Por Juan
Alberto Cedillo.
CIUDAD
MANTE, Tamaulipas, Un recóndito terreno
ubicado en las faldas de la Sierra de las Cucharas, que forma parte de la
Biósfera “El Cielo”, se transformó en campo de exterminio. Fue la tumba y el
infierno para cientos de mujeres, niñas, jóvenes, adultos y viejos. Ciento cincuenta
kilos de restos humanos recolectados a lo largo de dos años así lo evidencian.
A pesar del dolor, familias acuden a colaborar con los peritos en la
recolección de huesos calcinados con la triste esperanza de conocer dónde
quedaron hermanos, padres e hijos, quienes se perdieron en ese “hoyo negro” en
el que se transformó Tamaulipas gracias a la complicidad de autoridades con el
crimen organizado.
Ese predio fue denunciado a Proceso
desde febrero del 2014:
“Es un cementerio clandestino donde el grupo
criminal de los Zetas al mando del comandante local (Ciudad Mante) Enrique
Santillán ejecutaban, quemaban y sepultaban a sus víctimas”, precisó la denuncia.
Tras la
captura del capo Santillán, éste confesó
que sus hombres incineraron cuerpos de al menos 500 de sus víctimas en un
páramo que se convirtió en un campo que se podría calificar como un “pequeño”
Auschwitz.
Ciudad Mante
es el epicentro de una zona rural del
sur de Tamaulipas plagada de verdes campos sembrados de caña y con paisajes de
selva tropical característicos de la Huasteca, integrada por municipios como
Xicoténcatl, Llera y Gómez Farías, entre otros.
La mañana del viernes 22 de febrero
familias de diversos colectivos que tienen parientes desaparecidos se
concentraron en un hotel para llevar a Alejandro Encinas, Subsecretario de
Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, al campo de exterminio y se sensibilice
con lo que ocurre en apartados y olvidada sitios de la provincia.
Esa mañana viajó de Tampico a Ciudad
Mante escoltado por dos camionetas blindadas de la antigua PGR con varios
hombres portando chalecos antibalas y fuertemente armados; además de unidades
de la Marina y la Policía Federal.
Para trasladarse a las faldas de la
Sierra de las Cucharas se sumaron más vehículos de fuerzas federales para
integrar el convoy de unos diez vehículos que recorrieron unos 30 kilómetros
sobre una estrecha carretera que conecta a Mante con Gómez Farías.
En un punto se abandonó la carretera
para ingresar en una “brecha” de terracería que conduce a un rancho llamado
Papalote.
El camino vecinal se termina y hay
que abandonar los vehículos para continuar a pie hasta donde están trabajando
peritos forenses de la ex Procuraduría General de la República, quienes tienen
resguardado el predio con cinta amarilla con la leyenda “PGR Criminalística”.
El sitio fue descubierto a finales
del año 2013 gracias a una denuncia anónima a efectivos a militares. La primera
ocasión que lo “visitaron” la sorpresa de los soldados fue mayúscula:
“Por todos lados encontraron cuerpos
sepultados, semienterrados y carbonizados. Muchos de los huesos fueron
arrastrados por las lluvias de septiembre del año pasado y quedaron regados por
todos lados”,
comentó a Proceso un testigo que acudió al predio.
Los Zetas tenían ahí un improvisado
campamento donde se localizaron unos diez barriles para incinerar cuerpos así
como cientos de prendas de vestir que posteriormente sirvieron para identificar
a algunas víctimas.
Desde el 2010 la región está bajo el
mando de los Zetas y debido a ellos poderosas empresas y negocios, como Lala,
Dominos Pizza o embotelladoras abandonaron Ciudad Mante.
Desde ese año hasta la fecha suman
unos dos mil desaparecidos en la región. A un buen número se les perdió el
rastro cuando circularon en su vehículos por las carreteras que conectan a
Mante con San Luis Potosí.
Mientras Alejandro Encinas se
colocaba el traje especial para ingresa al predio resguardado, María de los
Ángeles Rodríguez le contó que su hermano Rafael Rodríguez era operador de la
línea de transporte “chárter” “Turismo Pirasol”.
Recordó que el 17 de marzo del 2010
su hermano condujo un autobús con 29 jornaleros desde Ciudad Valles con destino
a Miguel Alemán.
A las 4:30 de la madrugada se le
perdió el rastro en la carretera cerca de Mante.
Días después
el autobús se localizó en el municipio de China, Nuevo León, y hasta la fecha
se desconoce el paradero de los jornaleros y de dos operadores.
