Atzayaelh
Torres.
La idea de una procuraduría
energética se está gestando en el Poder Legislativo para defender a empresas
pequeñas y nacionales, de abusos de grandes consorcios transnacionales tanto
eléctricos como de hidrocarburos.
La idea resulta interesante si se
toma en cuenta la serie de litigios que hay en cualquier proyecto que tomemos
como ejemplo, mismos que derivan incluso en querellas personales, y en las
cuales nadie sale a dar la cara alegando que son conflictos entre particulares,
lo que retrasa las obras, genera sobrecostos y al final deriva en problemas de
imagen que generan incertidumbre.
Cierto es que hoy se contemplan
mecanismos de mediación bajo la ley comercial, pero que al no ser
especializados, dejan al descubierto un área de oportunidad en una versión 2.0
del andamiaje legal de esta industria, hoy pilar del futuro económico del país
(para bien o para mal) y P-R-I-O-R-I-D-A-D del gobierno en turno, con todo lo
que eso conlleve.
Ahí cabrían, por ejemplo, los siete
gasoductos pendientes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que por
problemas sociales, y de otras índoles, no se han podido concretar. Una
dependencia de este tipo empujaría, dicen sus pensadores, la construcción de
los mismos; también pozos petroleros que han sido abandonados por problemas
igual de 'sociales'.
Otro ejemplo
sería el caso de Codisa Corp. Energy,
que he dado seguimiento en este espacio, y quienes por cierto, ya presentaron
una denuncia ante la Comisión Reguladora de Energía (CRE) por la omisión de
supervisión de los proyectos por parte de uno de sus permisionarios, que como
exhibí en entregas anteriores, contrataron a la española Prodiel-Novamper quien
dejó pendientes por aclarar en el parque solar más grande del continente,
ubicado en Coahuila.
De hecho, facultades de esta 'procu'
podrían estar inspiradas en la que hoy tienen los órganos reguladores del
sector, pues de acuerdo con el artículo 22, fracción XVII de la Ley de los
Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética (LORCME), la CRE podría
actuar "si lo considera conveniente” como mediador o árbitro en la
solución de controversias respecto a actividades reguladas, sin mencionar que
esa misma ley le permite llamar a comparecer y ser investigados a los regulados
y sus actividades.
Así, y de acuerdo con el documento
con el folio 03532 sellado por la Oficialía de Parte de la CRE el 25 de
febrero, Codisa solicita al Consejo de Coordinación del Sector Energético (una
figura creada en la LORCME que la integran reguladores, Hacienda y la preside
Sener) que revise el proyecto que hoy opera ya para la Comisión Federal de
Electricidad, bajo un contrato emanado de la primera subasta eléctrica de largo
plazo del Mercado Eléctrico Mayorista, que organiza el Centro Nacional de
Control de Energía, “la Cenace”, como dijeron los futuros comisionados de la CRE en el Senado
de la República.
La última acta que se publicó de
dicho Consejo fue de abril de 2018, la siguiente debió ser en agosto y una más
en diciembre, sin
embargo, no fue así. El Consejo no
opera, y dentro de sus atribuciones podría revisar ese y muchos otros casos.
¿Lo hará? Primero que sesionen.
También cabrían en esa procuraduría
otros casos como los proveedores (de todos tipos y niveles) de Pemex que en lo
que va de este año no han podido cobrar, ante una evidente falta de flow cash
(como expresaron en Nueva York sus directivos), y que amenazan con hundir a
quien no tenga la infraestructura y soporte financiero para hacer frente a este
impasse.
Una procuraduría energética, dicen
otros como Ombudsman Energía México, no son necesarios, pues hoy existen
mecanismos de mediación de los que se puede echar mano, sin mencionar que sería
un mensaje negativo para los inversionistas extranjeros, pues existirá el
riesgo de que el Estado, como hemos visto, utilice su estructura para tener la
razón.
En fin, el proyecto aún está muy verde, ni siquiera
podríamos decir que en pañales, pero el contexto energético que vivimos exige
que se le ponga la debida atención.
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