miércoles, 31 de octubre de 2018

Texcoco y la derecha mediática, la otra pista del enojo.


Jenaro Villamil.

En la campaña presidencial, Andrés Manuel López Obrador afirmó que la cuarta transformación representaba una separación entre el poder político y el poder económico. En su conferencia de prensa del pasado 29 de octubre, al anunciar la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco volvió a mencionar este proceso.

La verdadera consulta no era solamente sobre una terminal aérea y sus consecuencias sociales y medio ambientales, sino sobre el verdadero poder de decisión política.

“El gobierno no estará al servicio de una minoría. Prevalecerá, les guste o no, el interés general. ¡Imagínense, el Estado supeditado a los mercados financieros! Desde ahora hay una frontera entre el poder político y el económico”, sentenció López Obrador.

Y resumió en tres preguntas el diferendo: “¿Quién manda? ¿No es el pueblo? ¿No son los ciudadanos? ¿No es eso la democracia?”.

El episodio de Texcoco ha mostrado el duro rostro de los dilemas de la transición y de los intereses en juego. En este sentido, la discusión y el proceso de consulta fueron muy sanos para que cada quien se quitara sus máscaras y tomara una posición clara. La “luna de miel” que se observó en los días posteriores a las elecciones presidenciales del 1 de julio fue simplemente eso: un breve periodo de tregua antes de que se discutieran y se decidiera sobre los proyectos reales.

La otra pista de disputa fue el terreno de la comunicación política. ¿Quién comunica? ¿Qué se comunica? y ¿Cómo se pondera o se exageran los costos y efectos de la cancelación del NAIM en Texcoco?

Lo que observamos de manera explícita fue una descarada militancia de los principales conductores, comunicadores, “expertos” y editorialistas contra la cancelación de Texcoco y contra la consulta misma. Nueve de cada 10 mensajes, antes, durante y después de la consulta fueron descalificaciones a ésta: “trampa”, “ocurrencia”, “ilegal”, “peligrosa”, “irresponsable” fueron, entre muchos, los adjetivos que lanzaron desde los mismos frentes.

La crítica a la consulta se convirtió en “cargada mediática” contra la misma desde las principales estaciones de radio y televisión. Casi al unísono citaron a la cúpula empresarial y a los principales defensores de Texcoco que tuvieron a su servicio todos los micrófonos radiofónicos y televisivos para advertirnos que llegaría el Apocalipsis si se cancelaba esta magna obra.

Por cierto, estas voces nunca se escandalizaron de manera similar frente a las consecuencias de cancelar el tren México-Querétaro -58 mil millones de pesos- en 2014, al calor del escándalo de la Casa Blanca y el vínculo presidencial con Grupo Higa. Tampoco lo hicieron por la cancelación de la Refinería Bicentenario -nueve mil 612 millones de pesos invertidos- en el sexenio calderonista; o por el fracaso espectacular degenerado en “estafa maestra” de la Cruzada Nacional contra el Hambre.

Descalificación y derecha mediática.

En el episodio de la consulta observamos una abierta descalificación de este sector que claramente se definió como derecha mediática.

Miles de mexicanos vieron a reporteros enviados por sus redacciones actuando “trampas” para desacreditar la consulta. Todos escuchamos los mismos mensajes de miedo y de guerra sucia contra la misma. Todavía el lunes 29 hubo comentaristas como Fernanda Familiar llamando abiertamente a los empresarios a dar una especie de golpe de Estado.

Los excesos de esta derecha mediática intoxicaron a los ciudadanos y generaron el mismo fenómeno de resistencia y efecto boomerang que observamos en la campaña presidencial y en las elecciones del 1 de julio. A mayor volumen de amenazas y cuestionamientos, mayor oposición a Texcoco.

Si querían apoyar el NAIM lograron exactamente el efecto inverso: generar una oposición que se expresó en las urnas de la consulta y en las redes sociales.

Algunos ejemplos de este fenómeno los observamos entre el lunes 29 y este martes 30 de octubre:

-De las 21 primeras planas de los periódicos que circulan en la Ciudad de México, todas tuvieron como noticia principal la cancelación de Texcoco, pero 10 de éstas destacaron la “guerra” entre empresarios y López Obrador; la caída de los mercados financieros y la devaluación del peso e, incluso, una se basó en un análisis de un banco suizo para advertir: “Alerta UBS sobre posible reelección de Andrés Manuel” (Diario de México).

Así se cabeceó la nota en los principales periódicos capitalinos: “Castigan mercados cancelar el NAIM” (Reforma); “AMLO entierra Texcoco y genera rechazo empresarial” (El Universal); “Consulta: AMLO alegre, furiosos los empresarios” (Milenio Diario); “Saturación aérea acabará en tres años” (Excélsior); “AMLO: va proyecto sobre Santa Lucía; quedará en 3 años” (La Jornada); “Fin del NAIM-Texcoco desata nerviosismo en IP, mercados, peso”(La Razón). Y los dos periódicos financieros especializados así cabecearon: “Día de furia” (El Economista) y “Se une IP por Texcoco” (El Financiero).

-Un monitoreo de las notas más importantes en radio y televisión del 29 de octubre destaca las siguientes notas: “La votación no ofreció garantías de imparcialidad, certeza y objetividad: Consejo Coordinador Empresarial” (Las Noticias y Despierta con Loret, en Televisa); “Vamos a estar viendo a largo plazo un sexenio que aún no empieza con decisiones irracionales: Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex” (todas las estaciones de radio).

El presidente de la CCE, Juan Pablo Castañón, ofreció nueve entrevistas en radio y televisión a lo largo del lunes, mientras que Gustavo de Hoyos, de la Coparmex, dio siete; y el vocero del gobierno electo, Jesús Ramírez, registró cuatro entrevistas en ese mismo monitoreo.

Guerra polarizada.

-En las redes sociales se liberó más bien una guerra de opiniones polarizadas. El 80% se concentraron en la plataforma de Facebook, 17.7% en Twitter bajo el hashtag #ConsultaCiudadanaNAIM que generó 67.8 millones de impactos y 3.5 millones de interacciones en los cuatro días. El hashtag #MexicoDecide (que convocó a participar en la consulta) tuvo un alcance de 11.4 millones impactos y 4.1 millones de interacciones; #YoVotoPorSantaLucía logró 3.9 millones y 8.1 millones de interacciones; #TexcocoVa produjo un alcance de 6.8 millones y 3.8 millones de interacciones.

El problema en las redes sociales fue la creciente polarización que impidió una deliberación con argumentos y con menos odio y mensajes de miedo.

La abierta campaña contra la consulta y también los mensajes apocalípticos al cancelarse la opción de Texcoco han generado un estado de ánimo sobrecargado de mensajes poco racionales y extremos.

Finalmente, la primera prueba de la verdadera transición entre un sistema político y otro que apenas iniciará formalmente el próximo 1 de diciembre demostró que también es el poder mediático el que necesitará democratizarse para ganar la credibilidad perdida, al menos en los medios masivos y en varios medios impresos.

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