abril, la
mayor embotelladora de Coca-Cola en México anunció que suspendía
indefinidamente labores en Ciudad Altamirano, en el estado sureño de Guerrero,
debido a hechos de violencia.
Coca-Cola
FEMSA señaló que cerraría su planta distribuidora en Guerrero porque sus
empleados estaban “comenzando a recibir constantes amenazas y agresiones por
una parte del crimen organizado”, una frase que generalmente se refiere a los
cárteles de narcotraficantes. También mencionó la reciente “agresión
injustificada” contra uno de sus empleados, sin precisar qué fue lo sucedido.
FEMSA
lamentó la “ausencia de un estado de derecho y la prevalencia de la impunidad”
en los alrededores de Ciudad Altamirano.
La zona,
próxima a la frontera de Guerrero con el estado de Michoacán, ha estado
dominada desde hace mucho tiempo por grupos narcotraficantes, más recientemente
por los cárteles de los Caballeros Templarios y La Familia. Las organizaciones
delictivas extorsionan con frecuencia a las empresas pequeñas o familiares,
aunque las multinacionales a veces han sido su blanco.
En 2012, el
cártel de los Caballeros Templarios en Michoacán incendió cinco almacenes y
decenas de vehículos propiedad de la empresa de bocadillos Sabritas,
subsidiaria mexicana de PepsiCo.
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