lunes, 27 de febrero de 2017

¿Gol al INEGI?

Salvador Camarena.

La junta de gobierno del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) está incompleta. En diciembre concluyó el periodo de Félix Vélez Fernández.

El INEGI es gobernado por una junta que se integra de cinco miembros, también llamados vicepresidentes. Ante cualquier vacante, toca al Presidente de la República proponer un candidato, y al Senado ratificar o en su caso negar ese nombramiento.

Los miembros de la junta duran en su encargo ocho años, y cualquiera de esos vicepresidentes puede ser designado por el Ejecutivo Federal como presidente del INEGI.

En marzo podría llegar al Senado la propuesta de Enrique Peña Nieto para completar el órgano de gobierno del INEGI. Ante ello, algunas voces han externado preocupación por lo que se dice en radio pasillo.

Según información recabada, algunos en el Ejecutivo Federal están impulsando a un candidato, en concreto a una candidata, que no reúne las características señaladas en la ley para ocupar el cargo.

La candidata mencionada es Paloma Merodio, una joven funcionaria que actualmente se desempeña como Directora General de Evaluación y Monitoreo de los Programas Sociales en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).

De acuerdo con la Ley del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica, entre los requisitos para ser designado a la Junta de Gobierno del INEGI (Vicepresidente), se pide:

“Ser profesional distinguido en materias relacionadas con la estadística, la geografía o la economía, así como haber ocupado, por lo menos durante cinco años, algún cargo de alto nivel en los sectores público o privado, o ser un académico de reconocido prestigio en las materias mencionadas”.

Paloma Merodio lleva solo dieciséis meses en su actual puesto, que sí es de alto nivel según el Manual de Percepciones de los Servidores Públicos de las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal; por tanto no podría acreditar la experiencia de cinco años que pide la ley.

Por otra parte, esta egresada del ITAM no es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, no cuenta con doctorado, no se le conocen publicaciones académicas y como profesora de asignatura lleva apenas tres años. O sea que tampoco podría acreditar un curriculum académico que cuadre con la definición de “reconocido prestigio” en ese campo.

Hay otro problema con el eventual nombramiento de Merodio. Hoy, ella es responsable de la relación con el Coneval y del monitoreo de los programas sociales de la Sedesol. En otras palabras, le toca diseñar los indicadores para la evaluación del desempeño y de los resultados de los programas para combatir la pobreza.

El INEGI realiza la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, que es utilizada para evaluar el éxito de programas sociales; la llegada a la mismísima junta de Gobierno de alguien de instancias operativas como la que ahora dirige Merodio pondría en duda la necesaria independencia del INEGI.

Lo anterior sin contar que seguramente en el INEGI pensarían que de nueva cuenta llega alguien externo, que no se premia a los de casa. Hay quien dice que en el INEGI verían bien el ascenso de José Arturo Blancas Espejo, hoy director general de Estadísticas Económicas.

Algunos señalan que las probabilidades de Merodio son altas porque la impulsa la subsecretaria de Hacienda (y antes de Sedesol) Vanessa Rubio Márquez.


Ojalá desde el Ejecutivo se aguanten las ganas de tratar de infiltrar a un órgano autónomo y busquen un candidato (a) que además de sí cumplir con los requisitos de ley, represente una buena señal de la importancia que se da a esos entes, y el respeto que se le tiene a los mismos.

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