Como un
péndulo, el debate de la reducción del
financiamiento público a los partidos políticos regresa al ojo de la opinión
pública, pero esta vez al parecer lleva más fuerza y politólogos se muestran
optimistas en que el planteamiento, que ya está en el Congreso de la Unión,
esta vez sí se materialice.
En días
pasados, el Presidente electo Andrés
Manuel López Obrador adelantó que el partido Movimiento de Regeneración
Nacional (Morena) renunciaría a la mitad de las prerrogativas que le
corresponderán en 2019, y que buscarían que la reducción se presentará también
a los demás partidos.
El dinero
que se destina anualmente a los partidos políticos –para sus actividades
ordinarias– se determina con base al artículo 41 de la Constitución. Según ese
artículo, el monto que se entrega cada año se calcula tomando como base el
número total de ciudadanos inscritos en el padrón electoral y multiplicándolo
por lo correspondiente al 65 por ciento del valor diario de la Unidad de Medida
y Actualización (UMA) en vigor.
Del resultado de la multiplicación,
el 30 por ciento se distribuye en partes iguales entre los partidos políticos y
el 70 por ciento restante se entrega, pero con base al porcentaje de votos que
obtuvo cada partido en la elección de diputados inmediata anterior.
La bolsa para financiar los partidos
políticos en 2019 se estima en 4 mil 722 millones 072 mil 061.2 pesos. Si se
toma en cuenta que el padrón electoral que hoy tiene el INE es de 90 millones
133 mil 080 afiliados y se multriplica por el 65 por ciento del valor de la UMA
(que actualmene es de 80.60 pesos), sería de 52.39 pesos por empadronado.
De dicha
cantidad, y según la fórmula constitucional, 1 mil 416 millones 621 mil 618
pesos se dividirán en siete partidos que conservarán su registro [202 millones
374 mil 516 pesos a cada uno ] y 3 mil 305 millones 450 mil 442.7, que corresponde
al 70 por ciento que se destinará a los partidos según la votación de diputados
federales.
Para bajar el financiamiento y que
quede establecido para todos los partidos políticos se requiere una reforma
constitucional y para ello Morena ya concretó el primer paso.
El miércoles
pasado, la Diputada federal Alicia
Barrientos Pantoja presentó ante el Congreso de la Unión la iniciativa de
proyecto de decreto que modificaría el Artículo 41 de la Constitución para
disminuir a la mitad el dinero público que se destina a las actividades de los
partidos políticos en sus actividades ordinarias.
La
congresista Barrientos Pantoja explicó
que de aplicarse la reforma constitucional se generaría un ahorro de 2 mil 356
millones 992 mil 72 pesos.
“Se trata, dijo, de desmontar un
sistema de financiamiento de los partidos que propicia los llamados ‘partidos
cártel’ y tiene como consecuencia que el financiamiento de las campañas se haya
vuelto perverso, generando adicción al dinero, un deterioro en la calidad de
los cuadros políticos y que ha propiciado las oportunidades de negocio a partir
de la política y, con ello, el enriquecimiento personal partir del erario
público”, expresó al
presentar la iniciativa.
Los razonamientos de la propuesta
aplicarían tanto a nivel nacional como en las 32 entidades federativas.
La
consultoría Integralia presentó –inmediatamente después de las elecciones– un
reporte en el que muestra un estimado del posible financiamiento que recibirían
los partidos en 2019. Con base a esa apreciación y con la reducción de 50 por
ciento –como lo plantea Morena– los institutos políticos quedarían de la siguiente
manera:
–Morena
obtendría cerca de 1 mil 557.2 millones de pesos y se quedaría con 778.6
millones de pesos.
–El PAN
recibiría alrededor de 850.9 millones de pesos y se quedaría con 425.45
millones pesos.
–El PRI
recibiría 800.8 millones de pesos y se quedaría con 400.4 millones pesos.
–El PRD
recibiría 392.9 millones de pesos y se quedaría con 196.4 millones pesos.
–El Partido
Movimiento Ciudadano recibiría 361.1 millones de pesos y se quedaría con 180.55
millones pesos.
–El Partido
del Trabajo recibiría 343.1 millones de pesos y se quedaría con 171.55 millones
de pesos.
