Sanjuana Martínez.
Resulta verdaderamente divertido ser
testigos del pleito interno y externo del Partido Acción Nacional (PAN), un
partido convertido en una mala y fea copia del PRI. Manuel Gómez Morín, estará
revolcándose en su tumba al ver en el mejunje que se ha convertido el partido
que fundó.
Las crisis
son buenas para hacer cribas. La crisis
que ha detonado en el Congreso de la Unión el nombramiento del detestable
#FiscalCarnal ha descubierto otra cloaca: la del PAN.
¿Qué tan mal estará internamente el
partido fundado por Gómez Morín que han decidido convertirse en tapadera del
PRI para cubrir las espaldas a Felipe Calderón y a Enrique Peña Nieto y de pasó
allanar el camino a la candidatura presidencial de la señora Margarita Zavala
de Calderón?
El nombramiento del insuperable e
inolvidable, Ernesto Cordero, para legitimar como fiscal encubridor y protector
de corruptos a Raúl Cervantes, es nada más y nada menos que el fin del PAN como
partido de derecha independiente.
A partir de
ahora, tenemos que llamar al PAN por su
nombre, un partido satélite del PRI, al igual que el PVEM, el PRD y el PT. Así
de claro, todos son paleros del partido en el poder a cambio de dinero,
beneficios varios, prebendas, negocios y corruptelas.
Y para
muestra basta un botón: solo hay que ver
las maniobras que los calderonistas que están a favor de la candidatura de la
señora Zavala de Calderón, hicieron por encima de la voluntad de la mayoría
panista.
En el banquillo de los traidores no
solamente está el risueño Cordero a quien le bastan 6 mil pesos para vivir
estupendamente. Hay
que añadir al honorable señor Roberto
Gil Shwartz, al porro Javier Lozano, Salvador Vega Casillas y Jorge Luis
Lavalle. Todos beneficiados por el sangriento sexenio del Calderonato.
Pero si hay que señalar a los
traidores, como lo
hizo estupendamente Santiago Torreblanca que se plantó atrás del
colaboracionista del PRI, el señor Cordero, hay que empezar por Felipe Calderón y Margarita Zavala, ambos ya andan
negociando en lo oscurito con Peña Nieto, para no solamente blindar su
impunidad ante sus casos del pasado, sino para allanar su camino a una
candidatura presidencial y extender el infame Calderonato que nos dejó en la ruina económica y social
con más de 100 mil muertos, 20 mil desaparecidos y un millón y medio de
mexicanos desplazados por su guerra inútil.
Insisto: los
panistas tienen que enumerar correctamente y en orden a los traidores. Y
también los mexicanos. Ante todo, tenemos
al traidor mayor, el señor Enrique Peña Nieto que se quiere ir de rositas a
pesar de que él y su gabinete están involucrados en un sin fin de supuestos
casos de corrupción, malversación, tráfico de influencias, blanqueo de
capitales y quien sabe cuántas cosas más.
Cordero no
es el único Iscariote, los verdaderos Judas están a la vista de todos, ¿qué
esperan para aplicarles las normas internas del PAN y expulsarlos del partido
que Gómez Morín soñó que sería un movimiento de reconstrucción de la nación?
Todos ellos son traidores conocidos
con anterioridad. Primero se traicionaron a sí mismos, luego traicionaron al
PAN y después traicionaron a México. Estos traidores no coinciden con la ideología de un partido
fundado para representar los más altos valores éticos del ser humano.
Gómez Morín
lo dijo en 1939 al fundar el PAN, un partido que hiciera valer la convivencia
del “hombre integral” con dos postulados fundamentales: la moral y el derecho
como fuente de la acción política.
Aquella
manta colocada detrás de los fundadores del PAN decía: “Acción Nacional: una
organización de todos aquellos que, sin prejuicios, resentimientos ni apetitos
personales quieren hacer valer en la vida pública su convicción en una causa
clara, definida, coincidente con la naturaleza real de la nación y conforme con
la dignidad de la persona humana”.
Les pregunto
a los panistas, sobretodo a los panistas decentes, muchos de ellos los conozco
hace años, gente de bien, empeñada en cambiar este país que se nos cae a
pedazos, ¿si el lema de Acción Nacional está representado por estos traidores?
Ciertamente
no. Hoy más que nunca ha quedado de
manifiesto que el PAN necesita refundarse, necesita urgentemente una limpia,
una criba. Su crisis sin precedentes puede lo ha colocado al borde del
precipicio. Su hundimiento es inexorable si no cambian.
El PAN ha sido secuestrado por una
camarilla de pillos instalados en distintas tribus, capaces de aniquilarse unos
a otros. Este grupo de dique panistas (porque muchos se parecen más a los priistas)
los mueve la ambición desmedida, la soberbia y la avaricia. Han probado las
mieles del poder cubriéndose de riqueza sospechosa. Y quieren seguir
controlando los hilos del blanquiazul. Están decididos a mancillar el nombre de Gómez Morín, de
Manuel Clouthier, Efráin González Luna, Luis H. Álvarez, Rogelio Sada Zambrano,
Carlos Castillo Peraza, José Ángel Conchello Dávila, Juan Gutiérrez Lascuráin,
Ignacio Limón Maurer, José González Torres, Efraín González Morfín y tantos,
tantos otros.
Lo dijo el entrañable
y aguerrido Manuel Clouthier, el hombre que llevó por primera vez al PAN más
cerca de la presidencia, el hombre que inventó la resistencia civil pacífica
para mover a México en base a los grandes ideales del ser humano: “Lo importante no es cambiar de amo, sino
dejar de ser perro”.
Lamentablemente con Ernesto Cordero y
sus amos Felipe Calderón y Margarita Zavala, el PAN se ha transformado en un
perro del PRI.
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