Resulta por lo menos
extraño que el Procurador General de la República, Raúl Cervantes Andrade, haya
aceptado un premio de una también extraña Comisión Nacional de Prensa del
Senado de la República, la cual no figura en ningún listado de comisiones en la
página web senatorial.
La cobertura del evento, realizado en instalaciones del
Senado, apareció a media plana de El Universal con siete fotografías todo
color, el viernes pasado. Una de esas fotografías es del también senador
priista de Guanajuato, Miguel Ángel Chico Herrera, presidente de la Comisión de
Trabajo y Previsión Social.
Más extraño aún
resulta que Cervantes Andrade no supiera que la tal comisión no existe y que su
presidente, Leopoldo Cardoso, tampoco es senador, ya que el mismo Cervantes fue
presidente del Senado.
O quizá no es tan extraño y su conducta
explica por qué la PGR ha resultado tan incapaz de capturar al prototipo de la
corrupción priista, el mismísimo Javier Duarte.
El único gobernador corrupto que está en la cárcel es el que
se entregó por voluntad propia, Guillermo Padrés. Pero si el Procurador General
de la República no sabe quién le entrega la pluma de plata, ni modo de pedirle
eficacia en el combate a la delincuencia, por no hablar del crimen organizado.
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