La
calificadora Fitch Ratings asestó un duro golpe a Petróleos Mexicanos (Pemex) y
a la administración de Andrés Manuel López Obrador este jueves al degradar la
nota crediticia de la petrolera a BBB-, a un escalón del bono basura, algo que
refleja la pérdida de confianza de los inversionistas internacionales y que
requiere de la actuación inmediata del gobierno para que no haya un efecto
contagio a la calificación soberana de México.
La mala situación de Pemex no puede
atribuirse a la nueva administración, dijo a EconomíaHoy.mx Gonzalo Monroy,
consultor de energía y director de Grupo GMEC “esto no se gestó hace 40 días”.
No obstante, la empresa “estaba sostenida con alfileres y el gobierno (de AMLO)
se los quitó”.
Monroy se refiere al plan de negocios
para Pemex que sus directivos y funcionarios de Hacienda encabezados por el
Secretario Carlos Urzúa presentaron en el centro de Manhattan a principios de
enero, episodio al que ya muchos se refieren como “el fiasco de Nueva York”.
Tras aquella reunión el cotitular de
inversión de Stone Harbor Investment Parners, Jim Craige, aseguró Alberto
Velázquez, director financiero de Pemex “no mostró entendimiento de la compañía
y no impresionó para nada (…) el problema es de AMLO porque él lo eligió”.
Antes ya había sorprendido el
nombramiento de Octavio Romero como director general de la petrolera, por
tratarse de un ingeniero agrónomo sin experiencia en el sector energético,
aunque su currículum sí expone una gran cercanía con López Obrador al haber
fundado con él el partido Morena en 2010.
Todavía un día antes de que Fitch
tomara las medidas que tomó Romero acudió junto con la Secretaria de Energía,
Rocío Nahle, a comparecer a la Cámara de Diputados para explicar la crisis de
desabasto que siguió a la implementación de la estrategia del gobierno federal
contra el robo de combustible. Cuestionado por la posibilidad de una rebaja en
la calificación de Pemex, Romero se mostró optimista: “sería incongruente que
ahora que (Pemex) va a tener inversión, cambien la calificación o la bajen”, aseguró.
Es
precisamente la falta de credibilidad que tiene el Gobierno corporativo de
Pemex una de las razones señaladas por Fitch para bajarle la calificación. Más
aún los cambios legislativos propuestos por el Gobierno, que pretenden dar más
poder a AMLO para nombramientos de altos cargos hasta dos escalones por debajo
del director general, con lo cual el Ejecutivo tendría control de la dirección
estratégica y decisiones sobre precios en la compañía.
URGE UN
CAMBIO EN EL GOBIERNO CORPORATIVO DE PEMEX
“Tienen que empezar a hacer cosas ya”
asegura Monroy, y explica que el Gobierno de México aún tiene margen de
maniobra para prevenir mayores desastres. “Principalmente porque el gobierno es
el único accionista de Pemex y tiene mayoría en el Congreso”.
Opina que López Obrador necesita
hacer cambios en la alta dirección de la petrolera, y que sería necesaria una
comitiva de representantes en camino a Nueva York para hablar con Moody’s y
Standard & Poor’s de cara a sus revisiones de calificaciones, que ocurrirán
en febrero y marzo próximos, respectivamente.
Aunque aún es muy pronto para saber
qué pasará en el mediano plazo, existe la posibilidad de un contagio hacia la
calificación soberana de México, que tiene grado de inversión, pero que podría perderlo
-en un escenario catastrófico- si los costos de Pemex se elevan demasiado y el
gobierno deja de estar en posibilidad de respaldarlos.
Hoy, tras la rebaja de nota, la
empresa productiva del Estado ya enfrenta un escenario de encarecimiento de su
deuda, que es la más alta del mundo para una petrolera, con 83,900 millones de
dólares en bonos en circulación.
Otra consecuencia será un aumento de
los gastos no programables de Pemex, lo cual a su vez presionará los ingresos
del gobierno. Así, hay un riesgo alto de que la empresa entre en “una espiral
de costos altos”.
El actual es
un momento clave, dijo Monroy, para que el gobierno actúe. “Se tienen que poner
las pilas ya”.
PODRÍA
AFECTAR FUTUROS DEBUTS EN LA BOLSA: BIVA
La baja en
la nota a Pemex anunciada este martes por la agencia calificadora Fitch Ratings
genera volatilidad y condiciones de alerta entre los inversionistas y podría
retrasar dos colocaciones de títulos de nuevas empresas en la Bolsa
Institucional de Valores (BIVA), señaló María Ariza, directora de dicha
institución.
En
conferencia de prensa con motivo del lanzamiento de la plataforma Mei- Presval
y la inauguración del auditorio de BIVA, Ariza
comentó que la institución tiene en puerta dos OPIs (Oferta Pública Inicial),
de las cuales esperan que al menos una se concrete durante el primer semestre
del año. También esperan alrededor de 50 colocaciones, entre todo tipo de
instrumentos, para 2019.
No obstante,
“los mercados dictan los momentos en que
se hace una colocación y en estos momentos hay incertidumbre y que no se
prestan tanto para que haya salidas públicas”, y agregó que “estas coyunturas
afectan el apetito de los inversionistas”.
La directora de la Bolsa
Institucional de Valores se abstuvo de adelantar los nombres de las empresas
prospectas para ser listadas, pero cometa que son compañías medianas, mexicanas
y que buscan financiamiento en el mercado de capitales para expandir sus
operaciones en México, lo que beneficia al país.
Al evento asistió el subsecretario de
Hacienda, Arturo Herrera, quien comentó que los inversionistas ya habían
descontado la baja de calificación de Petróleos Mexicanos y que esto no
necesariamente afectará a la calificación crediticia del país, pues la misma
depende de otras cosas como el repago de deuda, que es mayor al que se tenía el
año pasado. Además señaló que esperan que esta calificación no se mantenga en
los próximos años.
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