El 3 de febrero último, Edmundo
Jácome Molina, secretario ejecutivo del Instituto Nacional Electoral (INE),
firmó un convenio con Shane Crehan, directora de Facebook en Irlanda. El
instituto no hizo público el contenido del convenio; sin embargo, lo justificó
a partir de un argumento aparentemente sensato: la necesidad de frenar la
circulación de noticias falsas –fake news– en las redes sociales –Facebook en
este caso– durante el periodo de campañas y la elección.
El 12 del mismo mes, Horacio Duarte
Olivares, representante propietario de Morena ante el INE, mediante el oficio
REPMORENAINE-054/2018, solicitó al instituto dar a conocer el contenido del
convenio celebrado con Facebook, en el cual destacan tres aspectos medulares:
1.- Del 30
de marzo al 1 de julio de 2018, Facebook tiene la intención (más no la
obligación) de incluir en su plataforma en México algunos servicios destinados
a estimular la participación ciudadana.
2.- El día de las elecciones, el INE
proporcionará a Facebook información en tiempo real sobre los resultados de la
votación (Programa de Resultados Electorales Preliminares o PREP).
3.- El día de las elecciones, el instituto
proporcionará un espacio físico en sus oficinas para que Facebook pueda
realizar actividades informativas relacionadas con las elecciones, como la
publicación de videos en la plataforma.
El tema de las noticias falsas, con
base en el cual Lorenzo Córdova Vianello, consejero presidente del INE,
justificó la celebración del mencionado convenio, sencillamente fue omitido.
¿Por qué? Si ese no era el propósito fundamental del convenio, ¿para qué
mentir?
Ello definitivamente merma la
credibilidad del instituto ante los comicios más importantes en la historia de
los años recientes. Además, haber ocultado el contenido real del convenio fue
lamentable.
En primera
instancia, el acuerdo parece sumamente
ventajoso para Facebook. El INE se compromete a compartir información
preferencial y dar todo tipo de facilidades a la firma estelar del imperio
Zuckerberg. ¿A cambio de qué?
Resulta difícil creer que los
consejeros en el INE desconocieran las críticas contra Facebook por el uso que
hace de la información que ha logrado almacenar a lo largo de los años.
Julian Assange, por ejemplo, ha dicho
que Facebook es la “máquina de espionaje más espantosa jamás inventada. Los usuarios están creando la base
de datos más completa del mundo para la inteligencia de los Estados Unidos”
[https://www.csoonline.com/article/2229148/microsoft-subnet/microsoft-subnet-julian-assange-facebook-is-a-spy-machine-for-us-intelligence.html].
A su vez, Edward Snowden definió a
Facebook como “una compañía de vigilancia rebautizada como red social”
[https://www.genbeta.com/redes-sociales-y-comunidades/facebook-es-una-compania-de-vigilancia-rebautizada-como-red-social-afirma-edward-snowden].
Si el objetivo del INE era reducir la
circulación de noticias falsas que circulan en las redes sociales, los
consejeros bien podrían haber apoyado la iniciativa #NoMásFakes, impulsada por
Marco Levario, director de la revista Etcétera, que antecedió a
#Verificado2018, proyecto que encabezó Animal Político y al cual se han sumado
algunos medios de comunicación que comprenden la importancia y urgente
necesidad de contrarrestar la propagación de noticias falsas en el actual
proceso electoral.
No, las noticias falsas no fueron el principal
motivo en el convenio que el INE celebró con Facebook.
En noviembre
de 2017, Andrés Manuel López Obrador solicitó al INE investigar a Cambridge
Analytica (CA), firma británica que a partir de una aplicación desarrollada por
el académico Aleksander Kogan implementa estrategias de persuasión profunda
sustentadas en minería de datos y orientadas a influir en el sentido del voto
ciudadano. Mark Turnbull, director general de CA, afirmó que la compañía ha
participado en procesos electorales en Estados Unidos, Malasia, Brasil,
Australia, China y México.
CA es
señalada como responsable directa de la profunda crisis de credibilidad que hoy
enfrenta Facebook. Fue fundada el 31 de diciembre de 2013 y forma parte de
Strategic Communication Laboratories (SCL Group). Robert Mercer –un
administrador estadunidense de fondos de cobertura, conservador– figura como
uno de los propietarios de la compañía, que colaboró en el Reino Unido con los
partidarios de abandonar la Unión Europea (Brexit), así como en la campaña
presidencial de Donald Trump, candidato del Partido Republicano, hoy presidente
de Estados Unidos.
El 17 de
marzo, con base en revelaciones de Christopher Wylie, exempleado de CA, The New
York Times, The Guardian y The Observer dieron a conocer que la empresa había
explotado información personal de usuarios de Facebook para utilizarla en la
estrategia de persuasión profunda que aplicó en la campaña presidencial de
Donald Trump. La información personal de 50 millones de usuarios fue obtenida a
partir de una encuesta en línea que supuestamente respondía a fines académicos.
De acuerdo
con el diario británico The Guardian, desde 2016 Facebook tuvo conocimiento de
las acciones realizadas por CA y no hizo nada para proteger a sus usuarios. Si
CA ha participado en más de 40 elecciones, resulta difícil creer que únicamente
en las celebradas en Estados Unidos haya utilizado a Facebook.
Para colmo,
una investigación realizada por Channel 4 News, en la cual dos altos directivos
de CA fueron grabados sin saberlo, ofrece un panorama aún más delicado.
En el video
correspondiente –refiere Manuel Hernández Borbolla en The Huffington Post
México– “se documentan una serie de encuentros con Alexander Nix (director
ejecutivo de Cambridge Analytica), Mark Turnbull (director general de Política
Global) y Alex Tayler (jefe de la oficina de datos), quienes aseguran que la
firma utiliza sobornos, exespías, noticias falsas y trabajadoras sexuales para
poner a políticos en situaciones comprometedoras e interferir en procesos
electorales y manipular las elecciones a través de herramientas digitales que
permiten incidir en la opinión de los votantes en redes sociales”.
La presencia de CA en México se
atribuye al senador Ernesto Cordero, quien está perfectamente familiarizado con
el empleo de propaganda negra en campañas. Hace 12 años, López Obrador fue el
blanco de la furiosa campaña de desprestigio que implementó el consultor
español Antonio Solá, quien ahora afirma que el tabasqueño ganará la
Presidencia.
La crisis de credibilidad que
enfrenta Facebook se extiende por supuesto al INE. Si el instituto mintió al
fundamentar el convenio celebrado con Facebook –en el cual las noticias falsas
ni siquiera fueron mencionadas–, haber desatendido la exigencia de investigar
al INE resulta muy grave.
Lorenzo
Córdova categóricamente ha rechazado que el convenio que el instituto celebró
con Facebook incluya la entrega de información personal de los mexicanos
almacenada en la base de datos del padrón electoral, pero resulta ingenuo suponer que personal de Facebook no pudiera obtenerla
cuando el INE le abrió las puertas de par en par.
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