Por Martín
Moreno.
La frase del
presidente de México perturba, aturde:
“Que se
prefiera dejar a los hijos pobreza, pero no deshonra…”.
No conozco, hasta ahora, a ningún
padre de familia que trabaje para ser pobre.
Muchos, sí, lo hacen de manera
deshonesta. Para ellos, debe aplicarse la justicia, sin excepciones. Violar la
ley para ganar dinero es un delito, tal y como sucede con los integrantes de la
CNTE que bloquean vías férreas en Michoacán, generando pérdidas diarias por mil
millones de pesos. (Hasta la hora de entrega de esta columna, el gobierno
federal había cedido al chantaje y liberado recursos federales para satisfacer
a los maestros paristas que, a pesar de ello, se negaban a desbloquear el paso
de los trenes).
Sin embargo,
también millones de padres y madres de
familia trabajan diariamente de manera honesta, legal y brava, para darle una
mejor calidad de vida a sus hijos: en lo educativo, en lo personal, en lo
social, en el entorno, en lo deportivo, etc. Afortunadamente, son más los
mexicanos que están dentro de la legalidad, que aquellos que prefieren la
ilegalidad.
Y trabajan muy duro para aspirar a
mayores niveles de bienestar, naturaleza humana más que legítima, entendible y
justificable.
Entonces, ¿cómo diablos entender la recomendación de
López Obrador de que es preferible heredar pobreza? ¿Lo está haciendo AMLO con
sus hijos, que viven de manera más que decorosa sin que, hasta la fecha, se
conozca en dónde trabajan y de qué sobreviven, más allá de ser beneficiarios de
los recursos públicos que recibe Morena, su partido político? ¿Está heredando
el Presidente pobreza a sus hijos?
Aún más:
¿No hubiera sido mucho mejor que AMLO
enviara un mensaje de estadista bajo el siguiente formato?: “Preferible heredar
bienestar sin deshonestidad”. Así de sencillo. Así de legítimo. Así de válido.
No, presidente López Obrador: heredar
pobreza crea frustración, desolación, resentimientos.
Usted mismo lo ha dicho: muchos
mexicanos se ven obligados a robar por ser pobres, por la necesidad que tienen
al haber pobreza de por medio.
Luego
entonces, ¿por qué recomendar pobreza?
¿En qué quedamos, si de boca propia ha diagnosticado que el ser pobre es una
condicionante para delinquir, robar o caer en ilegalidades?
Qué bueno que AMLO no viaje en avión
privado y sea austero.
Qué bueno que le haya rebajado los
sueldos a funcionarios públicos y ministros.
Qué bueno que venda el avión
presidencial y subaste camionetas blindadas, autos y motos que eran onerosos y
superfluos.
¡Bien por ello!
Pero recomendar a todos los mexicanos
ser pobres – empresarios, profesionistas, emprendedores, intelectuales,
comerciantes, amas de casa, estudiantes, etc-, bajo la comodina y amañada
premisa de que es mejor la pobreza que la deshonestidad (algo que ni siquiera
es discutible para la gente de bien), equivale a una invitación a la miseria, a
la mediocridad, al retraso.
Si AMLO quiere heredar pobreza a sus
hijos, pues allá él y su descendencia.
Pero millones de mexicanos, sin duda,
quieren vivir mejor. Y millones de pobres, también sin duda, luchan a diario
por salir de la pobreza.
A AMLO se le votó en mayoría para
tener a un Presidente que castigue a la corrupción, que impulse al país con
mayores y mejores empleos, que su gobierno fomente las condiciones para brindar
seguridad a la inversión local y extranjera, que genere y permita riqueza, y
que actúe, siempre, al amparo de la ley, y no para venir a pontificar que es
mejor ser pobre que deshonesto, en una disyuntiva tramposa.
México
necesita un Presidente, no un indigente.
