Salvador
Camarena
El Sistema
de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México está a punto de sufrir una
transformación mayúscula en su sistema de pagos. Y las definiciones sobre cómo
será tal revolución se tomarán en un periodo de menos de tres semanas que, por
si fuera poco, ocurren en pleno proceso de transición entre un gobierno
renqueante y la próxima administración de Claudia Sheinbaum. ¿Juay la prisa?
¿Juay ahora?
El 24 de julio pasado la Gaceta
Oficial de la Ciudad de México publicó el anuncio de la Licitación Pública
Nacional 30102015-002-18 para la “Contratación del Servicio de Modernización
del Sistema de los Torniquetes y Generalizar el uso de Tarjeta Recargable de la
Red del STC al pago de tarifas”.
Si dejamos de lado el tema de que se
lanza este megaproyecto cuando a la administración ex mancerista le restan poco
más de cuatro meses, de este contrato llaman la atención los plazos entre que
se dio a conocer la licitación (hace una semana), el plazo que se fijó entre la
fecha límite para adquirir las bases de la misma (26/07/18) y la junta de
aclaraciones (27/07/18): un día. Y finalmente, la fecha del fallo prevista es
el próximo martes 7 de agosto. Es decir, en menos de 20 días se concursa una
reingeniería total del sistema de pagos del Metro que mueve a cinco millones de
pasajeros al día, transformación que deberá estar concluida, según las bases de
la licitación, el 31 de diciembre de este año.
De lo que se
trata, según las bases de esta licitación,
es de cambiar el Sistema Central de Peaje del STC, que es definido en ese
documento como “la parte neurálgica del acceso de los usuarios y se integra por
varios subsistemas y módulos, mismos que permiten manejar todos los aspectos
necesarios para su funcionamiento, desde los aspectos financieros, de
movilidad, tecnológicos, seguridad y atención al usuario”.
En otras palabras, se trata de
modernizar un sistema que vivió, según el mismo documento, su más reciente
actualización en 2006. Por tal motivo, es calificado por las autoridades del
Metro como “obsoleto y tecnológicamente insuficiente”; sistema que además opera un
proveedor de manera cerrada, con fallas que alcanzan 3.0 por ciento de las
operaciones y con desperfectos que en ocasiones se tienen que resolver desde
Francia, país sede del actual proveedor.
En el anexo
A de las bases se subraya que el actual Sistema Central de Peaje “se encuentra soportado por una
infraestructura tecnológica propensa a fallas constantes y con el riesgo
general de un fallo masivo, el cual podría ocasionar una pérdida catastrófica
de información y la interrupción de la cobranza en las 195 estaciones de la
red, afectando directamente a los usuarios, al colapsarse el servicio del
transporte”. Impresionante.
Con esa pesadilla en mente, el
ganador de la licitación se encargaría de transformar el equipo actualmente
instalado, adecuar “el centro de datos principal (consiste en la instalación de
aire acondicionado de precisión y sistema de supresión de incendios
únicamente”), instalar mil 200 nuevos validadores (donde pasa uno la tarjeta),
proveer equipos para los 329 puntos de venta (taquillas) y para los centros de
atención al usuario. Todo lo anterior con el respectivo software, licencias y
capacitación del personal.
Hasta 2016,
la mitad de los viajes eran pagados con tarjeta electrónica. Con esta
transformación se buscaría que incluso se agreguen otros medios de pago como el
código QR y celulares.
Las
especificaciones técnicas del proyecto son de tal minuciosidad que suscitaron
más de 400 preguntas por parte de los licitantes, por ello, la fecha de
aclaración de dudas originalmente prevista para el 27 de julio se pasó al día
de ayer.
Al revisar los requerimientos de la
licitación, una fuente familiarizada con sistemas de pago electrónicos comentó
que dados los plazos tan apretados para completar el proyecto, cinco meses,
“casi casi tendrías que saber que vas a ganar esta licitación para tener listos
los mil 200 validadores en tan corto periodo”.
¿Por qué los
del actual gobierno (es un decir) capitalino creerán que justo ahora es el
mejor momento de lanzar esta transformación? ¿Está pactada con los que pronto
llegarán? Cosas que pasan en las transiciones.
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