Si bien el
virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, anunció que
desaparecerá el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, hasta ahora no
hay certeza de lo que hará su gobierno en materia de inteligencia para la
seguridad nacional. El creador del Cisen, Jorge Carrillo Olea, advierte que no
se puede prescindir de una instancia como esa, que resulta estratégica para el
Estado. Además, señala, esa instancia debe depender sólo de la Presidencia y no
de alguna secretaría de Estado, sea Seguridad Pública o Gobernación.
Visto por la opinión pública como un
mero organismo de espionaje político, el Centro de Investigación y Seguridad
Nacional (Cisen) se encamina a su desaparición, después de casi 30 años en los
que nunca terminó de convertirse en el órgano de la seguridad del Estado
mexicano.
El fin del Cisen estaba anunciado
desde el año 2000. El entonces presidente electo, Vicente Fox, habló de su
desaparición, por considerar que esa instancia se dedicaba sólo a espiar a la
oposición.
No pasó de ser una declaración y dejó
el Cisen en manos de un administrador llegado desde el sector privado, Eduardo
Medina Mora, ahora ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. No
hubo ningún cambio.
Ahora, con el mismo argumento, López
Obrador anunció ya el reemplazo del Cisen por una Agencia Nacional de
Inteligencia, aunque no se sabe con claridad en manos de quién quedará: si de
quien está previsto como titular de una restituida Secretaría de Seguridad
Pública, Alfonso Durazo, o de la anunciada secretaria de Gobernación, Olga
Sánchez Cordero.
“No hemos
visto la película completa” sobre lo que va a pasar con el tema de seguridad e
inteligencia en el próximo gobierno, dice Jorge Carrillo Olea en entrevista con
Proceso el jueves 26. “Espero que más allá de las disputas, reales o no, de
quienes serán funcionarios, se den cuenta de que el presidente necesita un
aparato de ese orden”.
Propone
incluso retomar la creación del Sistema Nacional de Inteligencia, anunciada en
2014 por el gobierno de Enrique Peña Nieto, pero que se quedó en el papel.
“Casi no le modificaría nada. En la Presidencia de la República quedaría la
Dirección de Inteligencia o como se le quiera llamar, pero que tendría como
función preparar las necesidades de inteligencia del presidente”.
Es lo que
dice la ortodoxia y lo que pasa en muchos países, dice Carrillo Olea, autor de
varios libros en la materia. El más reciente, Torpezas de la inteligencia, en
el que hace una revisión histórica de más de medio siglo, del gobierno de Gustavo
Díaz Ordaz a la fecha, de las actividades de seguridad e inteligencia en
México.
Lanzado por
Ediciones Proceso, el libro empezará a circular en las próximas semanas.
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