Atzayaelh
Torres.
Cansa leer
en textos que el robo de combustibles está fuera de control, que mes a mes
Pemex reporta crecimientos importantes en la detección de tomas clandestinas en
la red de ductos que opera en el país.
Tan sólo durante la primera mitad de
este año se pudieron detectar siete mil 590 y contando; un aumento de 49 por
ciento respecto a las cinco mil 075 registradas durante el mismo periodo del
año pasado.
El rey sigue siendo Puebla, donde
entre enero y junio de este turbulento 2018 se reportaron mil 175 tomas
clandestinas, un
reto que tendrá de frente que tomar la nueva administración local, que estará
en manos de Martha Erika Alonso, la panista que gobernará la entidad, quien
tendrá la opción de enfrentarlo, como se hizo en Guanajuato, que dejó de ser el
principal estado en la lista, o al igual
que su esposo, hacer caso omiso durante su gestión.
El negocio, me cuentan cercanos al
tema, ya rebasó a las rústicas piscinas y los bidones en bodegas, hoy el
huachicol se almacena en terminales que ya quisiera Andeavor, Exxon, WindStar
Energy, o cualquier otra, vaya, en algunos casos hasta portan uniformes y
equipo industrial, e incluso cuentan ya con redes de ductos propios para
transportar el hidrocarburo robado entre comunidades, principalmente de Puebla. Si no me creen pregúntenle a cierta empresa ‘norteamericana’ que tiene detenido un
gasoducto porque tuvo la osadía de cruzarse en el camino de uno de estas
‘arterias’ del crimen organizado, a quienes defienden, por cierto, las mismas
autoridades municipales, y que por motivos de franca seguridad me reservo sus
nombres.
Lo que preocupa es que el problema
cada vez sorprende menos, da terror pensar que tendremos que acostumbrarnos. De
hecho, en días pasados pude observar la detención, en plano periférico norte y
a medio día, de una camioneta ‘estaquita’, de Nissan, que transportaba tremendo
bidón de lo que parecía ser a leguas gasolina. Así de cerca lo tenemos.
Pero lo
mismo en lugares alejados en la sierra
de Puebla donde venden el litro de huachicol hasta en 25 pesos, por los “gastos
logísticos” que implica para sus comerciantes el llevarlo hasta allá porque no
tienen gasolineras cerca.
En este tema
el presidente electo, Andrés Manuel
López Obrador, sólo se pronunció en una reunión privada con empresarios poblanos
unos días después de las elecciones y prometió que lo acabaría, pero no dijo
cómo. Ahí, su equipo no le hizo segunda y por el momento desconocemos si
cuentan con un plan para abatirlo. De lo único que tenemos certeza es que crece
desmedidamente, que cada vez caen ediles, familiares de políticos y uno que
otro servidor público despistado, por esta actividad, que por cierto, primero
paga Pemex y luego nosotros, pues recordemos que dentro del costo de transporte
por ducto se considera una tarifa de seguridad.
Gas LP
‘huachicoleado’ llega a la CDMX.
Unos meses atrás se reportaron
diversos casos de tomas clandestinas de gas LP en el triángulo rojo, pero
principalmente en Puebla. Bueno, pues de acuerdo con denuncias que llegaron a
este espacio, al parecer la Ciudad de México ha sido un mercado muy fructífero
para los distribuidores de este hidrocarburo ilegal que le ordeñan a Pemex.
Detectarlos es fácil, pues me cuentan que venden el combustible en varios pesos
muy por debajo de su precio normal, que oscila entre los 10 y los 11 pesos por
litro, pese a que se presenten con pipas de empresas serias. Al respecto, ni la
PGR, ni la PGJ de la Ciudad de México, ni la Profeco, vaya, ni la Secretaría de
Energía, ni la CRE como regulador del sector, supieron sobre el tema. ¿Ojos que
no ven?
Shell en
Tula.
Ver
gasolineras de otra marca que no sea Pemex en el Valle de México ya es normal
para los habitantes de esta zona, sin embargo, el fin de semana llamó mi
atención que una estación de gasolina de Shell está por ser inaugurada justo a
un costado de la refinería de Tula, sobre la carretera a Jorobas.
Recordemos
que Shell actualmente ostenta el cinco por ciento de participación de las
estaciones de empresas privadas en México con 124 unidades, de un total de 25
por ciento que ya tienen de las más de 12 mil que proliferan por todo el país;
mientras que en marzo anunció que en breve comenzaría con la importación de su
propio combustible, mismo que traería de sus 31 refinerías que tienen en todo
el mundo, una de ellas, Deer Park, en asociación con Pemex, por cierto.
La imagen de
una gasolinera diferente a Pemex a un lado de la refinería de Pemex, invita a
la reflexión de que vivimos en una nueva era, y por lo que pinta el próximo
gobierno no se le moverá nada, al menos en ese negocio; por lo pronto, y lo que
reitero al respecto para cualquier otra marca que entra a este negocio: que
abran una o mil estaciones en el país, pero que nos ofrezcan un producto de
calidad y sobre todo, completo.
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