Martí Batres.
Más allá de su resultado, la consulta
sobre el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México es todo un acontecimiento que
ha sacudido las formas tradicionales del ejercicio gubernamental.
En México nunca se ha realizado una
consulta de los gobernantes al pueblo.
Ahora aparecen exfuncionarios y hasta
exgobernantes a detallar las fallas técnicas y metodológicas de la consulta.
Y la pregunta que surge con naturalidad es,
¿si son tan expertos en consultas por qué nunca hicieron una?
Como
lectores de la prensa, radioescuchas, televidentes y ahora usuarios de las
redes sociales, nos damos cuenta de los procesos de consulta que ocurren en
otros países.
En Quebec se vota si esa región se
mantiene como parte de ese país o se independiza. En Escocia se vota lo propio
en relación con Gran Bretaña.
En Grecia se consulta sobre políticas
financieras y compromisos internacionales.
En España se votó hace años sobre el
ingreso de ese país a la OTAN.
En Bolivia se consultó al pueblo
sobre la permanencia del Presidente en el gobierno.
En Ecuador se vota una nueva
Constitución por la ciudadanía.
En Brasil se consultó hace años sobre
el destino del presupuesto público.
En Francia, Alemania y Estados Unidos
los habitantes son consultados sobre proyectos aeroportuarios.
Pero en
México, repito, nunca se ha hecho una
consulta a nivel nacional.
Las nuevas
formas de participación ciudadana se han cristalizado en el discurso jurídico
internacional desde hace más de tres décadas.
El plebiscito para consultar actos de
gobierno; el referéndum para consultar decisiones legislativas; la revocación
de mandato para consultar sobre la permanencia de un mandatario al frente del
gobierno; el presupuesto participativo para consultar sobre el destino del
gasto público. La iniciativa ciudadana para que el ciudadano común presente
iniciativas legislativas; la contraloría ciudadana para fiscalizar el gasto
desde la sociedad civil. Las asambleas vecinales, ciudadanas y comunitarias.
En nuestro
país, dichos mecanismos sólo se han
concretado a nivel local, particularmente en la Ciudad de México.
La capital del país cuenta con una
importante tradición de participación social.
En 1993 se celebró el famoso
Plebiscito Ciudadano, impulsado por organizaciones de la sociedad civil y
algunos asambleístas locales.
Ese ejercicio sirvió precisamente
para promover la elección democrática del gobernante de la Ciudad, con gran éxito,
por cierto.
Y en 1997, ya con una nueva mayoría de izquierda en la
capital, se incorporó la figura del Plebiscito en el Estatuto de Gobierno del
Distrito Federal. En 1998, en la nueva Ley de Participación Ciudadana, se
plasmó el referéndum consultivo.
En 2002 por primera vez se llevó a
cabo un Plebiscito formal, acerca de la construcción del 2o piso de periférico,
en la Ciudad.
Mientras tanto,
a nivel nacional nunca se ha celebrado
una consulta organizada o convocada por autoridades federales.
Hemos vivido consultas nacionales
como la zapatista (1995), la del Fobaproa (1998), la del petróleo (2008), pero
todas ellas convocadas desde la sociedad civil o la oposición política.
Por ello, cuando al calor de la reforma energética
del 2013 se exigía consultar a la sociedad, se aprobó una legislación federal
para la consulta popular.
Sin embargo,
dicha legislación no sirvió para
consultar sobre la reforma energética...ni sobre ningún tema.
Seis millones de mexicanos
solicitaron consulta sobre el destino del sector energético nacional... Y no
hubo.
También se solicitaron consultas sobre otros temas,
como la representación plurinominal, y tampoco las hubo.
Esa legislación parece estar hecha
para que nunca haya consultas.
Se juntan millones de firmas, se pide
aval del órgano legislativo, validación del INE, calificación de
constitucionalidad de la Corte. Y al final no hay nada de consulta.
En este
contexto, resulta muy relevante que el
Presidente Electo haya convocado a un ejercicio de participación ciudadana para
decidir conjuntamente el destino del aeropuerto internacional de la Ciudad de
México, antes del 1o de diciembre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.