Minutos después un grupo de
autoridades encabezadas por Encinas recorrió el ascendente terreno en el cual a
pesar del frondoso bosque se respira un “amargo ambiente”.
Los guió
Edith Pérez, madre quien busca a sus hijos José Arturo y Alexis Domínguez, a su
hermano y a su sobrina de 13 años llamada Milynali, y líder de la Asociación
Civil “Voz y Dignidad por los Nuestros”.
En una zona peritos remueven y
recogen tierra para trasladarla a donde otro grupo la colocó sobre unos 10
cernidores de arena fabricados por la organización “Voz y Dignidad por los
Nuestros”.
La organización los elaboró siguiendo
las indicaciones de los peritos, invirtiendo al menos mil pesos en casa uno ya
que los que trajo la PGR eran muy pequeños para la dimensión del terreno que se
debe “peinar”.
El Subsecretario de Derechos Humanos
se sumó, por breves minutos, a la búsqueda de restos.
En
entrevista con Proceso Alejandro Encinas
reconoció el importante trabajo que están realizando las organizaciones civiles
que colaboran con las autoridades.
“El trabajo de las familias y la
coordinación que han logrado con las instituciones locales y federales es un
modelo de intervención en estos casos de búsqueda que debe replicarse en otras
regiones del país”,
destacó.
Comparó la crisis humanitaria de los
miles de desaparecidos con lo ocurrido en guerras como la de Bosnia donde se
contabilizó un número similar de personas desaparecidas a las de México,
alrededor de 40 mil.
Para enfrentar ese reto mencionó la
necesidad de solicitar la cooperación internacional y mencionó que ya está
ayudando el Comité de la Cruz Roja Internacional y la Comisión Internacional
para Personas Desaparecidos de Holanda.
Nuevas
víctimas.
Tamaulipas encabeza la lista de
entidades con más desaparecidos con cerca de 8 mil casos hasta mediados del
2018.
Además, desde finales del año pasado se incrementó
la violencia en todo el noreste y las denuncias de secuestros también crecieron
en ciudades como Nuevo Laredo.
Uno de esos
casos es el de Jonathan Moisés Hernández, de 18 años quien fue secuestrado el
pasado 10 de diciembre alrededor de las 15 horas en el estacionamiento de una
concurrida cadenas de autoservicios Smart la Fe, por un grupo de hombres
armados que tripulaban una camioneta modelo Tacoma color blanco.
Sus captores
exigieron a su familia, originaria de Ciudad Valles, un rescate de medio millón
de pesos. Unos días después su padre, Severo Hernández de 42 años acudió a
pagar unos 400 mil pesos en efectivo y las facturas de dos vehículos.
Después de
acudir a entregar el rescate ya no regresó y ahora están en la categoría de
desaparecidos.
La procuraduría de Justicia de
Tamaulipas sólo simula que investiga, denunciaron sus familiares quienes
acompañaron a Alejandro Encinas durante su recorrido.
Las autoridades les dijeron que las
cámaras del C4 no funcionan y que tampoco consiguieron videos de las cámaras de
seguridad de la tienda. Ni las “sábanas” de las llamadas telefónicas que
registra Telmex.
Los integrantes de los colectivos
enfatizan su impotencia frente a la complicidad de autoridades tamaulipecas con
el crimen organizado. Denuncian a los funcionarios de la ex PGR a un poderoso
político y empresario que protegió a los capos Zetas que controlan Mante: César
Augusto Verástegui, “el Truco”, actual Secretario General de Gobierno en la
administración del Francisco García Cabeza de Vaca
“El Truco” fue alcalde de Xicoténcatl y durante su
mandato se documentó su relación con el capo Zeta Francisco “Pancho Carrión”,
el jefe Zeta quien sustituyó a Santillana.
Incluso existen fotografías donde aparecen juntos
César Verástegui y el capo Pancho “Carrión, quien fue abatido por la Marina en
abril del 2017.
Además de videos en Youtube de
sicarios de Pancho Carrión contando la relación de su jefe con “el Truco”.
Al terminar el recorrido las familias
con personas desaparecidas se congratulan por la estancia del Subsecretario de
Derecho Humanos en el campo de exterminio.
Manifiestan su confianza en que
Alejandro Encinas ponga más atención en estas tragedias y no quede entrampado
con el caso más mediático y como consecuencia al que le destina mayor atención:
Ayotzinapa.
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