Estrategias equivocadas como las que
se implementaron en el combate al huachicoleo – si bien fue plausible atacarlo,
condenable resultó la manera en que se han ejecutado-, generan errores, y los
errores gubernamentales tienen costos para la población, y esos costos le pegan
al bolsillo de millones de mexicanos, y ello genera pobreza.
Echemos un
vistazo a las cifras irrefutables, contundentes:
El desabasto
y cierre de gasolineras a nivel nacional, tan solo por la falta de venta del
combustible, ha dejado pérdidas económicas por 10 mil millones de pesos, alertó
el presidente de la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (AMEGAS),
Pablo González.
En
Guanajuato, las pérdidas ascendieron a más de 15 mil millones de pesos, reportó
el Consejo Empresarial de León. Se afecta al 50% de las actividades
comerciales, de turismo y a una parte importante de la industria local, señaló
el secretario de Desarrollo Económico de Guanajuato, Mauricio Usabiaga.
En Jalisco,
las pérdidas por la falta de gasolina son superiores a 5 mil millones de pesos.
Diariamente, las afectaciones se tasaron a un ritmo de 250 millones de pesos,
afectando al 85% de las empresas. “Por una logística de abasto de combustible
mal manejada, se está parando la economía”, advirtió el coordinador del Consejo
de Cámaras Industriales de Jalisco, Daniel Curiel. Además, se contratará a un
33% menos del personal durante enero. Desempleo.
En
Michoacán, el estimado de pérdidas por escasez de gasolina ya rebasó los 5 mil
millones de pesos, mientras que hay caídas en los sectores productivos y
económicos de entre 30 y 50%, aseguró el secretario de Desarrollo Económico,
Jesús Melgoza.
En el Estado
de México, las pérdidas por la misma causa son por 1,500 millones de pesos,
dijo la vicepresidenta de Enlace Legislativo de la Concanaco, Laura González
Hernández.
Por otro
lado, las pérdidas por el huachicoleo en el último año fueron del orden de los
66 mil millones de pesos, dio a conocer AMLO el pasado 27 de diciembre al
presentar el Plan Conjunto de Atención a Instalaciones Estratégicas de Pemex.
Sumemos:
Hasta ahora,
las pérdidas por la estrategia errónea en el combate al huachicoleo ascienden,
de manera conservadora, a casi 37 mil millones de pesos, generando parálisis
industrial y desempleo.
Según reportó
el lunes pasado el vocero del gobierno de AMLO, Jesús Ramírez, en su cuenta de
TW, el #PlanvsHuachicoleo ha logrado ahorros hasta por 5 mil millones de pesos.
Es cifra oficial.
Así, tenemos
que las pérdidas han sido muy superiores a las ganancias en cuanto a miles de
millones de pesos.
Y el
desabasto continúa en esos estados.
A este
ritmo, en la lucha contra el huachicoleo saldremos tablas, si tan solo hasta
hoy ya registramos pérdidas equivalentes al 60% de lo que se perdió en 2018 por
el robo de gasolina.
Insistimos: qué bueno que ha bajado
en 65% el robo de combustibles. Ello es positivo, aunque si somos justos, es
obligación de cualquier gobierno emprender acciones en contra de cualquier
ilícito, en este caso, robo de gasolinas.
Y si en el pasado Fox, Calderón y
Peña Nieto no lo hicieron, que los investiguen y los castiguen, dejando a un
lado las bravatas de barrio que a diario vemos desde muy temprano.
Si AMLO está
conforme con heredar pobreza a sus hijos, allá él. Y sus hijos.
Si nos quiere vender la idea de que
es mejor “ser pobre que deshonesto”, es una frase tan manipuladora como falsa.
En todo caso, que su gobierno sea
honesto y procure, con mejores leyes, reglas y requisitos, la generación del
bienestar colectivo, y no recomiende pobreza como condición para ser honestos.
Eso es maniqueo.
Un gobierno
honesto y eficaz para todos. Ese es su trabajo.
Las misas
del padre Juan son los domingos.
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