Georgina Morett.
Este lunes se reúne la Comisión
Permanente del PAN y es muy probable que concluya con una condena a los cinco
senadores panistas que, en la práctica, se pusieron a favor del PRI.
Será una jornada muy difícil para
todos, especialmente para dos de los 27 integrantes de la Comisión: Margarita
Zavala y Rafael Moreno Valle, en caso de que acudan, pues estarán en la picota
dos de sus más cercanos operadores políticos, los senadores Ernesto Cordero y
Javier Lozano, respectivamente.
Desde ahora, se puede intuir que la
senadora Marcela Torres Peimbert jugará un papel fundamental no sólo hoy en la
reunión de la Comisión, sino en los días siguientes, pues está dispuesta a
sostener el tema de violencia política contra las mujeres por el veto del PRI a
sus compañeras Laura Rojas y Adriana Dávila, aunque Emilio Gamboa se haya
vacunado cediendo la presidencia de la Jucupo a la mexiquense Ana Lilia
Herrera.
También se puede adelantar, doble contra sencillo,
que el conflicto terminará con la expulsión de los senadores Ernesto Cordero,
Javier Lozano y Roberto Gil, entre otras razones, porque son lo que Mao
Tse-Tung llamaba tigres de papel, que parecen temibles, pero van con el viento
y se deshacen con la tormenta.
Ellos esperan el proceso de expulsión
y han señalado que lo enfrentarán con dignidad y que acudirán al Tribunal
Electoral si es necesario.
Es cierto que si los expulsa, el PAN
pagaría un alto costo en términos mediáticos. Si no los expulsan, tendremos que
observar cómo votan en el pase automático del procurador a fiscal general, que
es una de las discusiones en el centro de este debate.
Ayer dieron a conocer un comunicado
en el que expresan que votarán en contra, pero finalmente pueden argumentar que
su partido los orilló al iniciar un proceso para expulsarlos.
Como comenté
en una entrega anterior, Cordero, Gil y
Lozano carecen de base social o estructura. Todo se lo deben a Felipe Calderón,
quien en este episodio se ha revelado como el verdadero artífice de la
negociación con el gobierno. Tres de los cinco disidentes fueron sus
secretarios de Estado y uno más su secretario particular.
Tienen el
número suficiente para solicitar la integración de un nuevo grupo
parlamentario, pero como la ley lo impide, podrían
seguir el ejemplo del senador Miguel Barbosa, que se llevó una parte del PRD al
PT y ahora se hacen llamar PT-Morena. Al fin que ya tienen nombre: PRI-AN.
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