Por Arturo
Rodríguez García.
La razón
por la que Rosario Robles Berlanga está presa es porque la Fiscalía General de
la República (FGR), ofreció una licencia de conducir con un domicilio distinto
al que ella ostentaba y eso fue considerado por el juez Felipe Delgadillo
Padierna, para dictar la prisión preventiva y evitar que huyera.
El
proceso que se le inició es por no haber notificado a su superior inmediato de
las irregularidades que eran de su conocimiento, como parte de un esquema de
desvío de fondos que superan los cinco mil millones de pesos, suma esta de
diversas operaciones en la secretaría de Desarrollo Social, primero, de
Desarrollo Urbano Territorial y Agrario después, durante los períodos
respectivos en que fue titular.
Con el dato
del domicilio, la mandó a la prisión de Santa Martha Acatitla.
La
información que hasta la tarde del lunes 30 de septiembre circuló, teniendo
como fuente la defensa de la exsecretaria de Estado, es que la licencia de
conducir que aportó la FGR en la audiencia de sujeción a proceso, era apócrifa
y no correspondía a Robles Berlanga.
De ser
cierto que la licencia fue apócrifa y que el juez sólo tomó en consideración
ese documento de identidad, es posible que, en breve, Robles Berlanga quede en
libertad para seguir su juicio sin permanecer en el infierno penitenciario.
Sin embargo,
es preciso recordar que Rosario Robles ha mentido en relación a su
domicilio. Primero, al afirmar que vivía en el barrio de Los Reyes en Coyoacán
desde hace dos décadas, cuando en ese período se le conocen diversos domicilios
en los que fue inquilina.
Una de
esas ocasiones fue la casa que la entonces esposa del empresario de origen
argentino e irregularmente nacionalizado mexicano, Carlos Ahumada, le rentaba
en San Ángel, cuando este y la exfuncionaria, mantenían una relación
sentimental.
La peculiaridad
de cada domicilio ocupado por Robles Berlanga, es que ha sido autentificado
como propiedad de sus conocidos, por ejemplo, el departamento de Tennyson 223,
en Polanco, fue rentado al exsecretario de Comunicaciones y Transportes,
compañero suyo de gabinete, Gerardo Ruiz Esparza, como dio a conocer el portal
informativo Animal Político.
Antes de
residir en Polanco, vivió en un departamento del complejo de Reforma 222
que, a diferencia de los otros, en apariencia no tenía relación directa de
amistad con su propietario, pero en el contrato signado para rentarlo, Rosario
ofreció un domicilio en Torreón, Coahuila, con el que sí tenía relación pues
fue propiedad de un familiar –desaparecido desde 2010—cuya esposa asumió la
sucesión patrimonial.
Este último
dato es relevante, pues la propietaria de ese domicilio en la colonia
exclusiva Rincón de San Ángel, en la ciudad norteña, es Susana Islas, que como
su hermano Alejandro, aparecen como accionistas de empresas que fueron
beneficiarias últimas de las triangulaciones de fondos por 300 millones de
pesos, como informó el semanario Proceso en su edición 2233.
Así, sea
licencia apócrifa o no, lo cierto es que Rosario Robles ha mentido respecto
a su domicilio personal de manera reiterada; que precisamente, por el domicilio
de Torreón, hay un vínculo al delito principal que es el desvío de recursos
federales, más allá de la presunta omisión en su deber de informar al
presidente que fue Enrique Peña Nieto, su superior entre 2012 y 2018.
A estas
alturas, es posible que la técnica jurídica haya fallado de comprobarse el
alegato de la defensa de Rosario Robles, pero también que en estas semanas se
abrieron líneas de investigación sobre las cuales aun se desconocen avances,
pero necesariamente tendrán que aparecer en el proceso.
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