lunes, 30 de julio de 2018

El sistema de inteligencia gubernamental, una encrucijada para AMLO.

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Si bien el virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, anunció que desaparecerá el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, hasta ahora no hay certeza de lo que hará su gobierno en materia de inteligencia para la seguridad nacional. El creador del Cisen, Jorge Carrillo Olea, advierte que no se puede prescindir de una instancia como esa, que resulta estratégica para el Estado. Además, señala, esa instancia debe depender sólo de la Presidencia y no de alguna secretaría de Estado, sea Seguridad Pública o Gobernación.

Visto por la opinión pública como un mero organismo de espionaje político, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) se encamina a su desaparición, después de casi 30 años en los que nunca terminó de convertirse en el órgano de la seguridad del Estado mexicano.

El fin del Cisen estaba anunciado desde el año 2000. El entonces presidente electo, Vicente Fox, habló de su desaparición, por considerar que esa instancia se dedicaba sólo a espiar a la oposición.

No pasó de ser una declaración y dejó el Cisen en manos de un administrador llegado desde el sector privado, Eduardo Medina Mora, ahora ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. No hubo ningún cambio.

Ahora, con el mismo argumento, López Obrador anunció ya el reemplazo del Cisen por una Agencia Nacional de Inteligencia, aunque no se sabe con claridad en manos de quién quedará: si de quien está previsto como titular de una restituida Secretaría de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, o de la anunciada secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

“No hemos visto la película completa” sobre lo que va a pasar con el tema de seguridad e inteligencia en el próximo gobierno, dice Jorge Carrillo Olea en entrevista con Proceso el jueves 26. “Espero que más allá de las disputas, reales o no, de quienes serán funcionarios, se den cuenta de que el presidente necesita un aparato de ese orden”.

Propone incluso retomar la creación del Sistema Nacional de Inteligencia, anunciada en 2014 por el gobierno de Enrique Peña Nieto, pero que se quedó en el papel. “Casi no le modificaría nada. En la Presidencia de la República quedaría la Dirección de Inteligencia o como se le quiera llamar, pero que tendría como función preparar las necesidades de inteligencia del presidente”.

Es lo que dice la ortodoxia y lo que pasa en muchos países, dice Carrillo Olea, autor de varios libros en la materia. El más reciente, Torpezas de la inteligencia, en el que hace una revisión histórica de más de medio siglo, del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz a la fecha, de las actividades de seguridad e inteligencia en México.

Lanzado por Ediciones Proceso, el libro empezará a circular en las próximas semanas.

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