El 30 de mayo de 2015, Mariana Medina
acudió a la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en
Navolato, Sinaloa, porque presentaba un dolor en el abdomen y, ante los riesgos
de que eso pudiera traducirse en complicaciones de su embarazo, quiso
cerciorarse de que todo se encontraba bien.
Al revisarla, el personal del IMSS en
Navolato le dijo que su bebé, de siete meses, nacería ese día, pero que, ante
la falta de incubadoras para atenderlo en esa clínica, la trasladarían al
Hospital General No. 1 en Culiacán, Sinaloa, donde le practicaron una cesárea.
Fue la última vez que Mariana supo que su bebé se encontraba con vida.
El bebé de Mariana es uno de los 23
que murieron entre 2015 y 2016 en el Hospital General No. 1 del IMSS en
Culiacán.
Los padres
de estos menores, su abogada y la organización Grupo de Información en
Reproducción Elegida (GIRE) acusan que
la causa por la que se produjeron los fallecimientos fue la presencia en la
unidad médica de la bacteria Klebsiella. Sin embargo, el IMSS ha negado esta
versión.
El
Instituto, hasta el día de hoy,
únicamente reconoció que dos bebés habían muerto a causa de una bacteria. En el
resto de los casos, los médicos han dicho a los padres que la causa de los
fallecimientos tiene que ver con la falta de cuidado por parte de las madres.
“En el expediente médico intentan
culparme a mí. Dicen que yo tenía una infección en vías urinarias, pero ellos
nunca me realizaron estudios de orina o de sangre, ¿cómo pudieron determinar
eso?”, cuestionó
Mariana.
En
conferencia de prensa, los padres de
familia denunciaron que, a más de tres años de los fallecimientos de los bebés,
la Procuraduría General de la República (PGR) y la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos (CNDH), continúan sin dar respuesta a sus demandas de
justicia. Ninguna persona ha sido castigada por la muerte de los 23 infantes.
Peritajes
con recursos propios.
Teresa
Guerra, abogada de los padres de familia, explicó
que, desde noviembre de 2015 interpusieron una denuncia ante la PGR, a nombre
de las 19 parejas de papás que perdieron a sus hijos.
La abogada dijo en entrevista para Animal Político
que, ante la falta de peritos en la PGR para realizar las investigaciones por
la muerte de los bebés, los padres de familia tuvieron que pagar con recursos
propios por peritajes particulares.
Cuestionada acerca de la cantidad que
gastaron en los peritajes de los 12 bebés que fueron exhumados, previa
autorización de sus padres, la abogada reveló que, en total, gastaron más de un
millón y medio de pesos, es decir, unos 150 mil pesos por familia.
“Fue un caso singular, porque no se
había dado antes el que los papás aceptaran que se realizaran las exhumaciones
y dieran de su dinero para que estas se hicieran”, señaló.
De acuerdo
con Guerra, las periciales realizadas
por los peritos particulares, así como las que posteriormente realizó la PGR
“concluyeron que efectivamente había insuficiencias, carencias y la bacteria,
pero de todas formas dijeron que no tenían la certeza de que eso hubiera sido
la causa de muerte de los niños.
Guerra destacó que los padres y madres de familia
han vivido tres años de estrés y angustia: hay tres de ellas que no han podido
volver a embarazarse, y, en el caso particular de una de las mujeres víctimas,
había estado sometida a tratamientos para embarazarse por 10 años, hasta que finalmente
lo logró. Sin embargo, su hijo falleció y, hasta la fecha, continúa sin conocer
la causa.
Por su
parte, Regina Tamés, directora de GIRE,
explicó que desde noviembre de 2015, la organización acompaña a nueve familias
que decidieron interponer una queja ante la CNDH; sin embargo, a tres años de
haberla presentado, continúan sin conocer el estado de la investigación.
De acuerdo con Tamés, “en el
expediente de CNDH hay información que envió al organismo el IMSS, pero nunca
se tomaron la molestia de hablar con las familias ni de saber qué documentos
tienen ellos”.
La directora de GIRE aseguró que lo
único que estas familias piden es tener acceso a la verdad y a la justicia,
pues hasta el día de hoy “continúan sin saber realmente lo que pasó y si hicieron
o no las cosas bien durante su embarazo, porque los médicos las culpan de la
muerte de sus propios hijos”.
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