Atzayaelh
Torres.
Pemex no tiene opción, debe remontar
los indicadores petroleros a como dé lugar, luego del golpe de realidad que le
propinó Fitch con la baja en la calificación de ayer; sin embargo, existen
riesgos 'políticos' que podrían truncar la ruta trazada. Me explico.
Este año Pemex Exploración y
Producción (PEP) manejará uno de los presupuestos más jugosos de los años
recientes, casi 270 mil millones de pesos para programas y proyectos de
inversión con la finalidad de lograr detener y revertir la caída en la
producción de crudo, un eje fundamental de la estrategia en materia de energía
del gobierno del presidente López Obrador, y hoy tan necesario ante la tormenta
financiera que se avecina.
Con previo
conocimiento de ello, la silla del
director de PEP fue uno de los puestos más codiciados después de las elecciones
de julio pasado. Tanto, que se desencadenó una campaña para tumbar a quien hoy
la ocupa, pues desde ahí, me cuentan diversas fuentes, se han tocado intereses
de todo tipo y a todos niveles; recordemos que tan solo en el primer mes de
este gobierno salieron de PEP personajes cuestionables como José Luis Fong y
Octavio Barrera, y detrás de ellos un séquito de trabajadores, muchos de ellos
con denuncias e investigaciones por parte de la Función Pública, y que hemos
dado cuenta en este espacio (30/noviembre/2018).
Recordemos
que en la terna postelectoral para PEP
estuvieron Gustavo Hernández, exdirector de la misma PEP en la administración
de Emilio Lozoya (quien no necesita presentación), entre otros menos
relevantes; sin embargo, me cuentan, la grilla relacionada con la Estafa
Maestra abrió de nueva cuenta la puerta para que este personaje regrese a la
Torre de Pemex.
Pero no es
el único, pensemos también que otro que
casi de manera natural podría ser enviado a ocupar la silla de PEP: Miguel
Ángel Maciel, hoy encargado de algunos temas de hidrocarburos en la Secretaría
de Energía, quien en 2015 protagonizó un escándalo como subdirector de
desarrollo de negocios de Pemex, cuando uno de su empleados fue detenido in
fraganti cuando intentaba extorsionar a un proveedor de la petrolera: Súper
Pereyra, y quien afirmaba que Maciel estaba al tanto de la situación, pero que
Pemex negó oficialmente casi de inmediato y lo desmarcó, por lo que no tiene ya
relación con el caso.
En este
contexto, la situación financiera de
Pemex está en una de las crisis más graves de su haber. El ‘llegue’ que Fitch
le dio ayer fue una advertencia que corre el riesgo de agravarse si los
directivos de la petrolera no se enfocan en argumentar con resultados
operativos, desde PEP, que Pemex aún puede dar más. No hay tiempo para grillas.
En el
capítulo de hoy:
Varias cosas pasaron la última semana
a raíz de la entrega anterior en la telenovela que protagonizan los proveedores
Prodiel y Codisa, en la denuncia de supuestos actos de corrupción en los
parques solares Villanueva I y III en Coahuila, que construyó Enel.
Prodiel, vía su sibsidiaria Novamper,
dice haber interpuesto una denuncia en contra de Codisa ante la Fiscalía
General de la República, de la cual solo mostró el sello de recibido, no más.
Por su
parte, el diputado Enrique Ochoa aseguró
en una carta aclaratoria que la reunión entre los involucrados que prometió en
la sesión del 9 de noviembre no se llevó a cabo porque el diputado Evaristo
Lenin, quien subió el caso, no le dio seguimiento ni le entregó la
documentación al respecto.
Por su
parte, Enel explicó que el amparo que
tramitó su CEO, Paolo Rommanaci, fue porque el Ministerio Público le pidió el
pasaporte, lo cual afectaría su gestión al frente de la empresa; sin embargo,
tanto él, como otros directivos de la italiana están llamados a atestiguar nuevamente
mañana en el llamado búnker de la Procuraduría General de Justicia de la CDMX. ¿Asistirán?
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