–El PVEM
recibiría 374.5 millones de pesos y se quedaría con 187.25 millones de pesos.
La iniciativa de Morena fue turnada a
la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, para su
estudio y dictamen.
Ayer, los
senadores electos, Gustavo Madero Muñoz, del PAN; Jorge Carlos Ramírez Marín,
del PRI, y Juan Zepeda, del PAN, se
pronunciaron en diferentes medios a favor de la rebajar el presupuesto a partidos,
pero condicionaron a una Reforma político-electoral que contemple un análisis
profundo de cómo se realizará y para establecer mecanismos de rendiciones de
cuentas.
URGE REFORMA
INTEGRAL.
La propuesta
fue aplaudida por múltiples actores políticos y algunos académicos.
Especialistas
consultados por SinEmbargo expresaron
que es un buen planteamiento, pero destacaron debe de ir emparejada de otras
medidas que disminuyan los riesgos que trae recibir menos recursos, como que se
incrementen los recursos privados o ilícitos que comprometan aún más la agenda
política de cada instituto político.
Hoy en día, México cuenta con un modelo mixto de
financiamiento a partidos políticos: con base a una formula se destina el
recurso público y también pueden recibir aportaciones privadas.
Gustavo
López Montiel, investigador y doctor en Ciencia Política por The New School for
Social Research, destaca que al acortar
el porcentaje de financiamiento a los partidos es importante pensar de dónde
sacarían los partidos políticos el resto del dinero para sostener los gastos
que ya tienen.
El experto recalca que se tiene que dejar en claro
cómo se legislará para que los partidos rindan cuentas de las fuentes de
financiamiento que van a tener a lo largo del año.
“Si una persona se gasta mil pesos y
de pronto le reducen el ingreso a la mitad, tendrá que buscar otras fuentes
para mantener su nivel de vida y los partidos van a seguir manteniendo su nivel
de vida. […] ¿Qué vamos a hacer para que los partidos consigan dinero de manera
limpia y no decadente?”, advierte.
El especialista considera que a Morena,
partido que lanza la propuesta, no le implica mayor riesgo porque tendrá un
financiamiento histórico y, si se compara con el dinero que recibía antes,
aunque se reduzca a la mitad, aun así es más de lo ha recibido anteriormente,
“sin embargo para otros partidos sí hay riesgo, sobre todo al PRI y al PAN.”
López Montiel comenta que es
imprescindible fortalecer las leyes de fiscalización a los partidos y sobre
lavado de dinero fundamentalmente.
Javier Martín
Reyes, abogado de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y profesor de la
división de estudios Jurídicos del Centro de Investigación y Docencia
Económicas (CIDE), expresa que la
propuesta de Morena es sensata, pero concuerda con el politólogo López Montiel,
en que debe de tratarse con mucha cautela.
Sostiene que la reducción de
presupuesto no debe de ser una medida aislada sino parte de una reforma
integral al modelo de financiamiento donde los partidos políticos sean más
trasparentes.
El también
maestro en Ciencia Política por la Universidad de Columbia expone que el recorte no debe de ser una medida aislada y que transitar
a un modelo que conlleve mayor financiamiento privado implica forzosamente una
discusión de otros ajustes, como el fortalecimiento de las facultades de
fiscalización de las autoridades electorales y hacendarías, y ordenamientos que
incentiven a los partidos políticos para que se sostengan de las pequeñas
aportaciones de militantes y simpatizantes.
Para Javier
Martín Reyes, los límites individuales que tienen los ciudadanos para portar dinero
a una campaña son montos muy grandes. “Una persona perfectamente puede entregar
uno o 2 millones de pesos a una campaña. Yo creo que ese no es un modelo que favorezca
la participación democrática, la igualdad política y económica”, ilustra.
“No
olvidemos que lo que nos iguala como ciudadanos es que todos los votos cuentan.
El voto nos iguala, y cuando hablamos de financiamiento a las campañas ahí si
no todos los ciudadanos valemos lo mismo, por la simple y sencilla razón de que
hay personas que tienen mayores ingresos. Por eso considero que es muy importante que tengamos una discusión seria, y que
nos permita transitar a un modelo donde lo que prive son las pequeñas
contribuciones de militantes y simpatizantes, las cuales tienen que ser
fiscalizadas de manera muy celosa por parte de las autoridades”, plantea.
