Por Nayeli Roldán.
El asesinato de 13
personas en una fiesta de cumpleaños el pasado viernes 19 de abril no fue el
primer hecho violento que sufren sus habitantes. De acuerdo con pobladores,
apenas la semana pasada “remataron” a un joven en el hospital civil, antes
mataron a un taxista; los comerciantes pagan derecho de piso y cada vez hay más
secuestros.
Este municipio de
Veracruz, con apenas 157 mil 393 habitantes, ha visto casi duplicar el número
de homicidios en los últimos tres años, y aún no pueden creer lo que ocurrió el
viernes: un grupo armado asesinó a hombres, mujeres y hasta un bebé de un año
de edad.
Animal Político buscó a
amigos y familiares de las víctimas para conocer un poco más de sus vidas. En
el atentado fallecieron aficionados a deportes, muchos de ellos familiares
entre sí, una estudiante, una ama de casa. Todos se encontraban celebrando el
cumpleaños 52 de Fluvia en la palapa Los Potros, propiedad de Hebert, cuñado de
la festejada.
Leobardo Salinas Jiménez.
Tenía 32 años y desde la preparatoria jugaba handball. Cada
fin de semana asistía al Club Leones Handball y apenas en marzo se unió al
equipo oficial para competir contra la selección de Veracruz. Jugaba de centro
y siempre se destacó, “cada que tiraba era un balón casi seguro para gol”, dice
uno de sus compañeros.
Por eso es que varias veces fue seleccionado estatal en
diferentes categorías para representar a Veracruz en torneos nacionales. Su
pasión por el deporte también le alcanzaba para entrenar a jóvenes de entre 15
y 19 años, quienes lo admiraban.
Era trabajador eventual en Pemex y estaba casado. Su hijo
mayor tiene 8 años y la menor, 2 años. Los integrantes del club de Handball
están consternados por la pérdida y planean hacer un torneo en su honor, porque
esa, dicen, es la mejor manera de recordarlo.
Lo despidieron con una publicación en la página de Facebook
con su fotografía donde se le ve con el balón en la mano, a punto de lanzarlo,
sin ningún rival al acecho. Corpulento de piernas fuertes, usaba una playera
blanca con el número 23.
Estaba en la fiesta festejando a Fluvia, su tía.
Irma Barrera Álvarez.
Era ama de casa y aunque nació en Guerrero, llegó a
Minatitlán desde muy pequeña. Ahí conoció a Marco Aurelio, se hicieron novios
desde la primaria y se casaron. Tenía 45 años, pero aparentaba menos edad
porque iba al gimnasio y siempre cuidó su apariencia, dicen sus conocidos. De
cabello negro hasta la cintura, piel morena y ojos grandes, se veía apenas
mayor que su hija Thalía de 18 años, por eso en las fotografías que posaban juntas
ella decía que se veían “como dos gotas de agua”.
Quienes la conocieron la describen como una mujer “reservada,
amable, educada”.
Su hijo mayor, Marcos, de 24 años estaba con ella en la
fiesta y sobrevivió, aunque se encuentra grave en el hospital desde la noche
del atentado. El joven también jugaba beisbol, como su padre, quien también es
trabajador de Pemex y fue delegado ante el sindicato.
El joven estudia en el Tecnológico de Minatitlán y trabaja
como bailarín en fiestas de 15 años, por eso todos lo conocen. Es tan querido
que en las estéticas de la zona ofrecieron cortes de cabello gratis a cambio de
donar sangre para él.
César Hernández Barrera.
Tenía 45 años y desde hacía 15 trabajaba como eventual en
Petróleos Mexicanos. Estaba casado con Nancy y recién habían festejado el
primer cumpleaños de Santiago, el más pequeño de las víctimas en el atentado.
Era jugador de beisbol y entrenaba al equipo Marlins en la
categoría Poly. Quienes lo conocieron lo describen como “dicharachero, amable y
buena persona”. Este domingo, sus compañeros y familiares hicieron un homenaje
de cuerpo presente en el estadio de beisbol Beto Ávila. Él y su pequeño hijo
fueron despedidos entre porras y aplausos.
Santiago Hernández.
