lunes, 30 de julio de 2018

Guerra de corrientes… en el PAN.


Georgina Morett.

Todo nos hace pensar que las alianzas los hicieron parecerse, ya que el PAN enfrentará la renovación de su dirigencia en una guerra de corrientes que puede significar la ruptura, sobre todo si el grupo calderonista se da cuenta de que ya no tiene cabida y decide hacer su propio partido político.

Los tiempos se acomodan perfectamente, en octubre el PAN renovará su dirigencia, pero también pueden empezar a hacer un nuevo partido político.

Porque a pesar de los malos resultados electorales, los anayistas ya tienen su juego completo para quedarse con la estructura panista. El coordinador de los diputados, Marko Cortés, en la presidencia del partido; Jorge Romero, en la coordinación de los diputados; y Damián Zepeda, actual dirigente del PAN y uno de los más cuestionados, en la coordinación del Senado.

Y si intentan imponerse existen grandes posibilidades de ruptura de alguna de las corrientes, pero también de una guerra campal que pueda dejar al partido albiazul en una peor situación de la que enfrenta actualmente.

Es por ello que los cercanos a Ricardo Anaya deberán ser muy cuidadosos respecto al nombramiento de los coordinadores en las dos cámaras que le toca definir al presidente del partido para iniciar la legislatura en septiembre próximo, ya que si se quedan con todas las posiciones eso será considerado un agandalle que pueden pagar muy caro en el proceso de selección de la dirigencia.

Los anayistas cuentan con la estructura del partido; de hecho, cambiaron a los comités directivos estatales, lo que les permitirá en una elección abierta tener fuertes posibilidades de triunfo. Pero hay que recordar que en el proceso de selección de candidatos tuvieron grandes problemas, por lo que esta estructura puede no jugar con ellos.

Otra corriente que sigue teniendo fuerza en el partido es la de Gustavo Madero, quien impulsa la candidatura del senador Jorge Luis Preciado. Ellos se pueden convertir en la bisagra que dé el triunfo al ganador, en el caso de que una vez más la elección concluya entre sólo dos aspirantes.

El candidato fuerte de los calderonistas, pero que todavía no decide si va a participar, es Roberto Gil, quien ya una vez intentó llegar a la presidencia y finalmente declinó a favor de Gustavo Madero. Muchos aseguran que si no se decide, esta corriente podría dejar de participar en la batalla, pero todavía tienen otra carta, que por cierto ya alzó la mano, el senador Francisco Búrquez.

Otro que busca la dirigencia de su partido es Ernesto Ruffo, quien sin duda es un ícono de Acción Nacional, ya que fue el primer gobernador de oposición en el país al ganar la elección de Baja California, en 1989, y está enfrentado con los calderonistas.

Pero a quién le ven grandes posibilidades de triunfo en una elección abierta a los militantes es al exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, que se puede convertir en el gran contrincante para los anayistas si decide aspirar a la presidencia.

Muchos advierten y que si él gana la elección, su cercanía con la maestra Elba Esther Gordillo pondría al Partido Acción Nacional como un satélite más de Morena, cuando muchos de los militantes albiazules aseguran que en este sexenio deben ser una fuerte oposición y si es necesario regresar a las épocas de la resistencia.

Así el PAN. A punto de cumplir sus 79 años, enfrenta una de sus peores crisis que, si no la resuelve con inteligencia, podría darles un futuro como el de sus aliados en la contienda presidencial, al que casi terminan de liquidar sus tribus: el PRD.

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