viernes, 26 de abril de 2019

Conacyt: Primero los ricos y después que sobrevivan los pobres.


Por Ernesto Villanueva.

He dedicado desde hace tiempo algunas entregas a analizar el proceso de cambio que vive el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Conviene ahora señalar algunos de los puntos nodales que, a mi juicio, orientan el nuevo modelo de esta institución. Veamos.

Primero. La falta más grave de Álvarez Buylla es buscar que los recursos del erario estén destinados a servir el interés público como eje transversal del nuevo Conacyt. Es, sin duda, un punto de quiebre que rompe el eje de toma de decisiones que se había seguido hasta hace algún tiempo.

Segundo. La directora de Conacyt es acusada de reorientar los recursos del Conacyt para privilegiar programas y proyectos que coadyuven desde su competencia a ser parte de la solución de los Grandes Problemas Nacionales. Y coincido con sus detractores, es culpable.

Tercero. Álvarez_Buylla tiene la osadía de buscar eliminar la ignorancia y no tiene empacho en señalar que uno de los propósitos del Conacyt es “cultivar la conciencia social y las sensibilidades en niños y adolescentes en el ámbito escolar, mediante la articulación de procesos de intervención educativa centrados en la interacción entre la ciencia, las humanidades y artes, y la tecnología.” En este caso, debo reconocer también que los elementos son vastos y es culpable de querer semejante finalidad.

Cuarto. La titular de Conacyt es señalada de estar en un proceso de terminación de convenios outsourciong, empresas y despachos para que realicen funciones que por la normatividad interna de esa institución le corresponden llevar a cabo a diversas áreas. Peor aún, ataca la duplicidad de funciones y cierra las oportunidades de hacer negocios como se habían venido haciendo. No me queda más que decir que, de igual forma, es culpable de dichos objetivos.

Quinto. La directora de Conacyt ha advertido que en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) existe una razonable equidad entre mujeres y hombres en el nivel I; es decir, en la base de la pirámide. Amenaza que con una política de equidad de género esa proporción gradualmente llegue al máximo nivel, el III, dónde el 80% son hombres y sólo el 20% mujeres. Ni hablar, es culpable también de la equidad de género.

Sexto. En lo que algunos consideran una provocación, Álvarez-Buylla dejará sin apoyo a las grandes empresas que han tenido en el Conacyt a un gran aliado para mantener sus finanzas sanas vía el financiamiento público. Afirma que en la gestión anterior, el Conacyt dio apoyos por varios millones a Volkswagen, a la manufacturera automotriz Katcon, a la farmacéutica alemana Bayer, a las automotrices Ford, General Motors y Nissan y la papelera Kimberly Clark, entre otras. Ha dejado claro que: “No se destinarán recursos públicos monetarios a empresas, sino más bien se fomentará que estas contribuyan al desarrollo tecnológico en México con aportaciones a fondo perdido o perspectivas de ganancias”. De nueva cuenta, Álvarez_Buylla va a contracorriente de lo que había sido el statu quo y por ello, del mismo modo, es culpable.

Séptimo. Por si lo anterior no fuera suficiente, Álvarez_Buylla señala su oposición a que a través del Programa de Estímulos a la Innovación (PEI) entre 2009 y 2017 se hayan destinado a empresas privadas recursos de la sociedad por un monto superior a los 24 mil millones de pesos sin que hubiera entregables que justificaran esa enorme cantidad de recursos públicos. También, me temo, hay elementos de que es culpable.

Octavo. La directora de Conacyt asegura que en el Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas no hay el control de calidad ideal, razón por la cual como si fueran empresas científicas se encuentran, a vías de ejemplos, una microempresa dedicada a la elaboración de cerveza, otra que se dedica a la explotación de bovino para carne y una farmacia, dedicada al comercio al por menor de productos farmacéuticos y naturistas. Y, aunque usted no lo crea, también está en el Registro referido industria manufacturera que se dedica a la fabricación de piñatas y de algunos otros productos de cartón y papel. Por lo anterior considera que debe haber un seguimiento riguroso. De esa acusación resulta de la misma forma culpable.

Noveno. Álvarez_Buylla se ha pronunciado a favor de evitar la duplicidad de funciones y, con ello, reducir el gasto de recursos públicos que ello implica. Se trata   del Consejo Consultivo de Ciencias, la Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Oficina de la Presidencia, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico y el propio CONACYT que tienen atribuciones iguales o similares de consulta para la Administración Pública Federal. La directora ha señalado esos diseños, de suerte tal que es culpable de hacer eficiente el gasto público.

Décimo. La titular del Conacyt asevera que una empresa puede al mismo tiempo ser beneficiaria de recursos públicos de distinto origen para proyectos inéditos como la producción y venta de la barbacoa en Hidalgo. Y ya entrados en gastos también la mejora de la pizza se ha visto apoyada por el erario, donde no había un criterio común denominador para el desarrollo de la ciencia y la tecnología a la luz de las necesidades de los grandes grupos sociales. Aquí también Álvarez_Buylla es culpable de no querer que esos negocios vivan con los recursos de todos.

Estas definiciones y criterios de política pública se han convertido en acusaciones de quienes quieren que las cosas sigan igual, muchas de ellas que habían hecho del Conacyt un moderno Robin Hood, pero al revés; es decir, les quitaba a los pobres para dárselo a los ricos bajo el principio de primero los ricos y después que sobrevivan los pobres. Ese modelo ha entrado en colisión con los nuevos objetivos de un gobierno que descansa exactamente en propósitos inversamente proporcionales a los habidos en los sexenios anteriores.

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