Francisco
Ortiz Pinchetti.
Un tema que emana directamente de los
reclamos del Gobernador de Chihuahua contra al gobierno de Enrique Peña Nieto,
y que, por supuesto trasciende sus demandas inmediatas, es el del manejo
discrecional de cientos de miles de millones de pesos adicionales al
presupuesto a través del Ramo 23. Javier Corral Jurado toca con sus denuncias
el meollo de lo que él mismo llama “pacto de impunidad” entre la federación y
los gobernadores de los estados, que propicia la corrupción que hoy ahoga al
país.
El uso de
esos recursos a manera de premios o castigos, la zanahoria o el garrote,
condiciona de manera evidente el comportamiento dócil y sumiso de los
mandatarios estatales ante el Ejecutivo Federal. Un ejemplo que aporta México Evalúa, lo describe: el Estado de México
–por razones obvias– recibe por la vía
del Ramo 23 más de cinco mil millones de pesos adicionales; Chihuahua, apenas
61 millones.
Otro, más inmediato, revelado este
jueves por Reforma: entre enero y noviembre del año pasado, el Gobierno de
Chihuahua, encabezado por el panista, recibió 47 por ciento menos recursos del
Ramo 23 en comparación con su antecesor en el mismo periodo de 2016. En el último año del ex mandatario
priista César Duarte Jaquez, Hacienda le
entregó dos mil 383 millones de pesos a través del Ramo 23; el gobierno de
Corral Jurado recibió de enero a noviembre del año pasado mil 263 millones de
pesos.
El reparto arbitrario y opaco de esos
recursos es la espina dorsal del sistema político mexicano. El dinero, otra
vez. “Lo que está en medio de todo esto es el uso político del presupuesto”, precisó el propio Corral Jurado en
una entrevista con Adela Navarro para el semanario Zeta, reproducida por
SinEmbargo.
Y le puso nombres y apellidos: José
Antonio Meade Kuribreña, hoy candidato presidencial del PRI; Luis Videgaray
Caso hoy canciller y José Antonio González Anaya, los tres últimos titulares de
la SHCP. Es, dice, “la aristocracia hacendaria” que se ha acomodado desde la
administración federal de Carlos Salinas de Gortari hasta la actual y que ha
sido muy poco visibilizado en términos de la responsabilidad que tiene en la
corrupción de México.
La bolsa que Hacienda maneja a través
del Ramo 23 fue en 2017 de unos 131 mil millones de pesos, destinados a
“provisiones salariales y económicas” para los estados… según se porten sus
gobernadores.
Esto explica
que incluso los mandatarios panistas no sólo han regateado su apoyo a su colega
chihuahuense, sino que dieron un tácito respaldo a las autoridades hacendarias
en el presente conflicto.
Y es que Corral Jurado es el primero
que se ha atrevido a romper el pacto de impunidad. Y el primero también en denunciar,
investigar y documentar la transferencia habitual de esos dineros al PRI para
sus actividades electorales a través de las autoridades financieras de los
gobiernos estatales, como ocurrió en Chihuahua en 2016.
Por todo eso es muy importante el exhorto aprobado el
miércoles pasado por la Comisión Permanente del Congreso de la Unión para que
en un plazo no mayor a 15 días la Secretaría de Hacienda informe y transparente
los convenios con los que se han transferido recursos a las entidades
federativas en forma discrecional durante los años 2015, 2016 y 2017, a través
del Fondo de Fortalecimiento Financiero, que forma parte de las
disponibilidades del Ramo 23.
Un avance
inesperado, sí, fruto de la lucha emprendida por el mandatario de Chihuahua. Y
esperanzador, a reserva claro de que ello en efecto ocurra. Habrá que estar muy
pendientes de que no se trate de un subterfugio más, dada la práctica cotidiana
de los partidos políticos de anteponer sus intereses particulares y llegar a
negociaciones nada éticas para preservarlos. Por lo pronto, el PRI logró que la
oposición retirara del acuerdo la solicitud de comparecencia del secretario
González Anaya para que diera a los legisladores las explicaciones sobre el
tema, lo cual no es un buen indicio.
En el dictamen respectivo se asume
que el Ramo 23 se maneja con discrecionalidad y falta de transparencia,
especialmente en las asignaciones que se han dado a los gobiernos estatales. Se
precisa que los controles no han sido suficientes para frenar el desfalco en
las finanzas públicas, en particular sobre el manejo de ese fondo adicional, ya
que dicho Ramo es un cajón de gasto federal que controla la Secretaría de
Hacienda.
Ese cajón de
gastos aclara el dictamen, es el único
que no se encuentra regulado por la ley y su objetivo no está legalmente
definido, lo que permite discrecionalidad en su asignación a través de
programas con objetivos relacionados con provisiones salariales y prestaciones
sociales, la administración de ingresos excedentes e incluso la distribución de
recursos para desarrollo regional.
Por más
optimistas que seamos, sin embargo, no podemos olvidar que estamos en un año
electoral crucial, en el que los recursos económicos se vuelven fundamentales
para la consecución legal e ilegal de los votos ciudadanos. El dinero es la
argamasa que da fortaleza y a la vez elasticidad a la impunidad en este país.
Unos a otros se encubren, se solapan. Y a eso ningún partido es ajeno. Ninguno.
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