miércoles, 1 de abril de 2020

La matemática de la pandemia.


Enrique Quintana.

Seguramente usted ha escuchado el término 'viralizar' alguna vez cuando algún mensaje en redes sociales crece extraordinariamente.

Bueno, pues ahora, con la pandemia del Covid-19 ya sabemos lo que eso significa: crecimiento exponencial.

Estamos más acostumbrados a observar el crecimiento aritmético. Así que, cuando hay fenómenos que producen crecimiento geométrico o exponencial, éste resulta a veces poco comprensible.

Un crecimiento aritmético ocurre cuando se trata de una cifra constante. Por ejemplo, si usted adiciona 10 unidades cada vez obtendrá una serie en la que la secuencia es 10, 20, 30, 40, etcétera.

Pero si el crecimiento es exponencial, entonces lo que es constante es el múltiplo en el que crece la serie y no la diferencia.

En ese mismo ejemplo, si 10 crece a un exponente de 2, la serie sería entonces 10, 100, 1,000, 10,000, etcétera.

Eso es precisamente la 'viralización'. Y se usa como equivalente del crecimiento exponencial por el tipo de contagio que se presenta en las epidemias o pandemias que, por cierto, no siempre son virales, pueden ser también bacterianas.

Por ejemplo, en el caso del Covid-19, usted seguramente ha escuchado que la tasa de contagio es de 2.5, lo que quiere decir que un portador del virus, en promedio, contagiará de dos a tres personas.

Y cada una de las personas infectadas contagiará a dos o tres más, y así sucesivamente.

Por eso, el crecimiento es exponencial.

A nivel mundial, entre la fecha del primer enfermo reportado y las cifras por la tarde del día de ayer, cuando se llegó casi a 860 mil casos, han transcurrido 81 días. Esto implica una tasa de crecimiento diaria de 16.9 por ciento.

En México, la tasa desde el 27 de febrero, cuando fue notificado el primer contagio, hasta el día de ayer, con mil 215 casos confirmados, la tasa es de 22.9 por ciento.

Si estas tasas se mantuvieran –subrayo este supuesto–, tendríamos alrededor de 92 millones de casos en el mundo al finalizar el mes de abril y 590 mil casos en México.

Desde luego que ese es el escenario inercial, el que ocurriría si el crecimiento exponencial no logra amortiguarse.

Hay quien no entiende que estamos en una guerra contra el virus. Pero guerra, literalmente. No es metáfora.

El virus, por su genética, busca reproducirse. Y solo puede hacerlo parasitando las células del huésped. No lo puede hacer por sí mismo. Nosotros somos su huésped. En su naturaleza está el buscar infectar a más y más células, y eso solo puede hacerse a través del contagio.

El distanciamiento social es la estrategia que tenemos al alcance en esta guerra –por lo pronto– para que el virus sea derrotado, sea porque desarrollemos inmunidad al sanar o bien porque el huésped falleció.

Los números que le presento arriba, y que son terroríficos, son los que se presentarían si no logramos cambiar la tendencia.

Afortunadamente parece, solo parece, que el pico de casos nuevos ocurrió hace pocos días. Fue el 28 de marzo, cuando llegamos a 66 mil 761 nuevos casos, el día de mayor número. El 30 de marzo la cifra bajó a 61 mil 348.

Pero el indicador no es suficientemente robusto. Podríamos tener un repunte si otros países u otras ciudades en los países afectados, repuntan próximamente.

Más nos vale imaginar que si no logramos evitar que el virus siga saltando de una persona a otra, como ha sucedido hasta ahora, tendremos ese escenario impactante que las tendencias reflejan y que nos llevarían a casi 600 mil casos en México apenas en el lapso del mes que hoy comienza.

Decidamos.

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