Por
Alejandro Páez Varela.
¿Quién paga?
He leído y escuchado que cada vez hay
más acciones coordinadas, pagadas, para ir en contra del Presidente Andrés
Manuel López Obrador en las redes. La última, la que pedía su renuncia, fue muy
notoria; casi todos los analistas de metadatos que conozco dicen que se trató
de un ataque donde hubo recursos quién sabe de dónde.
Hace varias
semanas, alguien me aseguró que
Presidencia no está pagando bots. Pero dijo que sí hay recursos destinados a
defender al Jefe del Ejecutivo en las redes. ¿De dónde salen esos recursos?, le
pregunté. Supuso que muy probablemente de Morena; que es una operación que se
gestó allá desde la campaña 2018 y que se sigue utilizando. No tengo datos en
firme para decir que esto sea cierto.
Desde hace
algunas semanas algunos suponen que se
están pagando granjas para atacar al Presidente con una estrategia en dos vías:
aplacar el apoyo orgánico y alimentar tendencias contra López Obrador vengan de
quien vengan. Esto último es muy importante. Opera como un “fondo” que está
atento a las oportunidades. Por ejemplo, me dicen, la matanza de Minatitlán;
fue amplificada en la red por personalidades y luego se echaron a andar bots
que apoyaron cuentas. No necesariamente las cuentas maliciosas y las reales
están vinculadas.
Hace unos
días López Obrador se dirigió a las
empresas de redes sociales Facebook y Twitter. Les pidió impedir la operación
de bots en guerras sucias. Les dijo que deben evitar esas operaciones y luego
señaló: “se hacen contratos”. ¿Tiene datos el Presidente de estos contratos?
Porque, como decimos en el argot, esa es la nota: quiénes están pagando los
ataques.
Casi todos los análisis que yo he
visto sobre los ataques a AMLO ubican a Felipe Calderón (y/o a gente ligada al
ex Presidente) en las nubes de metadatos. No digo que él o su
gente paguen los ataques, pero sí brilla su participación. Si él paga los
ataques, se explicaría por qué aparece
en los distintos análisis; si no los paga, entonces hay quien sí lo hace para
magnificar lo que dice en redes. No es lo mismo una cosa que la otra pero el
efecto es el igual.
Lo cierto es que pocas veces como
ahora he visto tanta basura en las redes sociales, y tanta virulencia. Te
fusilan por chairo o por fifí con la misma facilidad. Son cuentas con pocos
seguidores que pueden acusar a quien sea de lopezobradorista o de opositor por
un mismo tuit; interpretan como quieren, pues, si demasiado análisis. (Siempre,
por supuesto, dan ganas de responder; pero todos los análisis que existen sobre
las redes aconsejan lo contrario. No responder parece la mejor opción, porque
se potencia –los algoritmos lo hacen– a quienes reciben una paga por los
ataques).
Al Presidente no le gustan nada las
comunidades académicas y suele ridiculizar a lo que se conoce como “expertos”
en ciertas áreas.
Sin embargo, allí podría estar su
salvación si es que, en efecto, Presidencia no paga bots. Un equipo plural e
independiente con conocimiento en la materia podría analizar las redes sin
prejuicios y sin tendencias. Y abrir lo que encuentre. Un informe que diga lo
que se tenga que decir. Si alguien me pregunta diré, sin dudar, que hay metido
dinero en las redes para atacar. Tengo pocos datos fuera de los que son
públicos. Entre muchos tenemos pocos datos en firme. Pero allí está, se hace
evidente casi a diario: hay metidos bots para magnificar temas. Entonces un
informe vendría a desenmascarar a muchos.
El problema es que el Gobierno no
podría crear un equipo para investigar, sin ser visto como parte; pero hay
expertos en la materia que podrían inyectarle algo de tranquilidad a las redes,
tan magnificadas por el mismo Presidente (“benditas”, las llama). Podrían al
menos confirmar que hay dinero metido para difamar y acusar y ensuciar la
discusión pública. Podrían hacerlo ahorita antes de que vengan las elecciones
intermedias, cuando esto se pondrá del asco.
Follow the
money, dice el clásico. Hay que seguir
el dinero. Sería bueno que se formara un equipo plural para tratar de
determinar qué está pasando en las redes sociales. Quizás lo mejor sería que la
UNAM o alguna otra institución (o varias) entrara al tema y emitieran un
dictamen. Lo dudo: ¿quién le pone cascabel al gato? Es decir, ¿quién se
atrevería a desnudar a (y pelearse con) los grupos de poder que se disputan las
redes sociales?
Lamento decir que pocos se atreverían
a desnudar a los grupos de poder que han convertido las redes sociales en el
paraíso de las hienas. Se le vendrán las fieras encima, por supuesto. Con bots
pagados, seguramente.
La pregunta
quedará, pues por mucho rato. ¿Quiénes
están alimentando el cochinero? ¿Con qué dinero y hasta dónde están dispuestos
a llegar?
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