Salvador
Camarena.
Primavera
del año 2021. El país opera de la siguiente manera.
-A lo largo
y ancho de México se han establecido 8 mil Centros Integradores de Desarrollo.
La totalidad de estas oficinas no están ni abiertas ni acondicionadas como lo
prometió el presidente: como un espacio con cajero automático del banco de
Bienestar para dispersión de fondos de programas sociales, conectividad de
internet y personal para enlace con los superdelegados federales. Todas las
oficinas son operadas o monitoreadas por siervos de la nación. Todas tienen los
colores que distinguen por igual a Morena y al gobierno federal. Nadie ha
podido determinar cuántas realmente funcionan, pero el presidente de la
República dijo en su segundo informe de gobierno que están abiertas y
operativas el 100 por ciento.
-En las 266
regiones en que se dividió al país la Guardia Nacional reporta una baja
sensible de los delitos. Los mandos castrenses publican un reporte mensual por
cada una de estas regiones, que en términos de seguridad fueron superpuestas
sobre los ámbitos municipales o estatales. De cuanto sucede en las regiones en
violencia, se reporta antes a la Presidencia de la República, muchas veces ni
siquiera a la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Los gobernadores, que en un
principio vieron con alivio que alguien les quitara la responsabilidad de la
seguridad, han terminado por recelar a la Guardia Nacional, que ahora maneja
los presupuestos para la seguridad que antes recibían estados y municipios.
Distintos expertos en seguridad sostienen que la violencia no ha descendido
desde tiempos de Peña Nieto, pero luego de la cancelación del Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública tienen problemas para
defender sus números, cuestionados cada mañana desde Palacio.
-Todos los
superdelegados 'coordinan' la entrega de los programas sociales en eventos
semanales que hacen, caminan y parecen actos proselitistas… pero son de
gobierno. En los estados que no son gobernados por Morena, algunos partidos han
denunciado a los superdelegados, pero las autoridades electorales no han
abierto investigación alguna al respecto.
-La
Secretaría de Bienestar reporta mes con mes que la cifra de pobres en México va
a la baja. El dato no ha podido ser contrastado de manera independiente.
Diferentes especialistas han denunciado que a pesar de que el presidente ha
prometido en las mañaneras que las bases de datos están a disposición de
cualquiera, la dependencia se niega a compartir esos números al declarar que
los mismos se manejan en la coordinación de programas para el desarrollo en
Presidencia, en donde a su vez refieren que quien cuenta con la información es
Bienestar. Así llevan al menos un año, fecha en que el desaparecido INAI falló
a favor de la transparencia.
-Distintas
encuestas señalan que el presidente de la República goza de popularidad (con
números pocas veces vistos desde que se usan regularmente estos instrumentos, a
finales de los años ochenta del siglo pasado). La información contrasta con el
férreo control en los eventos del mandatario, que todavía hasta bien entrado el
primer año de gobierno se realizaban sin mayor protocolo de seguridad.
-En las
mismas encuestas, la percepción de corrupción es menor que en el sexenio de
Peña Nieto, pero la gente señala que su nivel de vida no ha crecido o, incluso,
se ha deteriorado. López Obrador achaca las quejas sobre la economía a la
prensa.
-Las
calificadoras indican que este año de nueva cuenta el país no crecerá ni al dos
por ciento, pero el presidente señala que él tiene otros datos y que el pueblo
le dará la razón en las elecciones venideras.
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