lunes, 30 de julio de 2018

¿Desaparecer al Senado?


Sanjuana Martínez.

Ahora que inicia el debate sobre el necesario y urgente ahorro para rescatar a México, de la crisis institucional donde se encuentra a consecuencia de los malos gobiernos y sus excesos, creo que llegó la hora de cuestionar la posibilidad de reformas a Cámara de Senadores, adelgazarlo o simplemente desaparecerlo.

Existe un gran elefante blanco llamado Senado de la República. Seguramente todos lo conocen. Está ubicado en Paseo de la Reforma número 135, esquina Insurgentes, en la Delegación Cuauhtémoc. Su dispendio, derroche y despilfarro son de antología.

Empecemos a analizar los números:

El año pasado el Congreso de la Unión recibió 667 millones de pesos para 628 legisladores federales: 500 diputados y 128 senadores. Además de su sueldo de 164 mil 480 pesos, cada senador cobró 117 mil 400 pesos de dieta, más 104 mil 355 pesos de aguinaldo, 200 mil pesos por algo que llaman “asistencia legislativa y atención ciudadana” y 281 mil 760 pesos de seguro de “separación individual”. En total 703 mil 515 pesos. El total de la erogación fue de 90 millones 49 mil 920 pesos.

El presupuesto del Senado para este año es de 4 mil 905 millones de pesos. Pero eso no fue suficiente, los diputados y senadores solicitaron 15 mil 374 millones de pesos, es decir, este año, ambas cámaras tuvieron 927 millones de pesos más.

Cada senador ganará este año, 2 millones 796 mil 810 pesos brutos. Y debido al esquema de “austeridad”, sí, leyó usted bien, “austeridad”, el sueldo del presidente del Senado subió más de 112 mil pesos al año y el de cada senador más de 89 mil. Los aumentos, representaron un total de 11.5 millones de pesos. En total, solo en sueldos, de los senadores y diputados, incluido el presidente, nos están costando 729 millones 760 mil pesos durante el presente año.

Pero los senadores tienen otras necesidades:

Por ejemplo, se han gastado 27 millones de pesos solo en “snacks”. En tres años, nuestros representantes en la Cámara Alta se reunieron 12 mil 100 veces y por tanto, justificaron 82 millones en café, galletas, bocadillos, algunas legumbres y frutas varias. ¿Qué tal?

Comparado con nuestras vidas, la vida de los senadores es francamente ostentosa. Nada más en cada sesión de pleno, los senadores gastan en botanas y café, 50 mil pesos. Esto quiere decir, que de las 224 sesiones del pleno en tres años, se gastaron 11 millones 200 mil pesos.

Lo anterior es solo calderilla, lo más importante de los onerosos gastos del Senado, estriba en el actual sistema:

Cada grupo parlamentario recibió este año, el equivalente al 22.5 por ciento del presupuesto total, es decir, 1105 millones de pesos que fueron entregados a los coordinadores parlamentarios de cada partido. Y son ellos, los Santa Clauses que asignan “discrecionalmente” a cada senador sus partidas.

¿Y qué hace cada senador con su partida? Básicamente gastársela en tres rubros: asistencia legislativa, gestión parlamentaria y atención ciudadana. Y ahí pues también entra el criterio “discrecional”. Por ejemplo, los 128 senadores gastan más de un millón de pesos en peluquería. Esto equivale a 25 mil 791 cortes de cabello en peluquerías o a 611 servicios en estéticas de “altos ingresos”.

Los senadores tienen sus peluqueros muy bien pagados. Por ejemplo, María de la Luz recibe un pago de 25 mil 552 pesos mensuales y el peluquero Gustavo, obtiene 24 mil 679 pesos al mes. Por su parte, las peluqueras Alejandra y Jacqueline, reciben 22 mil 814 pesos mensuales. Y finalmente Esther, gana 11 mil 600 pesos mensuales. El egreso mensual por servicio de peluquería para los senadores es de 107 mil 461 pesos.

Los senadores además, se autorizaron este año una partida de 659 millones 493 mil 267 pesos en concepto de “estímulos a servidores públicos”, como horas extra, algo que llaman “días económicos”, los famosos “bonos de productividad” y claro, los “premios de puntualidad”. Todo esto, en beneficio de 7000 empleados.

Menos mal que en 2016 aprobaron los lineamientos de “racionalidad y austeridad”. Gracias a eso, el derroche de los senadores es “limitado”, según ellos.  Por ejemplo, tienen un seguro de gastos médicos mayores por un monto de 165 millones 764 mil 745 pesos, con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2018.

