Tatiana
Clouthier.
“Si el
hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo”
En el
transcurso de este 2018, me ha tocado recorrer el país y estar más activa en
las redes sociales. Lo anterior por andar en campaña apoyando al presidente
electo y a partir del 1 de septiembre como diputada federal.
Debo confesar que ha llamado la
atención que de los escritos y peticiones que la gente entregaba a López
Obrador, y de lo que hoy me llega por medio de las redes sociales, la mayoría
tiene que ver con asuntos pendientes de resolver, relacionados con la justicia
o el Infonavit. La gente tiene un asunto o pleito con posesión de tierra, con
derechos en disputa, la custodia de un hij@, pugnas o hasta una sanción en
trámite. De lo relacionado con el Infonavit, me ocupará en otra ocasión.
Regreso al tema de la justicia, dado
que en este país tenemos a bien y para bien la división de Poderes, con el fin
de que existan pesos y contrapesos. Sin embargo con lo que uno ve que aparece
en medios y como sucede en lo cotidiano, no parece haber quien “vigile” o le
haga contrapeso al poder judicial.
Lo anterior se evidencia pues hace
algunos días, una organización no gubernamental “México Justo”, presentó, en el
Congreso de la Unión, un documento para su análisis de casos de abusos dentro
del Poder Judicial, de tal magnitud que solicitan se inicie un juicio político
contra el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y
contra el ministro adscrito a la Primera Sala del mismo cuerpo.
Debemos reconocer tristemente que ya
se habían escuchado voces de abusos y corrupción dentro del poder judicial:
reembolso de los gastos de tintorería de los trajes de trajes de ministros
(sic); el exceso de los gastos de comidas y su no apertura a que se conozcan
por estar protegidos -como si fueran algo que pone en riesgo la vida o
privacidad de los ministros-, y la existencia de nepotismo a la máxima
expresión, es decir, familiares trabajando en el Poder Judicial bajo el mandato
de los mismos superiores o haciendo cruces con los amigos. Ante estos hechos
vale la pena preguntarnos, ¿quién le pone la lupa al Poder Judicial que es al
final del día el gran juez de este país?
El caso que
hoy se presenta en el Congreso es contra el ministro presidente de la Suprema
Corte y del ministro adscrito a la Primera Sala de la misma Suprema Corte. Se les acusa de que sus hijas trabajan en
la Corte con salarios muy altos y sin cumplir necesariamente con el requisito
de la meritocracia sino por nepotismo. Existe de hecho un reporte que dice que
hay un 51 por ciento de jueces federales que ha logrado que uno de sus
familiares entre al mismo circuito judicial.
Para
regresar a la queja ante el Congreso, se
encuentra entre una de ellas Ana Elena Aguilar, hija del ministro presidente
quien es ni más ni menos que cirujano dentista. Es decir no hay motivo alguno para encontrarse
trabajando en el Poder Judicial, pues ha trabajado como Oficial Judicial,
Oficial Administrativa entre otros.
Por otro lado está Daniela Pardo Soto
Reyes, hija de otro ministro y cuyo nombre se oculta en el directorio. Daniela
sí es abogada, sin
embargo en tan solo cuatro años logró
uno de los cargos más altos en la familia judicial y hoy despacha en la misma
sede que su padre.
Como estos hay más casos, y el tema
es que ha llegado el momento de que se le ponga una lupa a la justicia para
poder que ésta termine siendo así, justa.
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