Gracias a la irrupción zapatista en
Chiapas hace 25 años, los pueblos indios de México se visibilizaron, aunque
todavía falta que se les reconozca como sujetos de derecho, por lo cual habrán
de impulsarse reformas a la Constitución.
Lo anterior es
expuesto por Adelfo Regino, asesor del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) en los Diálogos de San Andrés Larráinzar de mediados de los
años noventa y quien ahora, en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, es
director del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI).
El abogado mixe de Oaxaca, que ha asesorado
a diversas agrupaciones de defensa de los pueblos indígenas y afromexicanos,
afirma que la contribución del zapatismo “ha sido fundamental en el proceso de
cambio y transformación que ahora se vive en México”, y manifiesta su esperanza
de que en el futuro se dé el contacto con los zapatistas y, junto con el nuevo
gobierno, se construya el proceso de paz, justicia y reconciliación que desde
hace 25 años demandó el EZLN.
Puntualiza: “Hay que decirlo con mucha claridad: la
visibilización de los pueblos indígenas de nuestro país se debe en gran medida
al doloroso movimiento zapatista del 1 de enero de 1994. Después de eso hay que
decir que los Diálogos de San Andrés Larráinzar posicionaron en la agenda
nacional los derechos de los pueblos indígenas”.
Adelfo
Regino considera que el zapatismo chiapaneco incidió además en el movimiento
social que llevó al triunfo a Andrés Manuel López Obrador el pasado 1 de julio.
“Ese triunfo que encabeza López Obrador es una
victoria de muchos procesos, del aporte de muchos mexicanos que han dado su
vida. Tenemos que reconocer el aporte del movimiento zapatista y, desde luego,
respetar el proceso autonómico, de organización y de lucha en el que se
encuentra”, manifiesta en entrevista el exsecretario de Asuntos Indígenas del
gobierno de Oaxaca.
Se le
recuerda que al salir públicamente el EZLN hace 25 años exhibió la pobreza y
marginación de los pueblos indígenas, precisamente el día en que el presidente
Carlos Salinas de Gortari anunciaba que México entraba a la modernidad con el
Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos.
“El país
sería muy distinto sin el aporte tan importante del movimiento zapatista en
estos procesos de lucha por la democracia y la justicia. Todos tenemos claro
que el 1 de enero de 1994 es una fecha clave porque al mismo tiempo de que el
gobierno pregonaba un México que entraba a la modernidad y que, si bien es
cierto, reconocía la parte cultural y folclórica de los pueblos indígenas con
las reformas al artículo 4 de la Constitución hechas en 1992, en esencia los
indios no existíamos en esa modernidad.”
Adelfo
Regino indica que la modernidad
salinista seguía entonces sin reconocer la pobreza, marginación, exclusión y
discriminación de las comunidades y pueblos indígenas, aunque la aparición del
movimiento zapatista en Chiapas con la declaración de guerra al Estado mexicano
“fue como quitar un velo de la modernidad salinista para mostrar el México
real, el México profundo que Guillermo Bonfil Batalla había descrito, ese
México que nos negamos a ver, a reconocer
y que vive una paradoja dolorosa porque de una parte se habla de pueblos
con mucha riqueza cultural y natural en sus tierras, y al mismo tiempo son los
que vienen sufriendo desde muchos años una gran pobreza estructural, de
desnutrición y migración”.
De ahí que a
lo largo de estos 25 años y aun cuando las circunstancias han cambiado, el
aporte zapatista sigue vigente porque hizo que se reconociera la importancia de
los pueblos indígenas en la transformación que requiere el país.
“Estamos llamados a aportar nuestro
grano de arena. No podemos permitir que este país se siga destruyendo, que se
siga cayendo a pedazos. Los pueblos indígenas, desde nuestra lucha y
diversidad, estamos llamados a contribuir a la reconstrucción de México”,
manifiesta el titular del INPI.
Adelfo
Regino dice que desde el gobierno se ve
al movimiento zapatista con respeto porque sigue construyendo su proyecto de
autogobierno en sus regiones y consolidando sus municipios autónomos con las
Juntas de Buen Gobierno y los Caracoles en las zonas donde tienen bases de
apoyo.
“En el terreno de los hechos, qué
bueno que exista este proceso organizativo, de consolidación de sus propias
autonomías y de articulación con el movimiento indígena a nivel nacional y su
presencia internacionalmente. Es un ejemplo de lo que muchos pueblos indígenas
pueden hacer, atendiendo a su propio contexto y circunstancias, bajo el
entendido de que no hay modelos únicos de autonomía.”
