Jenaro
Villamil.
En la
campaña presidencial, Andrés Manuel
López Obrador afirmó que la cuarta transformación representaba una separación
entre el poder político y el poder económico. En su conferencia de prensa
del pasado 29 de octubre, al anunciar la cancelación del Nuevo Aeropuerto
Internacional de México (NAIM) en Texcoco volvió a mencionar este proceso.
La verdadera consulta no era
solamente sobre una terminal aérea y sus consecuencias sociales y medio
ambientales, sino sobre el verdadero poder de decisión política.
“El gobierno no estará al servicio de
una minoría. Prevalecerá, les guste o no, el interés general. ¡Imagínense, el
Estado supeditado a los mercados financieros! Desde ahora hay una frontera
entre el poder político y el económico”, sentenció López Obrador.
Y resumió en tres preguntas el diferendo:
“¿Quién manda? ¿No es el pueblo? ¿No son los ciudadanos? ¿No es eso la
democracia?”.
El episodio de Texcoco ha mostrado el
duro rostro de los dilemas de la transición y de los intereses en juego. En este sentido, la discusión y el proceso de consulta
fueron muy sanos para que cada quien se quitara sus máscaras y tomara una
posición clara. La “luna de miel” que se observó en los días posteriores a las
elecciones presidenciales del 1 de julio fue simplemente eso: un breve periodo
de tregua antes de que se discutieran y se decidiera sobre los proyectos
reales.
La otra pista de disputa fue el
terreno de la comunicación política. ¿Quién comunica? ¿Qué se comunica? y ¿Cómo
se pondera o se exageran los costos y efectos de la cancelación del NAIM en
Texcoco?
Lo que
observamos de manera explícita fue una
descarada militancia de los principales conductores, comunicadores, “expertos”
y editorialistas contra la cancelación de Texcoco y contra la consulta misma.
Nueve de cada 10 mensajes, antes, durante y después de la consulta fueron
descalificaciones a ésta: “trampa”, “ocurrencia”, “ilegal”, “peligrosa”,
“irresponsable” fueron, entre muchos, los adjetivos que lanzaron desde los
mismos frentes.
La crítica a la consulta se convirtió
en “cargada mediática” contra la misma desde las principales estaciones de
radio y televisión. Casi al unísono citaron a la cúpula empresarial y a los
principales defensores de Texcoco que tuvieron a su servicio todos los
micrófonos radiofónicos y televisivos para advertirnos que llegaría el
Apocalipsis si se cancelaba esta magna obra.
Por cierto, estas voces nunca se escandalizaron de
manera similar frente a las consecuencias de cancelar el tren México-Querétaro
-58 mil millones de pesos- en 2014, al calor del escándalo de la Casa Blanca y
el vínculo presidencial con Grupo Higa. Tampoco lo hicieron por la cancelación de la Refinería Bicentenario -nueve mil
612 millones de pesos invertidos- en el sexenio calderonista; o por el fracaso
espectacular degenerado en “estafa maestra” de la Cruzada Nacional contra el
Hambre.
Descalificación
y derecha mediática.
En el episodio de la consulta
observamos una abierta descalificación de este sector que claramente se definió
como derecha mediática.
Miles de mexicanos
vieron a reporteros enviados por sus
redacciones actuando “trampas” para desacreditar la consulta. Todos escuchamos
los mismos mensajes de miedo y de guerra sucia contra la misma. Todavía el
lunes 29 hubo comentaristas como Fernanda Familiar llamando abiertamente a los
empresarios a dar una especie de golpe de Estado.
Los excesos de esta derecha mediática
intoxicaron a los ciudadanos y generaron el mismo fenómeno de resistencia y
efecto boomerang que observamos en la campaña presidencial y en las elecciones
del 1 de julio. A mayor volumen de amenazas y cuestionamientos, mayor oposición
a Texcoco.
Si querían apoyar el NAIM lograron
exactamente el efecto inverso: generar una oposición que se expresó en las
urnas de la consulta y en las redes sociales.
Algunos
ejemplos de este fenómeno los observamos entre el lunes 29 y este martes 30 de
octubre:
-De las 21 primeras planas de los
periódicos que circulan en la Ciudad de México, todas tuvieron como noticia
principal la cancelación de Texcoco, pero 10 de éstas destacaron la “guerra”
entre empresarios y López Obrador; la caída de los mercados financieros y la
devaluación del peso e, incluso, una se basó en un análisis de un banco suizo
para advertir: “Alerta UBS sobre posible reelección de Andrés Manuel” (Diario de México).
Así se
cabeceó la nota en los principales periódicos capitalinos: “Castigan mercados cancelar el NAIM” (Reforma); “AMLO entierra Texcoco
y genera rechazo empresarial” (El Universal); “Consulta: AMLO alegre, furiosos
los empresarios” (Milenio Diario); “Saturación aérea acabará en tres años”
(Excélsior); “AMLO: va proyecto sobre Santa Lucía; quedará en 3 años” (La
Jornada); “Fin del NAIM-Texcoco desata nerviosismo en IP, mercados, peso”(La
Razón). Y los dos periódicos financieros especializados así cabecearon: “Día de
furia” (El Economista) y “Se une IP por Texcoco” (El Financiero).
-Un
monitoreo de las notas más importantes en radio y televisión del 29 de octubre
destaca las siguientes notas: “La
votación no ofreció garantías de imparcialidad, certeza y objetividad: Consejo
Coordinador Empresarial” (Las Noticias y Despierta con Loret, en Televisa);
“Vamos a estar viendo a largo plazo un sexenio que aún no empieza con
decisiones irracionales: Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex”
(todas las estaciones de radio).
El
presidente de la CCE, Juan Pablo Castañón, ofreció
nueve entrevistas en radio y televisión a lo largo del lunes, mientras que
Gustavo de Hoyos, de la Coparmex, dio siete; y el vocero del gobierno electo,
Jesús Ramírez, registró cuatro entrevistas en ese mismo monitoreo.
Guerra
polarizada.
-En las
redes sociales se liberó más bien una guerra de opiniones polarizadas. El 80%
se concentraron en la plataforma de Facebook, 17.7% en Twitter bajo el hashtag
#ConsultaCiudadanaNAIM que generó 67.8 millones de impactos y 3.5 millones de
interacciones en los cuatro días. El hashtag #MexicoDecide (que convocó a
participar en la consulta) tuvo un alcance de 11.4 millones impactos y 4.1
millones de interacciones; #YoVotoPorSantaLucía logró 3.9 millones y 8.1
millones de interacciones; #TexcocoVa produjo un alcance de 6.8 millones y 3.8
millones de interacciones.
El problema en las redes sociales fue
la creciente polarización que impidió una deliberación con argumentos y con
menos odio y mensajes de miedo.
La abierta campaña contra la consulta
y también los mensajes apocalípticos al cancelarse la opción de Texcoco han
generado un estado de ánimo sobrecargado de mensajes poco racionales y
extremos.
Finalmente, la primera prueba de la verdadera
transición entre un sistema político y otro que apenas iniciará formalmente el
próximo 1 de diciembre demostró que también es el poder mediático el que
necesitará democratizarse para ganar la credibilidad perdida, al menos en los
medios masivos y en varios medios impresos.
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