Georgina
Morett.
A ocho meses
de la elección que lo dejó en un lejano tercer lugar, en el PRI se lleva a cabo
una lucha por la dirigencia del partido en la que, parece, no hay una clara
conciencia de su fuerza actual, que los tiene en un lejano tercer lugar.
Los priistas
aseguran que están a favor de una elección abierta a la militancia y consideran
que la mejor opción es que ésta sea organizada por el Instituto Nacional
Electoral (INE); la pregunta es si aceptarán las reglas y los resultados de
dicho proceso.
En su
Consejo Político Nacional, que se llevará a cabo hoy, el punto tres del orden
del día señala que se votará el acuerdo por el que se autoriza al Comité
Ejecutivo Nacional solicitar al INE que organice el proceso interno de elección
de la dirigencia nacional para el periodo 2019-2023.
Esta
definición del Consejo Político es indispensable ya que, de acuerdo con el
artículo 45 de la Ley General de Partidos Políticos, deben presentar al INE la
solicitud de apoyo cuatro meses antes de que venza el plazo para la elección
del órgano de dirección que corresponda.
El periodo
de la actual dirigencia vence en agosto y la fecha no podrá adelantarse debido
a que hay elecciones en seis estados: Puebla, Baja California, Aguascalientes,
Tamaulipas, Quintana Roo y Durango, y el mismo artículo 45 señala que los
partidos sólo podrán solicitar la colaboración del INE en periodo no electoral.
Puede ser
que con los ánimos caldeados de varios grupos en pos de la dirigencia, algunos
propongan que de una vez se vote el método de selección, por lo que primero
deben estar conscientes de lo que implica una elección organizada por el INE,
ya que es un partido político acostumbrado a la negociación, a los acuerdos y a
lo oscurito, y esto puede significar un problema.
El artículo
45 señala que la elección se organizará con cargo a sus prerrogativas, es
decir, que tendrán que pagarlo, cuando perdieron casi el 50 por ciento este
2019.
Y,
obviamente, después de esta elección, no se podrán dar negociaciones para ver
quién queda en la dirigencia, como sucedió cuando contendieron Roberto Madrazo
y Elba Esther Gordillo contra Beatriz Paredes y el hoy morenista Javier
Guerrero, ya que tendrán que acatar los resultados.
Como dato al
calce, el PRI recibirá en 2019, 840 millones 217 mil 689 pesos menos que en
2018 y sólo contará con 849 millones 372 mil 311 pesos.
A pesar de
esta fuerte disminución en las prerrogativas, los priistas siguen en la lucha
por quedarse con los restos del partido, que ha llegado a sus 90 primaveras.
Sin duda, el
grupo más claro en este momento es el que encabeza el gobernador de Campeche,
Alejandro Moreno, quién iría en dupla con Carolina Viggiano; este grupo está
apoyado por el presidente de la Fundación Colosio, José Murat, por el
exgobernador de Coahuila Rubén Moreira, quien es diputado y secretario de
organización del PRI, además de que conjunta al grupo cercano a José Antonio
Meade y Aurelio Nuño, quienes tienen un fuerte enfrentamiento con Miguel Ángel
Osorio Chong.
El senador
Osorio encabeza otro grupo fuerte que busca la dirigencia priista, él ha dicho
que sólo participará si se llega a un acuerdo de unidad, pero de cualquier
forma, podría quedar cualquier otro que fuera cercano a él, como René Juárez
Cisneros.
Y el grupo
de José Narró, que busca un acuerdo con Ivonne Ortega; aunque los dos pelean
por la presidencia y están reacios a aceptar la secretaría general, esta es la
carta que para muchos muestra la cara más limpia del priismo, pero todavía no
se tienen los acuerdos.
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