viernes, 27 de julio de 2018

Yunes Linares, candidato a la cárcel.


Ricardo Ravelo.

Tras la derrota del PAN-PRD en las elecciones del pasado 1 de julio, en Veracruz se desató una guerra política. Y no es para menos. El Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares ahora tiene la urgencia de tapar las corruptelas de su Gobierno y por ello impuso a un fiscal anticorrupción que opere como tapadera y que sepulte el dispendio de recursos públicos que utilizó para promover a su hijo como candidato a Gobernador.

Se trata de Marcos Even Torres Zamudio, quien, según sus antecedentes públicos, es abogado de la familia Yunes Márquez, fue mentor del actual fiscal General del Estado, Jorge Winckler Ortiz. Es una persona a modo, un fiscal totalmente manipulable y que estará a las órdenes del Gobernador y no de la sociedad. Así es la transparencia de Yunes Linares.

Pero esta maniobra –que se antoja analizar como un acto desesperado y no menos plagado de miedo –tiene razones de fondo que están a la vista. Miguel Ángel Yunes termina su bienio gubernamental el 30 de noviembre y al día siguiente toma posesión como Gobernador el morenista Cuitláhuac García.

Desde hace varios meses los nubarrones de la sospecha pesan sobre Yunes Linares respecto del manejo de los recursos públicos. Con antecedentes de corrupción documentados desde que fue director del ISSSTE, donde se asegura que se enriqueció en forma descomunal.

Ahora se afirma que en Veracruz no ha rendido cuentas sobre el uso de unos 12 mil millones de pesos que le otorgó la Federación para atender programas sociales y otros en el estado. Se afirma, también, que una parte de esos fondos se usaron para la promoción de su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, como candidato a la gubernatura. El nuevo Gobernador está obligado a investigar estos presuntos malos manejos financieros.

Nada se sabe, de igual forma, del destino de varios millones de pesos asegurados a los ex funcionarios del Gobierno de Javier Duarte ni de los decomisos de dinero hechos al propio ex mandatario. También se ignora en manos de quién o quiénes están las propiedades incautadas al ex Gobernador y a sus ex colaboradores.

Según ofreció Yunes en meses anteriores –cuando buscaba hacer justicia y ejercer venganza – el dinero asegurado se usaría para obra social. Las propiedades se venderían, dijo, para reponer los recursos públicos malversados por Duarte. Pero en las postrimerías de su Gobierno nadie sabe qué pasó con las casas, hoteles y empresas, supuestamente aseguradas en el extranjero, en Estados Unidos y en varios países de Europa, particularmente en España e Inglaterra.

Sobre la lista de bienes y dinero asegurado, Yunes no ha rendido cuentas. Simplemente no cumplió con la transparencia que durante tantos años exigió a su antecesor en el poder.

Ahora él es señalado de incurrir en desvío de fondos públicos para construir su imperio político y económico y, por ello, su afiebrada necedad de imponer un Fiscal Anticorrupción a modo, un abogado personal que lo defienda desde el poder.

El pasado martes, Yunes y sus diputados cómplices operaron la maniobra de imponer al Fiscal Anticorrupción. En la lista de los llamados “diputados traidores” aparece Vicente Benítez González, un personaje que ejerció mucho poder durante el Gobierno de Javier Duarte: fue subsecretario de Sedesol, Oficial Mayor de la Secretaría de Educación Pública y responsable de las finanzas del Estado.

Durante el “duartismo”, Benítez fue el encargado del envío de 25 millones de pesos en efectivo, vía aérea, decomisados en el aeropuerto de la ciudad de Toluca. Pese a que fue uno de los hombres consentidos de Javier Duarte, ahora como diputado lo traicionó. Se asegura que se alió con Yunes, le entregó información privilegiada a cambio de impunidad, pues de otra forma Benítez estaría recluido en el penal de Pacho Viejo, donde están presos varios ex funcionarios del Gobierno anterior, ya que durante el sexenio pasado se enriqueció a manos llenas.