–¿Qué se
tiene que hacer con los Acuerdos de San Andrés? El EZLN no estuvo de acuerdo
con las reformas en materia de derechos y cultura indígena de 2001.
–Es el gran pendiente que tiene el
país porque la reforma constitucional de 2001 quedó trunca y dejó insatisfecho
este reconocimiento de los pueblos indígenas. No se cumplió lo fundamental: que
se les reconociera como sujetos de derecho público. Por eso tenemos que retomar
este pendiente. Es algo que siguen planteando los pueblos indígenas a nivel
nacional.
Adelfo
Regino anuncia que se hará un llamado a
los legisladores para que se retome el tema, se reforme la Constitución y se
cumplan los Acuerdos de San Andrés que firmaron el EZLN y el gobierno de
Ernesto Zedillo en 1996 y, de igual manera, para que se cumpla con los
postulados de la declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos
indígenas que firmó el gobierno mexicano el 13 de septiembre de 2007.
El titular
del INPI hace énfasis en la importancia
del reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos de derecho ante el
hecho de muchas de las leyes que se han creado en los últimos años se han
enfocado a favorecer la política neoliberal, la entrada de empresas nacionales
e internacionales que ven con interés económico las tierras y los recursos
naturales de los territorios indígenas.
Reitera que el aparato institucional
y el andamiaje normativo han sido puestos al servicio del capital nacional e
internacional, y por eso es fundamental que se reconozcan y lleven a la
práctica esos derechos.
Señala que uno de los objetivos del
INPI es precisamente promover e impulsar el reconocimiento constitucional de
los pueblos indígenas y afromexicanos, de manera especial en su carácter de
sujetos de derecho público, armonizándolo con los instrumentos jurídicos
internacionales en la materia y con criterios jurisdiccionales.
También, dice, el INPI se propone garantizar la
implementación de esos derechos en los ámbitos político, jurídico, económico,
social y cultural, y en particular promover las medidas necesarias para el
ejercicio de la libre determinación, autonomía y sistemas normativos.
“Nosotros pensamos que un programa
nacional de los pueblos indígenas necesariamente tiene que retomar estos
pendientes de la reforma constitucional sobre los derechos de los pueblos
indígenas”, puntualiza
el abogado.
Precisa asimismo que la búsqueda de
dicho reconocimiento es la diferencia esencial ante las políticas indigenistas
del pasado, que esencialmente se basaban en la idea de integrar a la comunidad
indígena al Estado nacional.
Explica: “Lo que nosotros estamos planteando es que
se reconozca en la ley y en los hechos a nuestros pueblos y comunidades como
sujetos de derecho público. A partir de esto, lo que proponemos es que se
diseñen los programas y proyectos con los propios pueblos; para ello, lo que
queremos hacer es una estrategia de regionalización y que sean las comunidades,
a través de sus instituciones representativas, las que diseñen sus planes de
desarrollo”.
Sin embargo,
Adelfo Regino aclara que la idea no es
impulsar un “neoindigenismo”, como se ha afirmado tras la creación del
Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas. La política de este gobierno
explica, es que el Estado mexicano respete estos planes, de conformidad con las
necesidades de los propios pueblos.
“Se trata de hacer una nueva política
del Estado en el marco de una nueva relación de coordinación, de respeto, con
los pueblos y comunidades indígenas a partir de sus consideraciones, de su
personalidad como sujetos de derecho público, como sujetos de su propio
desarrollo y de su propia historia. Ya basta de que nos vean como menores de
edad o como folclor.”
Luego de
hacer estas precisiones en cuanto a las políticas del gobierno de Andrés Manuel
López Obrador con respecto a los 68 pueblos indígenas y afromexicanos del país,
Adelfo Regino considera que el movimiento zapatista impulsó precisamente este
cambio en la forma de ver y de tratar a las 64 mil comunidades indígenas que
hay en México.
“Considero
al movimiento zapatista como un actor fundamental en la vida nacional, un actor
que es necesario escuchar y reconocer en su digna y justa lucha. Nosotros vamos
a servir con mucha humildad a nuestros pueblos y comunidades, respetando los
procesos de cada uno de ellos, sus propias formas de organización”, asegura.
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