Darío Ramírez.
Ya sabemos que el
clientelismo es el cáncer de nuestra democracia. Ya sabemos que por más
reformas al sistema político los capitanes de la clase política se las ingenian
para descomponer los cimientos que se va poniendo para un sano desarrollo de
nuestra democracia.
El país se enfrenta el 1 de julio a el proceso electoral más
grande de su historia, con 629 cargos federales a elegir y otras 17.670
autoridades locales. Los partidos y candidatos recibirán 11.800 millones de
pesos. Y solamente estamos hablando del
dinero registrado. Serán las elecciones que más costarán a los ciudadanos
mexicanos.
María Amparo Casar (Mexicanos Contra la Corrupción y la
Impunidad) y Luis Carlos Ugalde (Integralia) elaboraron el informe “Dinero bajo
la mesa: financiamiento y gasto ilegal de las campañas políticas en México”. El
informe no tiene desprecio alguno y es de lo más oportuno ante la ola electoral
que vivimos.
El estudio aborda el
principal problema de la democracia electoral mexicana: el exceso de dinero
ilegal, tanto público como privado, que fluye a las campañas para ganar
elecciones y comprar beneficios futuros, como acceso a contratos de obra
pública, permisos especiales, compra de impunidad y acceso a regulación
favorable para hacer negocios.
Algunos de los principales hallazgos son:
-Por cada peso que se
reporta como gasto ejercido en una campaña de gobernador, hay 15 pesos que se
mueven debajo de la mesa, que nunca se reportan y cuyo origen se desconoce.
-En promedio, los
candidatos a gobernador gastan diez veces más que el tope legal. Si el tope
promedio es de 46.8 millones de pesos, el gasto promedio ejercido es de 470
millones de pesos, con casos superiores y otros inferiores, dependiendo del
tamaño de la entidad y su nivel de competitividad electoral.
-Las principales
fuentes de financiamiento ilegal son el desvío de recursos públicos, el
financiamiento privado ilegal y el financiamiento del crimen organizado. Según
la información, por cada $10 pesos que el INE encuentra de gasto ilegal solo se
conoce el origen de $1.4.
-Las principales
modalidades de desvío de recursos públicos son recaudaciones en efectivo que no
ingresan a las tesorerías; el uso de facturas apócrifas; las adjudicaciones
directas y subcontrataciones forzosas con sobrecostos; los descuentos de
nómina, entre otros.
-Las modalidades de
financiamiento privado ilegal implican la comisión de algunos delitos como
lavado de dinero, defraudación y evasión fiscal, simulación de operaciones
mediante empresas fantasma o fachada, cobertura ilegal de medios, entre otros.
El dinero a campañas se entrega en efectivo o en especie, ya sea directamente
al candidato o partido, o mediante terceros usando esquemas de triangulación.
-El principal destino
del dinero ilegal en campañas es el clientelismo electoral: compra,
movilización e inhibición del voto, así como el pago de estrategas de campaña y
de cobertura en medios.
-De acuerdo al reporte de los partidos políticos solo se gastan
aproximadamente 32.8% del tope de campaña.
Nuestra democracia está enferma de dos cosas: el clientelismo y el dinero para pagar ese
clientelismo electoral. Es imposible reconocer que una campaña a gobernador
ronda los 460 millones de pesos y no pensar que tenemos un serio problema con
nuestro sistema electoral.
Lo cierto es que no se
conoce el tamaño real del clientelismo electoral. Se conoce su estructura, pero
no su costo real. Sabemos que los promotores de colonias pueden ganar entre 500
y 2.500 pesos al mes. Estos sueldos van aumentando hasta llegar a los
coordinadores regionales, que ingresan mensualmente entre 20.000 y 80.000
pesos. Lo caro de nuestra democracia.
Lo inverosímil, por
ejemplo, es que lo absurdo del clientelismo está a la vista, pero el árbitro no
sirve y la fiscalización es insuficiente y las multas son un aliciente para
futuros actos ilegales por lo baratas que les representa a los partidos. Por ejemplo, de acuerdo a El País, “Un partido como el PRI, que tiene una gran
presencia nacional, pretende contratar 21.000 abogados para defender sus votos
en las 157.000 casillas que serán instaladas para la jornada electoral del 1 de
julio “, ¿De dónde ese dinero si no es del ilegal que llega a las campañas?
En otras palabras, por
un lado, está lo que se reporta y por el otro el gasto real. Invertir en
candidatos y campañas puede ser un mecanismo de inversión para generar
intereses perversos a futuro. Entonces regresamos al escalofriante dato: por
cada peso legal hay 15 ilegales en las campañas políticas. Por ende tenemos un
serio problema.
Solucionar el problema debería pasar por obligar a los
partidos políticos hacer política de otra manera. Lo cual se antoja
prácticamente imposible. Sin embargo,
después de leer el informe, queda claro que una solución factible y transversal
es: hacer el voto obligatorio. Eso desarmaría de manera inmediata el
clientelismo que tanto cuesta. Claro que hay detalles sobre cómo hacer efectivo
dicha política, pero sin duda es el camino.
El desencanto en la democracia no es ajeno a lo que vemos
hacer a todos los partidos en todos los procesos electorales. Hay medidas que
son viables para gastar menos en el sufragio, blindarlo más y alejar el dinero
ilegal de las campañas. Lo que estamos gastando está mal y tenemos que reformar
nuestro sistema de partidos y democracia electoral.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.