Ante la imposición del abogado personal de Yunes como fiscal anticorrupción, el Gobernador electo, Cuitláhuac García Jiménez, ofreció que el caso se ventilará en los tribunales. Sin duda que legalmente es posible revertir el nombramiento, aunque el caso, se asegura, podría llegar hasta la Suprema Corte.

Resulta evidente el temor de Yunes ante el contundente triunfo de Morena en Veracruz, pues el actual mandatario sabe que no cumplió son sus compromisos y, por el contrario, se desviaron recursos públicos a manos llenas.

Durante su campaña política, Yunes hizo una sobreoferta electoral que no pudo cumplir ni cumplirá porque faltan escasos cuatro meses para que termine su gestión.

Incumplió, por ejemplo, el compromiso de terminar con el crimen organizado y pacificar el estado. Pasó todo lo contrario: al estado de Veracruz arribó el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y se desató una ola de violencia que hasta la fecha no termina.

No se han aclarado los cientos de casos de desapariciones forzadas ni las ejecuciones y desapariciones de periodistas, tampoco la oleada de crímenes tiene culpables en prisión. La impunidad reina por todas partes, pues el gobernador desatendió sus tareas para dedicarse a construir un megaproyecto político familiar, una dictadura, pues.

De ahí el rechazo social a tal perversa intención. De esa forma Yunes pasó a ser el hombre más repudiado de Veracruz. Jamás un político veracruzano –ni Antonio López de Santa Anna, quien cedió la mitad del territorio a los estadunidenses –ha sumado a través del tiempo tanto repudio como Yunes.

Otra de las fallas del Gobierno yunista es que no hubo inversión en la entidad ni obra pública, si acaso se ocupó de terminar algunas obras que Javier Duarte dejó inconclusas. Pero algunos diputados consultados sobre el manejo del dinero público aseguran que Yunes es candidato a la cárcel o al destierro y sostienen también que el nuevo Gobernador, Cuitláhuac García, deberá aplicar la ley y hacer justicia.

Y es que de no ocurrir esto, Cuitláhuac García no podrá gobernar cómodamente, sostienen. Yunes Linares se convertirá en una sombra para el nuevo Gobierno, pues está encolerizado por la derrota y porque no pudo imponer su Maximato –como el que vivió México de 1928 a 1934 desde el gobierno de Emilio Portes Gil hasta Lázaro Cárdenas- en la entidad a través de sus hijos, a quienes ya veía como futuros gobernadores y dueños del estado.

Lo que se le cuestiona a Cuitláhuac García es su lentitud para tomar decisiones. Todavía no cuenta con el equipo de trabajo que se hará cargo de la transición y Yunes no está dispuesto a abrir ese proceso, aunque cuando fue electo Gobernador le exigió a Javier Duarte comenzar en forma urgente la transición y revisar el estado de la Hacienda Pública. Ahora este trámite se hará hasta el mes de noviembre y Yunes ejercerá el poder al máximo hasta el último día de su mandato, imponiendo su voluntad.

Pero la sociedad veracruzana confía en que Cuitláhuac García aplicará la ley y pondrá a este pillo en la cárcel. En muchos círculos sociales se opina que Yunes debe irse. Lo quieren fuera de Veracruz, desterrado, de otra forma seguirá siendo un lastre pernicioso.

La derrota de Yunes fue provocada por él mismo. Históricamente Yunes ha construido su propia tragedia y encarna al llamado hombre y su destino trágico, como bien afirmó el filósofo alemán, Friedrich Nietzsche, en su famoso libro El Origen de la Tragedia.

Yunes, sin duda, sería un atractivo paciente para Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis. Tiene una extraordinaria capacidad de sumar en contra, construir destinos trágicos y algo peor: no aprende de sus errores, pues como decía San Agustín en Las Confesiones, el hombre cava su propia tumba cuando se le inflama el pecho de soberbia.

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