lunes, 29 de abril de 2019

La economía: freno, pero no recesión.


Enrique Quintana.

Mañana, el Inegi dará a conocer el comportamiento de la economía durante el primer trimestre del año.

No se requiere gran ciencia para estimar que el crecimiento del PIB va a estar alrededor del 1 por ciento.

El registro más bajo de los últimos años se dio en el segundo trimestre de 2013, cuando el PIB creció a una tasa de 1.1 por ciento anual, pero incluso cayó en 0.7 por ciento si consideramos la tasa trimestral.

No sería extraño que mañana se revelara un comportamiento parecido.

Ya he comentado que hay un patrón en los últimos tres comienzos de sexenio, con cifras de crecimiento pobres. Y esta vez no ha sido la excepción.

Sin embargo, detrás de esos grandes agregados, hay resultados muy diferentes.

Por ejemplo, el sector primario de la economía, fundamentalmente la agricultura y la ganadería, tendrá un primer trimestre sobresaliente.

En los dos primeros meses, el ritmo de crecimiento promedio, a tasa anual, fue de 6.1 por ciento, que ya quisiéramos para la economía completa.

Pero ese buen comportamiento contrasta fuertemente con el de la minería, que tuvo un desplome de -8.2 por ciento o el de la construcción, que retrocedió en -0.7 por ciento en el bimestre.

Uno de los sectores más importantes de la economía tiene tasas muy modestas. La industria manufacturera creció a una tasa de 1.25 por ciento en el bimestre señalado.

En contraste, el comercio minorista todavía creció a 3.6 por ciento en promedio, a pesar de que al comercio moderno no le fue bien, según datos de la ANTAD. En contraste, la actividad turística y restaurantera cayó a un promedio de -1.6 por ciento anual.

Y a nivel territorial veremos entidades como Baja California Sur, que han crecido a tasas de dos dígitos frente a Tabasco, que ha caído a tasas por debajo de -6 por ciento.

La economía mexicana está llena de esas disparidades, más allá de que domine la tendencia a la desaceleración.

Un dato relevante para el primer trimestre es el freno de las exportaciones. En ese periodo, el crecimiento promedio fue de apenas 2.3 por ciento, pero en marzo ya hubo un retroceso de -1.2 por ciento, el primero desde octubre de 2016.

Como contraste, en el primer trimestre del año pasado, el ritmo de expansión de las exportaciones era de 11.9 por ciento.

Este comportamiento de la economía mexicana contrasta con el de nuestro vecino del norte, pues la economía de Estados Unidos creció 3.2 por ciento en el primer trimestre de 2019, una cifra motivada principalmente por la expansión de 5.1 por ciento en la inversión, menor al ritmo del año pasado, pero todavía avanzando con fuerza.

En contra de lo que muchos esperaban, la economía norteamericana no está frenando y eso eventualmente puede favorecer el desempeño de la nuestra.

No sería raro que, en sentido contrario a lo que hemos visto en los últimos meses, pronto podamos ver una revisión al alza en los pronósticos de crecimiento del PIB para este año, si la economía de EU mantiene su dinamismo.

Y, por cierto, un desempeño de esas características es lo que necesita Trump para aspirar a reelegirse… sólo que, siempre y cuando se presente en el 2020 y no se agote antes.

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