Martín
Moreno.
Tengo una
buena opinión sobre Margarita Zavala. Su desempeño como Primera Dama fue
discreto y decoroso. Cuando fue panista, hizo trabajo de brecha desde
adolescente y decidió renunciar al PAN en un ejercicio pleno de su libertad
personal. Hoy, tiene todo el derecho individual y político de buscar ser la
primera Presidenta de México. Que vaya a ganar es otra historia.
Sin embargo,
hay una sombra que más allá de que sea
su esposo, me parece que más que ayudarla, la perjudica. Más que impulsarla, la
atora. Más que consolidarla, la frena. Y esa sombra se llama Felipe Calderón
Hinojosa.
Sí, el ex
Presidente de México que ya muestra un protagonismo exacerbado, queriendo
aparecer en primer plano bajo cualquier pretexto, enviando un mensaje confuso y
de alto riesgo para Margarita: el candidato también soy yo, y en la boleta
apareceremos Margarita y yo. Estoy de regreso.
Cierto: el
capital político de Calderón aún se mantiene y goza de simpatías no solo dentro
de sectores del panismo- él continúa en Acción Nacional-, sino también entre
algunos estratos de la población. Todavía hay cierto calderonismo.
Sin embargo,
igualmente es cierto que cuando fue presidente, Felipe Calderón lastimó a
muchos sectores tradicionales del PAN, despreciando sus trayectorias y por ello
ahora le cobrarán facturas vía Margarita Zavala. Además, sufre el repudio de
millones que lo culpan de una guerra contra el narcotráfico a tontas y a locas,
sin estrategia eficaz, que enlutó a miles de hogares de civiles inocentes
caídos en los fuegos cruzados, e inclusive, masacrados por balas de soldados y
marinos. Vale recordar: nadie – con excepción del orate de Fox- le pedía a
Calderón dejar de luchar contra el crimen organizado; cosa muy diferente, era
cambiar de estrategia, reclamo que en Felipe encontró oídos tapados. Y esos,
sin duda, son factores que operan en contra de las aspiraciones presidenciales
de Margarita.
No sabemos si extraña mucho a Los
Pinos, o simplemente es víctima de la mordida de esa serpiente llamada poder
que cuando encaja los colmillos en las mentes volátiles, las trastorna y las
hace perder el rumbo. Lo cierto, es que el protagonismo de Felipe es, día tras
día, cada vez más dañino para la campaña, imagen y posibilidades de su esposa,
Margarita Zavala.
Su
protagonismo sin límites ya daña a su esposa.
En sus
afanes de asomar la cabeza y decir: “Estoy detrás de mi esposa” – cosa distinta
es apoyarla de manera más discreta, elegante y eficiente-, Calderón ha cometido
varias torpezas, bajo una soberbia que era pública en Los Pinos y que inclusive
llegó al grado del insulto a sus propios amigos, como fue el caso de uno de sus
más cercanos, César Nava, víctima de la ira incontrolable de Felipe durante los
funerales de Juan Camilo Mouriño. La ira es pésima consejera. Ciega y lleva al
error.
Por ejemplo:
Ese odio que siente Felipe Calderón
contra Andrés Manuel López Obrador y que lo hermana con el PRI – seamos claros:
en Los Pinos y en Calderón, Carlos Salinas, Diego Fernández de Cevallos y
compañía, ven a AMLO no como rival político, sino como odiado enemigo que debe
ser aniquilado-, lo lleva cometer excesos como el del pasado 5 de marzo.
Ese día,
Calderón, nublado por el odio a AMLO y a la izquierda latinoamericana, tuiteó
en su cuenta personal lo siguiente:
“Este tuit
del presidente @AndresPastrana_ es grave no solo para Colombia sino, de ser
cierto el comunicado – y confío plenamente en el presidente-, también para
México, pues involucraría una intervención de organizaciones venezolanas para
apoyar a @lopezobrador_ en redes sociales…”
El supuesto tuit de Pastrana era
falso, y Calderón no tuvo el mínimo cuidado en comprobarlo, lo cual era muy fácil: bastaba con
checar la cuenta de TW del colombiano, y listo. Pero no. Calderón no sólo fue irresponsable al tuitear fake news, sino de paso,
mostró una vez más ese odio contra AMLO que, al igual que la nomenclatura
salinista, mantienen sobre el tabasqueño.
Hoy,
Calderón solamente escucha a sus odios y obsesiones personales. Desconocemos
bajo qué estado emocional lo está haciendo. Y esa volatilidad suele traicionar
a la razón. Va otro ejemplo del 30 de marzo:
“A México lo
sacamos adelante los valientes, los que nos abrimos paso todos los días
superando obstáculos y adversidades. Hoy iniciamos el camino hacia la victoria.
#Valores #MargaritaPresidenta”
Tuit doblemente
desafortunado:
Primero, porque Calderón utiliza la
primera persona: “lo sacamos adelante… los que nos abrimos paso… Hoy
iniciamos…”. Si lo hizo de manera consciente, mal, porque antepone su figura a
la de la candidata Margarita Zavala. Y si lo hizo de forma inconsciente,
pésimo, ya que en su interior aspira abiertamente a una reelección presidencial
vía su esposa.
En mi nuevo
libro “1/Julio/2018 Cambio radical o dictadura perfecta” (Edit. Random
House/Aguilar Pg. 102), le hago la siguiente pregunta a Margarita Zavala, y así
responde ante una posible victoria en la presidencial:
-¿Qué papel
jugaría Felipe Calderón: le daría un cargo público?
(MZ): – Él tiene una trayectoria y actividades
propias en el ámbito internacional, especialmente en lo que se refiere al
combate global al cambio climático y a la defensa del medio ambiente. Yo seré
responsable de las decisiones de mi gobierno y él continuará sus actividades.
Por otro
lado, contar con la experiencia de alguien que conoce tanto a México en momentos
tan importantes, es una fortaleza. Pero insisto: la responsable de las
decisiones de mi gobierno seré yo. Él sabrá acompañarme como pareja.
Hasta aquí
la cita de mi libro.
Es decir:
Zavala es muy clara en acotar el intervencionismo de su esposo. “Yo seré
responsable de las decisiones de mi gobierno y él continuará sus actividades”,
define Margarita.
Hoy por hoy,
Felipe Calderón está desbordado de protagonismo.
Algo es muy claro:
Los excesos, abusos, protagonismos,
cuentas pendientes, repudios y rechazos de millones de mexicanos hacia Felipe
Calderón Hinojosa, se le cobrarán en la boleta a Margarita Zavala el próximo
uno de julio. No sabemos si ya alguien se lo dijo a Margarita o a Felipe, o es
tal la ira y soberbia del michoacano, que de verdad está creyendo que será el
detonante de la victoria de su esposa.
Margarita
debería apostarle a su presencia, discurso, oferta política y estrategia. Si le
alcanza para ser presidenta de México, será por ella. Si es derrotada, también
será por ella. Ya veremos hasta dónde llega.
Sin embargo,
sería una lástima para los zavalistas que el protagonismo fuera de control de
Felipe Calderón la descarrilara.
Sería una
pena para Margarita Zavala.
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