Desde muy
temprano, a la sede nacional del Partido Revolucionario Institucional -ubicada
en Insurgentes Norte- llegaron miles de simpatizantes, transportados en decenas
de autobuses o microbuses que fueron estacionados en las calles paralelas o
cercanas.
En el
templete se instaló la Comisión Nacional de Procesos Internos sólo para hacer
entrega de la constancia al precandidato único del PRI a la Presidencia en
2018. Pasaron un par de minutos para que JAMK tomara el micrófono, como único
orador del acto, luego de que, durante más de dos horas, los animadores
amenizaron con porras mientras Meade se encontraba con todo aquel que quería
una foto o un saludo.
Tras
agradecer a su esposa y a sus tres hijos, con quienes llegó manejando su propio
auto a la sede priista, además de recordar a sus padres -uno presente y su
madre al parecer enferma-, Meade soltó: “Vengo con humildad a pedir su apoyo”.
Y comenzaron
las frases prometedoras: “Que cada familia viva con felicidad y justicia… las
familias sentirán en sus bolsillos el crecimiento de México… hoy y siempre
quiero ser el candidato de las mujeres”.
Dos veces
habló de convertir a México en una “potencia mundial”, aunque no dijo cómo:
“Llevaremos a México al lugar de potencia mundial que le corresponde. ¡Vamos a
ganar!” (…) “Vamos a hacer de México una potencia que permita que todos vivamos
mejor”.
Una vez refirió ampliamente el
trabajo del presidente Enrique Peña Nieto: “Hoy México tiene un mejor presente
y futuro, gracias a un liderazgo claro, reformas que habían esperado por
décadas, se concretaron… este impulso
reformista fue posible gracias al talento, la sensibilidad de un gran mexicano,
de un arquitecto del cambio que logró que hoy tengamos 3 millones 300 mil
nuevos empleos, con seguridad social para nuestras familias, que nuestros hijos
tengan un futuro, con educación, salud y bienestar. El cambio se dio bajo la
conducción de un mexicano con temple, valentía y gran amor a México, el
presidente Enrique Peña Nieto”.
“¡Peña-Peña!”, coreó Meade y la
multitud hizo lo propio.
Un par de
veces habló de posibles cambios, pero en ambas ocasiones lo matizó: pidió
“identificar lo que debemos cambiar” y que “acabemos de una vez por todas con
la idea de que este país se tiene que reinventar cada 6 años. No hay que
demolerlo todo. no hay que cambiarlo todo. Apostemos por la experiencia y no
por la ocurrencia. Por el conocimiento y no por el enfrentamiento. Por la preparación
y no por la improvisación. En los programas y no en los caprichos. Creemos en
el hambre de servicio, no en el hambre de poder”.
Una vez mencionó la promesa de que
“México será un país justo”. Y también sólo una ocasión habló de la corrupción:
“Habrá un combate frontal y definitivo a la corrupción, ni un solo peso al
margen de la ley, ningún privilegio más que el de ser mexicano “.
También dijo
que “tenemos que anteponer la paz al conflicto y consolidar una cultura de
respeto a la ley. El que siembra odio, cosecha soledad”.
“Hoy vengo a
pedirles su apoyo: ¿cuento con ustedes?”, preguntó.
-Síiiii-, se
escuchó gritar a la multitud.
“Juntos,
vamos a ganar las elecciones de 2018”.
“Me inscribo
como prencandidato porque tengo la experiencia, los resultados y el
conocimiento para ser un buen candidato y un buen presidente de México”,
sostuvo.
E hizo el
siguiente cierre: “Vamos a alcanzar juntos los anhelos de la sociedad mexicana.
Vamos a cerrar la distancia entre el México que somos y el que queremos ser. Ha
llegado el momento de ir juntos por un mejor futuro. Continuaremos
transformando a México, seguiremos el ejemplo de nuestros padres, honraremos el
compromiso de nuestra generación y cumpliremos las promesas que hicimos a
nuestros hijos. Les propongo caminar unidos, sumando juntos hasta ganar. Que
viva el PRI, que viva México”.
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