Gustavo De
la Rosa.
La paz en
México fue un tema central durante los debates de la campaña presidencial y el
primer foro para escuchar a los que han convivido con la guerra se realizará
aquí en Ciudad Juárez, donde más de 10 mil 500 personas fueron asesinadas entre
2008 y 2013; normalmente quienes escribimos desde el campo de batalla tenemos
dificultades para conceptualizar sobre lo que nos está sucediendo, pero al
menos podemos hablar sobrenuestra experiencia y la reducción de la violencia.
Cuando
consideramos que la violencia se había reducido hasta un nivel que permitía
hablar del futuro, elaboramos y buscamos aplicar una política eficaz para
evitar que volviera la violencia a través de varias medidas preventivas; no nos
era difícil entender que la guerra de exterminio de adictos, sicarios e
inocentes sólo se había suspendido y debíamos ponernos de acuerdo la ciudadanía
y el Gobierno federal, estatal y municipal para evitar que volviera.
El programa
“Todos Somos Juárez” construyó mucha infraestructura específicamente para establecer
interruptores de la reproducción delictiva, porque era claro que la violencia y
delincuencia organizada giraba en torno a la pobreza y falta de oportunidades.
Pero no era una fórmula causal porque aunque en la pobreza es donde se genera
la delincuencia, no toda la pobreza la genera.
La pobreza
afecta a un sector social muy grande, pero solamente una parte muy pequeña de
ese sector opta por la delincuencia como proyecto de vida; es una decisión
individual la de aquellos que escogen ser criminales porque la mayoría de los
pobres buscan ganarse la vida mediante el trabajo y un mejor salario, a veces
en condiciones indignas. Ni todos los delincuentes son pobres, ni todos los
pobres son delincuentes.
La
prevención del delito es posible si se investigan las causas específicas,
medibles e identificables que producen a los delincuentes. En una ciudad como
Juárez, y después de lo que se sufrió, las autoridades debieron establecer como
prioridad evitar que la guerra volviera, pero no lo hicieron; una vez superado
la situación escandalosa de la ciudad a nivel mundial el Gobernador se olvidó
de que lo mejor de su Administración fue traernos algo de paz y mejor se dedicó
a pensar cómo iba vivir después de ser mandatario.
Por otro
lado, el Gobierno federal canceló todos los programas que había instalado Todos
Somos Juárez (porque eran panistas) y redistribuyó a conveniencia los recursos
para la campaña de rescate de zonas de extrema pobreza y de apoyo a jóvenes en
situación de riesgo. El municipio se dedicó a disfrutar del periodo de paz que
vino después de la guerra y no hubo quien estuviera listo para enfrentar el
resurgir del fenómeno criminal.
El año
pasado Ciudad Juárez volvió a estar en el top 30 de las ciudades más violentas
del país (hay datos que cuentan 100 homicidios en lo que va del mes de julio).
El círculo
de prevención que nos atrevimos a exponer consistía en: contención, ubicación
geográfica de los puntos generadores de delincuentes, censo de jóvenes con
secundaria suspendida, ubicación de familias con historial de violencia
doméstica y de las zonas en riña de los barrios, oferta de estudios secundarios
con maduración asistida a los jóvenes desertores, colectivización del arte,
deportes y socialización dirigida por expertos; oferta de trabajo y estudios de
preparatoria, trabajo comunitario para que las familias recuperen las calles
como lugar de encuentro, establecimiento de seguridad comunitaria seleccionada
por
los propios
ciudadanos y formación de los jóvenes detenidos para su reinserción en la
sociedad, con oferta de empleo y estudios al salir de los tribunales juveniles.
Este
circuito preventivo demora unos cuatro años y los jóvenes que lo experimentan
ya no ingresan a las pandillas, y por consecuencia tampoco a la delincuencia.
La edad crítica está entre los 12 y los 17 años. El otro problema es el de las
adicciones, que debe ser tratado como un problema de salud y reforzamiento
psicológico de la personalidad individual, familiar y comunitaria.
Si
interrumpimos la reproducción de personas candidatas a la delincuencia y les
vaciamos el centro de reclutamiento, los delincuentes se extinguen en su
proceso de maduración biológica, y la oferta de amnistía como culminación de
otro proceso también complicado puede acelerar el camino hacia la paz, porque
todo está preparado para combatir a la corrupción que explota las condiciones
de vida de los más pobres en México.
El programa
de prevención no es tan caro, sobre todo si funcionan los otros procesos. En
una ciudad de un millón de habitantes, el primer año se atenderá a unos 20 mil
jóvenes y se invertirá en el arranque del programa, pero para el segundo año
sólo se atenderán en la etapa crítica y personalizada aproximadamente 4 mil
jóvenes por año, para después ser introducidos al sistema educativo ordinario
con becas o trabajo. Sólo necesitan seguimiento y atención, y los costos
disminuyen significativamente.
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