Las fotos del pequeño ataviado sólo con un pañal tejido de
hilo color beige y un gorro verde que circulan en redes sociales son de la
página de Facebook de Nancy, su madre. Apenas el 21 de marzo la había puesto
como imagen de portada. En otra de las imágenes el bebé sonríe y juguetea con
los collares de colores que trae puesto. Detrás de él, un letrero de globos
dorados anunciando el 2019. Esa imagen fue publicada el 1 de enero.
Nancy, la madre, sobrevivió a los disparos, pero se encuentra
internada en el hospital.
Hebert Reyes Martínez.
En este abril había cumplido 43 años y apenas se sobreponía
de la muerte de su madre en diciembre pasado. Desde hacía 20 años trabajaba en
el Complejo petroquímico de Cosoleacaque, ubicado en carretera transístmica de
Minatitlán y fue ascendiendo hasta llegar a supervisor de área del departamento
de fogoneros.
Tenía más de 20 años de casado y cinco hijos. Era aficionado
al beisbol y jugó en el equipo Los Potros. También le gustaba bailar, “nunca
podía faltar a las fiestas”, dice una persona allegada a la familia. Sólo de
escuchar las estrofas de “Saca la cabecita”, del grupo “Jimmy y sus teclados”,
enseguida se ponía a bailar; era su canción preferida.
Era dueño de la Palapa Los Potros, donde se realizaba el
cumpleaños de Fluvia, su cuñada. No era un salón de fiestas, sino un espacio
que utilizaba sólo para reuniones familiares. “No se la rentaba a extraños”,
porque ahí vivían también otros de sus familiares, era casa particular, dice
una de sus conocidas.
Patricia Cabrera Ramos.
Era estudiante de octavo semestre de la licenciatura en
Nutrición en la Universidad del Valle de México, campus Puebla. La escuela
emitió un comunicado en el que “lamenta y condena estos actos de violencia e
insta a las autoridades de los tres órdenes de gobierno a esclarecer y castigar
a los responsables, así como de garantizar la seguridad en el país”.
Julio César González
Reyna (Becky)
Mujer transexual dueña del bar gay “La eskina del chkl”. Era
una de las invitadas a la fiesta de cumpleaños. Según la versión oficial
emitida por la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz, los sujetos que
atentaron contra los asistentes llegaron preguntando por ella. Este domingo se
realizaron sus funerales.
Alfredo Meugniot Careta.
En su cuenta de Facebook se nombraba “Fred”. Era originario
de San Francisco Campeche, estudió Psicología en la Universidad Juárez Autónoma
de Tabasco (UAJT) y trabajaba en Especialistas Turbopartes, S. A. de C. V. Era
aficionado al futbol y en varias fotografías se le observa con la playera de
Chivas.
Apenas el 6 de abril nació su primera hija. Su esposa,
Jessica, lo describía como “su complemento”.
Juan René López Velázquez.
Era integrante de la sección 10 del Sindicato de Trabajadores
Petroleros de la República Mexicana (STPRM). En 2016 consiguió la posición de
secretario de Ajustes Talleres “Refinería General Lázaro Cárdenas”, de
Minatitlán, durante la gestión de
Jorge Wade González, secretario general de la sección.
En el LXXXII aniversario del sindicato en 2017 fue uno de los
oradores principales. Ante unos 600 trabajadores, según reportes periodísticos,
dijo que “los petroleros de Minatitlán nos sentimos correspondidos por los
logros alcanzados por nuestra dirigencia y refrendamos el histórico compromiso
con Petróleos Mexicanos como empresa productiva y subsidiaria del Estado, ya
que un sindicato fuerte y unido se traduce no solo en beneficios para sus
trabajadores sino también se convierte en un Pemex más eficiente y productivo”.
Raúl Palacios Vasconcelos.
Era músico, integrante de grupo de cumbia de Minatitlán. Otro
integrante del grupo había sido contratado para el festejo de ese viernes 19 de
abril, pero no pudo ir, por eso pidió a Raúl que lo supliera.
Su grupo tenía programada otra presentación este sábado, pero
la cancelaron por miedo tras lo sucedido.
Felicitas Cabrera Gil, Ana María Santos Hernández y Julio
César Vázquez López también fueron asesinados durante el atentado, pero no se
ha podido contactar con sus familiares o amigos.
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