Tatiana
Clouthier.
Hace unos
días leí un texto de Savater en el que hacía referencia a un conocido autor que
reflexionaba sobre la soledad. Parafraseo: “[…] quiero saber si puedes estar
solo contigo mismo y si disfrutas de tu propia compañía en los momentos más
vacíos”.
Estas
palabras son pertinentes en un contexto en el que las cifras de suicidios van
en aumento, sobretodo, en la población joven. En 2016, el suicidio fue la
segunda causa de muerte de jóvenes en México. Los más vulnerables son hombres
entre los diecinueve y los veinticuatro años, y las mujeres entre los quince y
diecinueve años. Nuestros jóvenes se sienten solos.
¿Qué es esto
de la soledad? Podríamos ponerle nombre a esa sensación de invisibilidad, vacío
o, incluso, ausencia ante presencia. Para algunos representa un dolor tan
fuerte que parece insoportable. Para otros, un pensamiento constante del sin
sentido y sin razón de la existencia. Hay otras que la conciben con gran
angustia.
Ante ello,
¿cómo hacer sentir al solitario que es posible cambiar este sentimiento? Hay
algunas personas que afirman que con el sólo sentido de cambiar el pensamiento
se puede y que, para ello, elementos como la música pueden ser un gran aliado.
Para otros, tener espacios abiertos con Sol o, al menos, momentos en los que
los rayos del Sol lleguen y nos calienten para cambiar químicamente nuestro
estado de ánimo puede ser un alivio. También hay especialistas que aseguran que
el ejercicio, aun tratándose de una simple caminata al aire libre, sirve para
cambiar el estado de ánimo.
Existe,
también, otro ámbito en el que, como sociedad, tenemos un deber con los demás.
Si bien, la soledad puede ser provocada por cuestiones fisiológicas, en la
mayoría de los casos hay causas sociales. La soledad para muchos, especialmente
los jóvenes, puede ser ese abandono de la sociedad por faltas de oportunidades
y por la brecha que existe entre sus expectativas y las posibilidades reales
para alcanzar sus metas. En este contexto, toman especial relevancia programas
del gobierno enfocados fundamentalmente a las juventudes. Ante la violencia y
el narcotráfico resulta muy importante dar expectativas a los jóvenes de que
existe un futuro por delante y que, a pesar de sus orígenes, está en sus manos
alcanzar sus metas.
En fin, es
importante reflexionar y pensar cómo hoy, ante tantas posibilidades de
relacionarnos es posible que el sentimiento de soledad sea cada vez más común.
Si algo realmente podemos hacer por el otro es llamarle, abrazarle, tomarlo en
cuenta para acercarlo a la belleza de la humanidad y, así, alejarlo de la
soledad.
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