Por Ernesto
Villanueva.
He dedicado desde hace tiempo algunas
entregas a analizar el proceso de cambio que vive el Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (Conacyt). Conviene ahora señalar algunos de los puntos
nodales que, a mi juicio, orientan el nuevo modelo de esta institución. Veamos.
Primero. La falta más grave de Álvarez Buylla es
buscar que los recursos del erario estén destinados a servir el interés público
como eje transversal del nuevo Conacyt. Es, sin duda, un punto de quiebre que
rompe el eje de toma de decisiones que se había seguido hasta hace algún
tiempo.
Segundo. La directora de Conacyt es acusada de
reorientar los recursos del Conacyt para privilegiar programas y proyectos que
coadyuven desde su competencia a ser parte de la solución de los Grandes
Problemas Nacionales. Y coincido con sus detractores, es culpable.
Tercero. Álvarez_Buylla tiene la osadía de buscar
eliminar la ignorancia y no tiene empacho en señalar que uno de los propósitos
del Conacyt es “cultivar la conciencia social y las sensibilidades en niños y
adolescentes en el ámbito escolar, mediante la articulación de procesos de
intervención educativa centrados en la interacción entre la ciencia, las
humanidades y artes, y la tecnología.” En este caso, debo reconocer también que
los elementos son vastos y es culpable de querer semejante finalidad.
Cuarto. La titular de Conacyt es señalada de estar
en un proceso de terminación de convenios outsourciong, empresas y despachos
para que realicen funciones que por la normatividad interna de esa institución
le corresponden llevar a cabo a diversas áreas. Peor aún, ataca la duplicidad
de funciones y cierra las oportunidades de hacer negocios como se habían venido
haciendo. No me queda más que decir que, de igual forma, es culpable de dichos
objetivos.
Quinto. La directora de Conacyt ha advertido que en
el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) existe una razonable equidad entre
mujeres y hombres en el nivel I; es decir, en la base de la pirámide. Amenaza
que con una política de equidad de género esa proporción gradualmente llegue al
máximo nivel, el III, dónde el 80% son hombres y sólo el 20% mujeres. Ni
hablar, es culpable también de la equidad de género.
Sexto. En lo que algunos consideran una
provocación, Álvarez-Buylla dejará sin apoyo a las grandes empresas que han
tenido en el Conacyt a un gran aliado para mantener sus finanzas sanas vía el
financiamiento público. Afirma que en la gestión anterior, el Conacyt dio
apoyos por varios millones a Volkswagen, a la manufacturera automotriz Katcon,
a la farmacéutica alemana Bayer, a las automotrices Ford, General Motors y
Nissan y la papelera Kimberly Clark, entre otras. Ha dejado claro que: “No se
destinarán recursos públicos monetarios a empresas, sino más bien se fomentará
que estas contribuyan al desarrollo tecnológico en México con aportaciones a
fondo perdido o perspectivas de ganancias”. De nueva cuenta, Álvarez_Buylla va
a contracorriente de lo que había sido el statu quo y por ello, del mismo modo,
es culpable.
Séptimo. Por si lo anterior no fuera suficiente,
Álvarez_Buylla señala su oposición a que a través del Programa de Estímulos a
la Innovación (PEI) entre 2009 y 2017 se hayan destinado a empresas privadas
recursos de la sociedad por un monto superior a los 24 mil millones de pesos
sin que hubiera entregables que justificaran esa enorme cantidad de recursos
públicos. También, me temo, hay elementos de que es culpable.
Octavo. La directora de Conacyt asegura que en el
Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas no hay
el control de calidad ideal, razón por la cual como si fueran empresas
científicas se encuentran, a vías de ejemplos, una microempresa dedicada a la
elaboración de cerveza, otra que se dedica a la explotación de bovino para
carne y una farmacia, dedicada al comercio al por menor de productos
farmacéuticos y naturistas. Y, aunque usted no lo crea, también está en el
Registro referido industria manufacturera que se dedica a la fabricación de
piñatas y de algunos otros productos de cartón y papel. Por lo anterior
considera que debe haber un seguimiento riguroso. De esa acusación resulta de
la misma forma culpable.
Noveno. Álvarez_Buylla se ha pronunciado a favor de
evitar la duplicidad de funciones y, con ello, reducir el gasto de recursos
públicos que ello implica. Se trata del
Consejo Consultivo de Ciencias, la Coordinación de Ciencia, Tecnología e
Innovación de la Oficina de la Presidencia, el Foro Consultivo Científico y
Tecnológico y el propio CONACYT que tienen atribuciones iguales o similares de
consulta para la Administración Pública Federal. La directora ha señalado esos
diseños, de suerte tal que es culpable de hacer eficiente el gasto público.
Décimo. La titular del Conacyt asevera que una
empresa puede al mismo tiempo ser beneficiaria de recursos públicos de distinto
origen para proyectos inéditos como la producción y venta de la barbacoa en
Hidalgo. Y ya entrados en gastos también la mejora de la pizza se ha visto
apoyada por el erario, donde no había un criterio común denominador para el
desarrollo de la ciencia y la tecnología a la luz de las necesidades de los
grandes grupos sociales. Aquí también Álvarez_Buylla es culpable de no querer
que esos negocios vivan con los recursos de todos.
Estas definiciones y criterios de
política pública se han convertido en acusaciones de quienes quieren que las
cosas sigan igual, muchas de ellas que habían hecho del Conacyt un moderno
Robin Hood, pero al revés; es decir, les quitaba a los pobres para dárselo a
los ricos bajo el principio de primero los ricos y después que sobrevivan los
pobres. Ese modelo ha entrado en colisión con los nuevos objetivos de un
gobierno que descansa exactamente en propósitos inversamente proporcionales a
los habidos en los sexenios anteriores.
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