miércoles, 29 de agosto de 2018

Sr. Presidente, ¿qué hará con el huachicol?


Atzayaelh Torres.

Cansa leer en textos que el robo de combustibles está fuera de control, que mes a mes Pemex reporta crecimientos importantes en la detección de tomas clandestinas en la red de ductos que opera en el país.

Tan sólo durante la primera mitad de este año se pudieron detectar siete mil 590 y contando; un aumento de 49 por ciento respecto a las cinco mil 075 registradas durante el mismo periodo del año pasado.

El rey sigue siendo Puebla, donde entre enero y junio de este turbulento 2018 se reportaron mil 175 tomas clandestinas, un reto que tendrá de frente que tomar la nueva administración local, que estará en manos de Martha Erika Alonso, la panista que gobernará la entidad, quien tendrá la opción de enfrentarlo, como se hizo en Guanajuato, que dejó de ser el principal estado en la lista, o al igual que su esposo, hacer caso omiso durante su gestión.

El negocio, me cuentan cercanos al tema, ya rebasó a las rústicas piscinas y los bidones en bodegas, hoy el huachicol se almacena en terminales que ya quisiera Andeavor, Exxon, WindStar Energy, o cualquier otra, vaya, en algunos casos hasta portan uniformes y equipo industrial, e incluso cuentan ya con redes de ductos propios para transportar el hidrocarburo robado entre comunidades, principalmente de Puebla. Si no me creen pregúntenle a cierta empresa ‘norteamericana’ que tiene detenido un gasoducto porque tuvo la osadía de cruzarse en el camino de uno de estas ‘arterias’ del crimen organizado, a quienes defienden, por cierto, las mismas autoridades municipales, y que por motivos de franca seguridad me reservo sus nombres.

Lo que preocupa es que el problema cada vez sorprende menos, da terror pensar que tendremos que acostumbrarnos. De hecho, en días pasados pude observar la detención, en plano periférico norte y a medio día, de una camioneta ‘estaquita’, de Nissan, que transportaba tremendo bidón de lo que parecía ser a leguas gasolina. Así de cerca lo tenemos.

Pero lo mismo en lugares alejados en la sierra de Puebla donde venden el litro de huachicol hasta en 25 pesos, por los “gastos logísticos” que implica para sus comerciantes el llevarlo hasta allá porque no tienen gasolineras cerca.

En este tema el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, sólo se pronunció en una reunión privada con empresarios poblanos unos días después de las elecciones y prometió que lo acabaría, pero no dijo cómo. Ahí, su equipo no le hizo segunda y por el momento desconocemos si cuentan con un plan para abatirlo. De lo único que tenemos certeza es que crece desmedidamente, que cada vez caen ediles, familiares de políticos y uno que otro servidor público despistado, por esta actividad, que por cierto, primero paga Pemex y luego nosotros, pues recordemos que dentro del costo de transporte por ducto se considera una tarifa de seguridad.

Gas LP ‘huachicoleado’ llega a la CDMX.

Unos meses atrás se reportaron diversos casos de tomas clandestinas de gas LP en el triángulo rojo, pero principalmente en Puebla. Bueno, pues de acuerdo con denuncias que llegaron a este espacio, al parecer la Ciudad de México ha sido un mercado muy fructífero para los distribuidores de este hidrocarburo ilegal que le ordeñan a Pemex. Detectarlos es fácil, pues me cuentan que venden el combustible en varios pesos muy por debajo de su precio normal, que oscila entre los 10 y los 11 pesos por litro, pese a que se presenten con pipas de empresas serias. Al respecto, ni la PGR, ni la PGJ de la Ciudad de México, ni la Profeco, vaya, ni la Secretaría de Energía, ni la CRE como regulador del sector, supieron sobre el tema. ¿Ojos que no ven?

Shell en Tula.

Ver gasolineras de otra marca que no sea Pemex en el Valle de México ya es normal para los habitantes de esta zona, sin embargo, el fin de semana llamó mi atención que una estación de gasolina de Shell está por ser inaugurada justo a un costado de la refinería de Tula, sobre la carretera a Jorobas.

Recordemos que Shell actualmente ostenta el cinco por ciento de participación de las estaciones de empresas privadas en México con 124 unidades, de un total de 25 por ciento que ya tienen de las más de 12 mil que proliferan por todo el país; mientras que en marzo anunció que en breve comenzaría con la importación de su propio combustible, mismo que traería de sus 31 refinerías que tienen en todo el mundo, una de ellas, Deer Park, en asociación con Pemex, por cierto.

La imagen de una gasolinera diferente a Pemex a un lado de la refinería de Pemex, invita a la reflexión de que vivimos en una nueva era, y por lo que pinta el próximo gobierno no se le moverá nada, al menos en ese negocio; por lo pronto, y lo que reitero al respecto para cualquier otra marca que entra a este negocio: que abran una o mil estaciones en el país, pero que nos ofrezcan un producto de calidad y sobre todo, completo.

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