martes, 28 de febrero de 2017

Yunes al igual que Duarte, da maltrato de a padres de desaparecidos: horas de espera bajo el sol, y sin comer.

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Padres y madres de jóvenes desaparecidos en el sur de Veracruz pasaron largas horas sin comer, bajo el sol, sin ser tomados en cuenta por las autoridades, a la espera de información sobre la presencia de una fosa clandestina en Minatitlán.

La fosa fue encontrada desde el miércoles, informaron vecinos de la colonia Diana Laura Riojas de Colosio, desde ese día, patrullas y oficiales veracruzanos vigilan celosamente el terreno que es propiedad de la nación, pues por allí cruzan ductos de Pemex que vana la Refinería Lázaro Cárdenas y torres de alta tensión.

Bajo esos cables cargados de energía, entre matorrales y matas de bambú, los maleantes encontraron tierra fértil para ocultar sus delitos.

“Los perros ya marcaron varios puntos, estamos a la espera de la orden del juez para la exhumación” dijo una fuente de la Fiscalía al confirmar que en esa zona sí hay personas sepultadas.

Secuestrados, seres humanos reportados como desaparecidos, arrancados de sus familias por sumas de dinero, enterrados en agujeros en las goteras del pueblo, a unos metros de la autopista Sayula-Cosoleacaque.

La noticia alertó a los padres del colectivo Madres en Búsqueda-Coatzacoalcos, que en su mayoría, tienen un denominador común, sus seres amados fueron víctimas de desaparición forzada.

Bajo unos árboles de nanche, en busca de la sombra y lejos de los moscos, pero sin dejar de vigilar el predio, los padres rememoran casi dos años de lucha, que comenzó en mayo del 2015, cuando elementos de la Fuerza Civil, supuestamente, lanzaron un operativo de “limpieza”, se metieron a casas, detuvieron taxis, coches, etc., para llevarse a varias personas de las que a la fecha no se tiene noticia.

Al menos cinco padres de esos hechos, denunciados en la carpeta 504/2015 de la Agencia Cuarta del Ministerio Público de Coatzacoalcos.

Los desaparecidos son José Manuel Cruz Pérez, Jhonit Enríquez Orozco, Héctor Manuel Facundo Ramos, Eliaquín Alvarado Villafuerte y Roberto Gallegos Osorio.

Todos hombres en edad productiva, encargados de mantener sus hogares, padres, hijos, de quienes a la fecha se desconoce paradero.

Los padres y madres recordaron que en el pasado, recién ocurrida la desaparición, fueron blanco de acoso por parte de las autoridades por haber denunciado la desaparición y, peor aún, por exigir justicia.

En una de las manifestaciones, en el puente CoatzaI, con señalamientos directos contra personal de la Fuerza Civil de que ellos habían sido los responsables de la desaparición de los cinco citados arriba, y otros más, personal de la SSP los corrió a toletazos, aplicando la ley de entonces: la ley Bermúdez.

“¿Para que protestan?, Allí en la zona donde se los llevaron, había mucho delincuente, y tuvimos que hacer una limpieza… deben entenderlo”, dijo un mando de la policía a una de las familiares en la protesta.

Después del recado, vino la golpiza en el puente, lastimados, con el orgullo y la dignidad herida, se marcharon a seguir sus manifestaciones y a pedir cita al hotel Terranova de Coatzacoalcos.

Sabían que al hotel llegaría el secretario, Arturo Bermúdez, no lo conocían, esperaban una buena disponibilidad, pero ni los recibió, peor aún, el ahora preso declaró a los medios:

“La SSP no se irá sólo porque los delincuentes hagan manifestaciones”.

En eso no quedó todo. En menos de una semana, llegaron más amenazas.

En la misma zona donde protestaron y fueron golpeados, una madrugada, alguien dejó una “narco-manta:”

“Dejen de buscar a sus familiares, eran zetas, y se trató de una limpia, si insisten, vamos ir contra ustedes”, palabras más, palabras menos traía el mensaje.

“Nos dio mucho miedo, un tiempo dejamos de protestar, ahora estamos de regreso, queremos a nuestros familiares de vuelta”, contó una de las madres presentes ahora en la fosa de Minatitlán.

De ahí que Bermúdez se convirtiera en el terror de las familias con ausentes en la zona sur, pues trasmitía a los subalternos la idea de que los desaparecidos eran delincuentes, y merecían su condición por haber sido “manzanas podridas”, cuentan las madres.

Ahora Bermúdez está preso en el penal de Pacho Viejo, y eso les da un poco de tranquilidad al esperar que se haga justicia por los casos de docenas de personas sustraídas a manos de policías y sus mandos.

Por las filas de este colectivo pasó el caso de Éber Arturo Castillo Díaz, desaparecido a manos del Mando Único en septiembre de 2014, en la región. Su cadáver fue localizado por las autoridades nueve días después de la sustracción violenta en un retén de Policía Naval y SSP; sin embargo, le fue entregado a sus familiares dos años después, y eso se logró gracias a la presión del colectivo de madres Coatza, de lo contrario, opinan las integrantes, seguiría reposando en una fosa común del SEMEFO de Coatzacoalcos.

Y si ahora el terror en la tierra se encuentra tras las rejas en Pacho Viejo, y gozan de un poco de tranquilidad, las madres de este grupo no dejan de sufrir los desplantes del poder. Hoy pasaron más de tres horas bajo el sol, sin desayunar, atacadas por moscos, ignoradas, a la espera de información sobre el entierro en la colonia Diana Laura Riojas.

Desde las ocho hasta las once de la mañana, las mujeres aguardaron firmes en la entrada al predio para que “no se vayan a llevar los cuerpos a escondidas”, dijo Ignacia Ramos, quien busca a su hijo.

Hasta las once, una camioneta de la Fiscalía se presentó con el delegado de la Unidad Especializada contra el Secuestro (UESC), de la cual bajó una persona, y se presentó con la vocera del grupo, Belem González Medrano.

“Este caso no tiene que ver con desaparecidos, es un secuestro que estamos viendo”, dijo, Belén González le replicó, “si es secuestrado, o si hay varias víctima de secuestro, también son desaparecidos, los buscan y nos interesa saber de ellos”.

“No le hagan caso a los medios de comunicación, especulan mucho”, dijo el hombre y se marchó no sin antes quedar a las órdenes de las integrantes del colectivo.

Hasta el cierre de este reporte, jamás llegó a las madres una llamada de Eduardo Coronel, el nuevo Fiscal para desaparecidos, menos de Jorge Wínckler, fiscal general, mucho menos, comunicado oficial.

El antecedente del rechazo de los nuevos integrantes de la Fiscalía a las madres de los colectivos, se dio la primera quincena de febrero, cuando el personal de este organismo autónomo dejó más de dos horas, paradas, a las madres de distintos colectivos del estado, sin ofrecerles agua, café o asiento, mientras el jefe máximo, Jorge Wínckler, se encontraba ausente. Las mujeres se dolieron del rechazo del titular, “que no fue capaz ni si quiera de prever dejarnos una comisión para atendernos”, dijo Lucía de los Ángeles Díaz Henao, del Solecito.


“Vamos a apoyar a las madres de Coatzacoalcos, que las compañeras sientan que las estamos respaldando en todos los aspectos, y les mandamos nuestras oraciones”, dijo Díaz Henao al llamarlas a ser fuertes y no ceder ante los desaires de los funcionarios.

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