Javier Risco.
En un país donde miles parecen
haberse ‘evaporado’ de la faz de la tierra, la búsqueda de los desaparecidos ha
tenido que hacerse por debajo de ella. A las madres y padres y familiares de
los que no volvieron a casa no les quedó más remedio que agarrar palas y picos
y ponerse a excavar.
Eso es lo que hacen Las Rastreadoras,
un colectivo de incansables mujeres que han ido en busca de los que llaman ‘sus
tesoros’ y como quien quiere encontrar el más preciado, pero sin un mapa que
las guíe, ellas también van sacando tierra para ver si en uno de esos puñados
quedan los restos de quien algún día les fueron arrebatados.
Las Rastreadoras -apodo que
recibieron del periodista Javier Valdez-, se formaron hacia finales de 2015,
pero la fundadora, Mirna Nereyda Medina, ya tenía un año buscando a su hijo
Roberto, quien fue ‘levantado’ en 2014.
Aquella
mujer de brazos y gestos fuertes, pero mirada consoladora, una maestra de preescolar retirada tuvo que dejar su hogar y enfundarse
en ropa cómoda que le permitiera salir a esos parajes de Sinaloa que por miedo
o desconocimiento nadie recorre, para encontrar a su hijo, así tuviera que
remover toda la tierra a su paso.
A su búsqueda se fueron uniendo poco
a poco más madres y mujeres de la zona de El Fuerte, que ante la tragedia de la
desaparición y la violencia a la que la pugna de los cárteles las condenó, se
secaron las lágrimas y el sudor y emprendieron la búsqueda.
Las
Rastreadoras recorren parajes en zonas
en las que creen que puede haber alguna fosa clandestina, entierran una varilla
en el suelo, el desprendimiento del gas de la putrefacción de un cuerpo les
indica una buena noticia: ahí hay un ‘tesoro’.
Empezaron con palas y picos, solas, activas
ante los ministerios públicos que debían hacer ese trabajo pero que se
encierran entre pretextos, burocracia, indolencia, corrupción y complicidad.
Las mujeres saben que las manos que
un día arrullaron a esos tesoros son la única arma con la que cuentan ahora
para darles una última morada. ¿Cómo sobreponerse al golpe de la ausencia de un
ser querido y la indiferencia de quienes tendrían que hacer justicia y
encontrarlos?
Las
Rastreadoras saben que ya no es el
tiempo de lamentaciones, sino de acción. Despiertan conscientes de que lo que
están buscando es un cuerpo y que no, por más que sea su obligación [de las
autoridades], son ellas quienes tienen que encontrar a sus desaparecidos.
Sé que la historia de estas
extraordinarias mujeres es conocida. ¿Por qué es importante traerla a colación
nuevamente? En medio de la contienda electoral más compleja de las últimas
décadas, con una crisis de derechos humanos que nos ha hecho saber de al menos
tres grupos de jóvenes desaparecidos sólo esta semana en distintas partes de la
República.
Quienes nos piden el voto no están
hablando de estos temas ni abordan a los desaparecidos más que como un
estandarte de discurso vacío. Hace un par de días, a través de EL FINANCIERO
Bloomberg, tuve la oportunidad de entrevistar a tres miembros de este grupo y
las cuestionaba precisamente sobre lo que quisieran pedirles a esos
‘presidenciables’.
“Que volteen hacia nosotros, que
hagan que se cumplan las leyes, esa indiferencia que la muevan, que vean que es
un dolor muy grande el que tenemos las madres con nuestros tesoros
desaparecidos, ninguno de ustedes habla de desaparecidos. Somos miles de madres
sufriendo y buscando a más de 40 mil (desaparecidos), hablan de 33 mil, pero
hay muchísimas más personas desparecidas”, respondió Mirna Medina.
Nos hemos llamado adictas a la
búsqueda. Hoy (Las Rastreadoras) se fueron sin Mirna a la búsqueda, trabajaron,
me siento muy orgullosa de ellas”, indicó Mirna Medina.
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