Javier Risco.
¿Qué piensan
los mexicanos que no recuerdan un país en paz? Me refiero a esos que no lo
recuerdan porque no lo conocieron, porque no lo vivieron. Esos que no saben
cómo es viajar por las carreteras de Tamaulipas a las 3 de la mañana, mientras
los primos no dejan de roncar; o esos adolescentes que no se pueden escapar
terminando la preparatoria a las playas de Guerrero; o los que se acostumbraron
a abrir un periódico y ver dos decapitados. ¿Qué tienen en la cabeza esos
mexicanos que nacieron después del 2000? Que el primer año de su primaria
coincidió con el sexenio de Felipe Calderón, el sexenio en el que comenzó el
combate contra el crimen organizado y nunca más regresó el México de la paz.
La Consulta
Infantil y Juvenil 2018 (CIJ) es el más reciente ejercicio de participación,
organizado por el Instituto Nacional Electoral, para conocer la percepción de
este país en los menores entre 6 y 17 años. La consulta se realizó en noviembre
pasado, y participaron más de 5 millones 600 mil niñas, niños y adolescentes.
Sobre el
tema de la violencia, “la percepción cambia para cada rango de edad de las y
los participantes de la CIJ 2018. El maltrato físico es muy acusado en edades
más tempranas, y representa la violencia misma para casi la mitad de quienes
respondieron. En cambio, la de la comunicación es de mayor susceptibilidad
entre mayores: los adjetivos descalificadores (las groserías) se convierten en
la principal agresión. En ambos casos, observamos que la violencia psicológica
siempre está presente”. Respecto al entorno donde son violentados, “niñas y
niños entre 6 y 9 años refieren sufrir mayor cantidad de violencia en el hogar,
mientras que el segmento de 10 a 13 reporta más violencia en la escuela
(ligeramente más en la escuela privada). Las y los adolescentes reciben
comparativamente más violencia en otros ámbitos, como la calle, Internet o en
el trabajo (…) Todos los datos anteriores conducen a considerar que los
entornos donde debería haber una mayor seguridad de niñas, niños y adolescentes
resultan ser, en cambio, los lugares donde están más vulnerables. Precisamente
aquellos que inician la formación de la personalidad social (de 6 a 9 años)
reciben la mayor desilusión al enfrentar un trato violento en el lugar que les
debería proteger”.
Es ese
primer círculo el que está fallando, la violencia arrastrada en los lugares
donde debería haber tranquilidad. Sin embargo, cuando se habla de la incidencia
de violencia, la Consulta Infantil y Juvenil está muy por debajo de la Encuesta
Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2018.
La CIJ hizo la siguiente pregunta: “¿En el último año, ha sufrido maltrato o
violencia?” Mientras que el ENVIPE preguntó: “¿Ha vivido en su colonia alguna
experiencia de delincuencia, robo, asalto o pandillerismo violento?” La CIJ
representa a la población entre 6 y 17 años, mientras que el Envipe, a la
población de 18 años o más. Los resultados muestran que la percepción de la
violencia entre niñas, niños y adolescentes aún está muy por debajo de la
experiencia de la población adulta. Mientras seis de cada 10 mexicanos adultos
han vivido una experiencia violenta, en el caso de los menores, ninguna entidad
rebasa el 20% de sus niños como víctimas.
La Consulta
Infantil y Juvenil nos muestra la temperatura de la violencia en los menores,
queda como prueba fiel de una generación que ha encontrado en México un lugar
que sólo ha estado en paz en los relatos de tíos, padres y abuelos. Su memoria
no les alcanzó.
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