Y como ellos están muy preocupados por la contingencia ambiental, en lugar de bicicletas, los senadores se despacharon con 80 coches eléctricos por un monto de 29 millones de pesos, destinados a los presidentes de las 56 comisiones ordinarias y líderes de las bancadas.

Y si de escándalos de antología se trata, ahí tenemos el protagonizado por el coordinador del PAN en el Senado, Ernesto Cordero, el mismo que decía que se podía vivir perfectamente con 6 mil pesos en México. Pues bien, el senador amigo de Felipe Calderón, utilizó los recursos públicos para comprar joyas, botellas de ron, bolsos de la marca Lous Vuitton y por si fuera poco, también shampoo para evitar la caída de su cabello, e incluso unos cuántos chicles. Y como le gusta quedar bien, pues compró una orquídea por mil 800 pesos. En su lista del despilfarro había: cigarros, tintorería, dulces, chocolates, boletos de avión, teléfono celular, lentes de contacto, obsequios varios y hasta una camiseta deportiva de los Xolos de Tijuana.

Y eso no es todo, los partidos tienen cancha libre para comprar lo que quieran, por ejemplo, el PAN facturó a su nombre, 7 mil 228 pesos en artículos de higiene personal: pasta de dientes, shampoos, toallas, cepillos, etcétera.

Por si estos obscenos derroches no fueran suficientes, los senadores se autorizaron 643 millones 14 mil pesos de septiembre de 2017 a febrero del presente año en “servicios personales” y “servicios generales”. ¿Qué quiere decir estos rubros? Pues son las cantidades que se gastaron en “comunicación e imagen, viáticos, autos y asesores”. El PRI fue el que más gasto en ese periodo con 283 millones 618 mil pesos. En vista de los resultados electorales, fueron millones tirados a la basura.

No es la única cantidad ostentosa, el año pasado por ejemplo, gastaron 1, 500 millones de pesos en el pago de asesores contratados bajo sus propios criterios o los llamados “criterios extra-legislativos”. Son 458 funcionarios de alto nivel, 593 trabajadores sindicalizados, 87 de confianza y 271 profesionales del Servicio Civil de Carrera. Por este personal permanente, el senado pagó 435 millones de pesos el año pasado, pero por el “personal de carácter transitorio”, los senadores colocaron a sus “amigos y familiares” con sueldos mensuales de más de 100 mil pesos.

Hay auténticos excesos, como el del senador Ernesto Cordero quien contrato 41 asesores para la mesa directiva del PAN en 2013, “asesores” como el cuñado de Felipe Calderon, Juan Ignacio Zavala, hermano de Margarita, quien percibía 76 mil pesos mensuales.

Y así podríamos seguir, detallando el excesivo, inmoral y vergonzoso presupuesto del Senado de la República de un país con 70 millones de pobres. Un Senado compuesto 96 elegidos de manera directa y por 32 “pluris”. Son 4 por estado, dos de mayoría y uno de primera minoría.

¿Podrían desaparecer los senadores plurinominales? Ojalá. En la siguiente legislatura Morena tendrá 13, el PAN y el PRI, 6, el PRD, Movimiento Ciudadano y el PVEM 2 y uno el PT.

Ya va siendo hora, analizar la posibilidad de desaparecer a los senadores plurinominales, puestos “regalo” que se otorgan a amigos y compadres. Incluso va siendo hora analizar si cabe la posibilidad de desaparecer la Cámara Alta. No sería la primera vez.

 La Constitución de 1857 suprimió al Senado, estipulado en el artículo 51 para que el poder legislativo fuese unicamaral, hasta que el Senado fue restaurado en 1875 para “equilibrar el sistema federalista” con dos senadores por estado. Un equilibrio que está plenamente plasmado en el Congreso de los Diputados. Todo fue cambiando y se llegó a los 4 senadores de ahora, no sé bajo qué argumento y se pasó de 4 a 6 años el periodo de encargo.

El próximo gobierno está comprometido con reducir los gastos del Senado, pero no es suficiente. El senador electo de Morena, Martí Batres propone un plan de austeridad equivalente al 40 por ciento, es decir, bajar a dos mil millones anuales, ese presupuesto de más de 4 mil millones. No parece suficiente.

Tampoco es suficiente reducir el sueldo de los senadores a 90 mil pesos. Sigue siendo un exceso. Faltan más recortes, límites, frenos. No puede ser que el Senado continúe en parte como está hoy. Es un insulto para los mexicanos.

El Senado no puede seguir siendo el Gran Elefante Blanco que pagamos todos. Urgen medidas rigurosas.

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