Juan Luis
Hernández Avendaño, director del Departamento de Ciencias Sociales de la
Universidad Iberoamericana Puebla, no
considera que el recorte del 50 por ciento que propone Morena “sea tan simple”.
Para él, se
debería tomar en cuenta la propuesta del fallido aspirante independiente al
Senado Pedro Kumamoto, bautizada como #SinvotoNohayDinero, que planteaba que
los votos válidos sean los que definan cuánto dinero reciben los partidos y
donde el voto nulo fungiera un papel importe porque considera la presencia de
electores en las urnas y al mismo tiempo el mensaje que mandan los electores
que anulan el voto
“En términos generales me gusta mucho
la idea de que se reduzca el dinero de los partidos porque me parece que dada
las circunstancias del país y también dada la inoperancia de los partidos para
acercarse a las necesidades de los ciudadanos. A mí me parece que el dinero público
terminó por pervertir su funcionalidad en la democracia mexicana”, destaca.
POSIBILIDADES
REALES.
Los
politólogos consultados destacan que aunque es una propuesta vieja, varios de
ellos se muestran optimistas, mientras que otros la visualizan como algo
difícil de concretar.
El profesor
e investigador del Tecnológico de Monterrey Gustavo López señala que, al tratarse de una reforma constitucional, requiere el voto
de al menos tres terceras partes de Congreso (mayoría calificada) y Morena, por
sí misma, no cuenta con ese peso.
Además, considera que “ni el PRI ni
el PAN, por lo menos en sus condiciones actuales, estarían dispuestos a perder
no únicamente la mitad del financiamiento que les toca, pues representaría una
cuarta parte del que recibieron hasta este año”.
López
Montiel añade que los legisladores del
partido fundado por López Obrador tendrían que plantear una discusión que exhiba
a los partidos que no estén de acuerdo con el recorte y forzar a que voten a
favor. Pero aun así ve un panorama difícil.
El especialista explica que los
llamados “partidos cártel” buscan asegurar el control no solo del presupuesto
público, sino de la representación política. “Este tipo de partidos se
incrustan en la estructura de gobierno y obviamente nadie los quita de ahí y
ellos no se van a quitar de ahí, por eso no les importa que haya crítica porque
de cualquier manera la gente seguirá votando por partidos políticos”, dice.
En
contraste, los politólogos Javier Martín Reyes y José Luis Hernández Avendaño manifiestan que sí hay una posibilidad real
de que se concrete una reforma de financiamiento por la necesidad de
legitimidad política que requieren los partidos tras los resultados del 1 de
julio pasado.
Hernández
Avendaño plantea que tanto el PRI como
el PAN, si están interesados por recuperar una imagen perdida –si es que alguna
vez la tuvieron en términos de partido– también estarían interesados en sumarse
a esta iniciativa e ir recuperando legitimidad y autoridad moral.
Martín Reyes
sostiene que “reducir el financiamiento
es algo que suele tener eco en una buena parte de la ciudadanía. En la medida
de que es una propuesta que en principio es popular, yo creo que los partidos
de oposición van a tener incentivos, por lo menos, para entrar en la discusión
y, luego, en su momento, para aprobar una reforma de este tipo”.
Hernández
Avendaño apunta que en esta ocasión los
partidos podrían observar que de nada les sirve el dinero, si eso a su vez no
les implica reconocimiento y legitimidad. “Uno podría pensar que sienten
amenazados sus ingresos anuales, pero podrían valorar sus propias acciones y
sus propias capacidades para recuperarse”, refiere.
El especialista ejemplifica que en
las pasadas elecciones tanto el PRI como el PAN tenían más dinero que Morena,
ambos triplicaban o cuadruplicaban los recursos, pero no fueron capaces de
ganar elecciones.
“El PRI y el PAN deberían pensar que
el dinero hoy es lo de menos, lo que necesitan es recuperar autoridad política,
con una representación más honesta, más que tener o tratar de salvar dinero”, apunta.
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