Por Daniela
Barragán.
La Universidad Autónoma de la Ciudad
de México (UACM) acumula 12 años de anomalías en los proyectos de
infraestructura interna: hay retraso en la entrega, aumento en el precio, obras
sin contrato, sobreprecio y mala ejecución. El costo de esa obra mal ejecutada
ronda ya en 300 millones de pesos provenientes del erario público federal.
De acuerdo con la documentación
recabada por alumnos y profesores compartida a SinEmbargo, la mayoría de las
obras de infraestructura presentan irregularidades que se ven reflejadas en
obras congeladas, obras que son solo cascarón, hay muros fantasma, obra que
nunca se hizo y en contratos a los que se les han hecho convenios
modificatorios de entrega hasta en dos ocasiones.
El tema llegó a la nueva
administración de la Ciudad de México encabezada por Claudia Sheinbaum Pardo.
En febrero pasado anunció que en febrero de este año se habían detectado
subejercicios en el presupuesto de la UACM, además de pagos por obra que no se
construyó o no se terminó. Luego de eso, el actual Rector de la universidad,
Galdino Morán, solicitó la realización de dos auditorías para revisar las obras
de infraestructura realizada entre 2014 y 2018.
La denuncia constante es por el mal
manejo de 300 millones de pesos de la federación. La comunidad uacemita ha
exigido rendición de cuentas y que los casos de omisión y corrupción no queden
impunes.
La Auditoría Superior de la Ciudad de
México ha intervenido ya en algunos casos y encontró, por lo menos en el
periodo de 2007-2009, que todos los contratos de obra tenían irregularidades.
De ese entonces a la fecha, lo señalado en esa primera revisión se ha venido
repitiendo.
“Hay omisión, corrupción y
defraudación. Se lucra con el patrimonio de la universidad y hay
responsabilidades claras de quienes no le han dado seguimiento a los casos, que
son visibles y están documentados. Son 12 años de corrupción en la obra de
infraestructura interna. La mala obra o los contratos con irregularidades son
una constante”,
comentó en entrevista con SinEmbargo, Roberto López, estudiante de la
universidad.
De acuerdo
con la documentación presentada, la mala
ejecución de obras parte del ejercicio 2007- 2009, donde la universidad celebró
38 contratos de obra y mantenimiento. La Auditoría local tomó una muestra de
esos contratos y señaló que había un “100 por ciento de irregularidades e
inobservancia a las normas en materia de obras y servicios relacionadas con las
mismas en la UACM […] de manera general se llevaron a cabo con discrecionalidad”.
Para el
ejercicio de 2014 a 2018, se detectaron
otras anomalías. Según lo expuesto por López, en ese periodo ingresaron 300
millones de pesos de recursos federales de 2014 y 2015 para la realización de
obras en la universidad. Están además los recursos y otros 34.4 millones de
pesos del Ejercicio de 2016. En total, 260 millones están actualmente
comprometidos en 29 contratos.
“Los 29 contratos tienen
irregularidades: retraso en la entrega, aumento en el precio, obras sin
contrato, sobre precio, mala ejecución, empresas privilegiadas, no aplicación
de sanciones. Incluso hay un apartado en que se reclama que no haya
expedientes, hay documentos extraviados. Se repiten, son los comunes. De estos
260 contratados se han pagado 217 millones. Y las obras no están terminadas o
están mal hechas”,
añadió López.
LOS CASOS DE
OBRA.
De lo documentado por profesores y
alumnos está el caso del Plantel San Lorenzo Tezonco para un edificio que
tendría que albergar un laboratorio, salones de clase y cubículos de
profesores, pero quedó con la pura estructura.
Después de
eso, la UACM lanzó una licitación en la
que ganó una empresa que no tenía póliza de seguro, requisito obligatorio para
que una obra se pueda realizar, entonces se canceló y se le dio a otra a la que
se le pidió realizar un estudio de la estructura que se hizo en un inicio, para
determinar si era o no funcional por el nivel de oxidación que pudiera tener.
Dice que sí, y comienzan a operar en febrero de 2016.
Pero luego dijeron que la estructura era de
acero y ya estaba oxidada, por lo que se tenía que lijar y colocar primer para
que no se deteriorara, pero que eso no estaba contemplado en el contrato y
entonces fue un cobro adicional.
El modelo de contratación de obra que
maneja la UACM es anunciar lo que necesita, recibe propuestas y de ahí se
selecciona el mapa y el diseño de los edificios, entonces hay casos en que las
obras no tienen planos ni proyectos.
Otro caso ocurrió en el Plantel Del
Valle para unos sanitarios: se firmó el trato por los representantes de las
compañías y la universidad. Quedó dicho que se remodelarían los sanitarios para
poner accesos a personas con capacidades diferentes, se cambiaría el
mobiliario, piso y ventanales.
Pero no se construyeron esos accesos,
solo se pintaron las paredes y se cambió el piso. No hicieron ningún otro tipo
de modificación; “la empresa dijo que todo eso no estaba en los contratos, pero
sí estaba y esa es una constante en los planteles”, sostuvo Roberto López, que
agrega que hay edificios que debían tener tubería de fierro colado pero que se
les colocó PVC.
En Casa
Libertad, la universidad compró loza
para el plantel, pero a la par se hizo la contratación para la modificación de
la estructura y que ya contemplaba los pisos. La UACM gastó el doble y esos
pisos se quedaron en el almacén, pero después ese material se les dio a las
empresas y jamás le fue pagada cuando la empresa tuvo que haberlo comprado o en
el caso descontar esa aportación.
También están los precios inflados. También en
Plantel Del Valle se pretendió pagar la obra civil de un elevador, que es solo
el cajón. Costaba 550 mil pesos, “pero el Plantel Del Valle solo tiene planta
alta y baja. En el Plantel centro Histórico se hizo una contratación similar y
en un primer momento costo 120 mil pesos, luego subió a 230 mil, pero este
plantel tiene tres pisos”, explicó López.
Se registró el “Caso Orión”, que fue
un cambio de nodos y redes inalámbricas y eléctricas en donde se terminó
acreditando que el costo del material se incrementó un 20 por ciento. La
Auditoría empezó a señalar que los precios estaban inflados y a la compañía no
se le había pagado todo aún, la empresa aceptó que eran un 20 por ciento más y
que había sido responsabilidad de su supervisor y de la gente de la UACM.
Ellos, dijeron, despidieron a su personal y la universidad no había hecho lo
suyo y pagó la obra al precio elevado.
San Lorenzo Tezonco, que es el
plantel más grande, tiene un contrato que debió acabar en diciembre de 2016.
Tras dos convenios de prórroga tuvo que haber terminado en diciembre de 2017,
pero al cierre de 2018 aún no hay obra.
La Auditoría
señaló que todas las obras tenían esas
prórrogas y no se ha cobrado ninguna sanción económica al respecto.
“Esas son las características de las
obras. Son los ejemplos más claros. Todo esto está en manos de la Auditoría y
quedó asentado en su informe de 2017 que no se podían hacer contrataciones a
precio alzado, pero aun así no ha habido un procedimiento de sanción”, agregó.
De acuerdo
con la Norma de Obras de la universidad “los
contratos de obra que se celebren bajo la modalidad de precio alzado deberán
cumplir con todas las disposiciones establecidas en las presentes normas,
siempre y cuando no se opongan en su aplicación e interpretación a su naturaleza
de precio alzado […] Los contratos a precio alzado no podrán modificarse bajo
ninguna circunstancia por monto o plazo ni estarán sujetos a ajustes de
costos”.
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