Padres y madres de
jóvenes desaparecidos en el sur de Veracruz pasaron largas horas sin comer,
bajo el sol, sin ser tomados en cuenta por las autoridades, a la espera de
información sobre la presencia de una fosa clandestina en Minatitlán.
La fosa fue encontrada desde el miércoles, informaron
vecinos de la colonia Diana Laura Riojas de Colosio, desde ese día, patrullas y
oficiales veracruzanos vigilan celosamente el terreno que es propiedad de la
nación, pues por allí cruzan ductos de Pemex que vana la Refinería Lázaro
Cárdenas y torres de alta tensión.
Bajo esos cables cargados de energía, entre matorrales y
matas de bambú, los maleantes encontraron tierra fértil para ocultar sus delitos.
“Los perros ya
marcaron varios puntos, estamos a la espera de la orden del juez para la
exhumación” dijo una fuente de la Fiscalía al confirmar que en esa zona sí hay
personas sepultadas.
Secuestrados, seres humanos reportados como desaparecidos,
arrancados de sus familias por sumas de dinero, enterrados en agujeros en las
goteras del pueblo, a unos metros de la autopista Sayula-Cosoleacaque.
La noticia alertó a los padres del colectivo Madres en
Búsqueda-Coatzacoalcos, que en su mayoría, tienen un denominador común, sus
seres amados fueron víctimas de desaparición forzada.
Bajo unos árboles de
nanche, en busca de la sombra y lejos de los moscos, pero sin dejar de vigilar
el predio, los padres rememoran casi dos años de lucha, que comenzó en mayo del
2015, cuando elementos de la Fuerza Civil, supuestamente, lanzaron un operativo
de “limpieza”, se metieron a casas, detuvieron taxis, coches, etc., para
llevarse a varias personas de las que a la fecha no se tiene noticia.
Al menos cinco padres
de esos hechos, denunciados en la carpeta 504/2015 de la Agencia Cuarta del
Ministerio Público de Coatzacoalcos.
Los desaparecidos son
José Manuel Cruz Pérez, Jhonit Enríquez Orozco, Héctor Manuel Facundo Ramos,
Eliaquín Alvarado Villafuerte y Roberto Gallegos Osorio.
Todos hombres en edad
productiva, encargados de mantener sus hogares, padres, hijos, de quienes a la
fecha se desconoce paradero.
Los padres y madres
recordaron que en el pasado, recién ocurrida la desaparición, fueron blanco de
acoso por parte de las autoridades por haber denunciado la desaparición y, peor
aún, por exigir justicia.
En una de las manifestaciones, en el puente CoatzaI, con
señalamientos directos contra personal de la Fuerza Civil de que ellos habían
sido los responsables de la desaparición de los cinco citados arriba, y otros
más, personal de la SSP los corrió a
toletazos, aplicando la ley de entonces: la ley Bermúdez.
“¿Para que
protestan?, Allí en la zona donde se los llevaron, había mucho delincuente, y
tuvimos que hacer una limpieza… deben entenderlo”, dijo un mando de la
policía a una de las familiares en la protesta.
Después del recado, vino la golpiza en el puente,
lastimados, con el orgullo y la dignidad herida, se marcharon a seguir sus
manifestaciones y a pedir cita al hotel Terranova de Coatzacoalcos.
Sabían que al hotel
llegaría el secretario, Arturo Bermúdez, no lo conocían, esperaban una buena
disponibilidad, pero ni los recibió, peor aún, el ahora preso declaró a los
medios:
“La SSP no se irá
sólo porque los delincuentes hagan manifestaciones”.
En eso no quedó todo. En menos de una semana, llegaron más
amenazas.
En la misma zona donde protestaron y fueron golpeados, una
madrugada, alguien dejó una “narco-manta:”
“Dejen de buscar a
sus familiares, eran zetas, y se trató de una limpia, si insisten, vamos ir
contra ustedes”, palabras más, palabras menos traía el mensaje.
“Nos dio mucho miedo,
un tiempo dejamos de protestar, ahora estamos de regreso, queremos a nuestros
familiares de vuelta”, contó una de las madres presentes ahora en la fosa
de Minatitlán.
De ahí que Bermúdez
se convirtiera en el terror de las familias con ausentes en la zona sur, pues
trasmitía a los subalternos la idea de que los desaparecidos eran delincuentes,
y merecían su condición por haber sido “manzanas podridas”, cuentan las
madres.
Ahora Bermúdez está
preso en el penal de Pacho Viejo, y eso les da un poco de tranquilidad al
esperar que se haga justicia por los casos de docenas de personas sustraídas a
manos de policías y sus mandos.
Por las filas de este
colectivo pasó el caso de Éber Arturo Castillo Díaz, desaparecido a manos del
Mando Único en septiembre de 2014, en la región. Su cadáver fue localizado por
las autoridades nueve días después de la sustracción violenta en un retén de
Policía Naval y SSP; sin embargo, le fue entregado a sus familiares dos años
después, y eso se logró gracias a la presión del colectivo de madres Coatza, de
lo contrario, opinan las integrantes, seguiría reposando en una fosa común del
SEMEFO de Coatzacoalcos.
Y si ahora el terror en la tierra se encuentra tras las
rejas en Pacho Viejo, y gozan de un poco de tranquilidad, las madres de este grupo no dejan de sufrir los desplantes del poder.
Hoy pasaron más de tres horas bajo el sol, sin desayunar, atacadas por moscos,
ignoradas, a la espera de información sobre el entierro en la colonia Diana
Laura Riojas.
Desde las ocho hasta
las once de la mañana, las mujeres aguardaron firmes en la entrada al predio
para que “no se vayan a llevar los cuerpos a escondidas”, dijo Ignacia Ramos,
quien busca a su hijo.
Hasta las once, una camioneta de la Fiscalía se presentó con
el delegado de la Unidad Especializada contra el Secuestro (UESC), de la cual
bajó una persona, y se presentó con la vocera del grupo, Belem González
Medrano.
“Este caso no tiene
que ver con desaparecidos, es un secuestro que estamos viendo”, dijo, Belén
González le replicó, “si es secuestrado, o si hay varias víctima de secuestro,
también son desaparecidos, los buscan y nos interesa saber de ellos”.
“No le hagan caso a los medios de comunicación, especulan
mucho”, dijo el hombre y se marchó no sin antes quedar a las órdenes de las
integrantes del colectivo.
Hasta el cierre de
este reporte, jamás llegó a las madres una llamada de Eduardo Coronel, el nuevo
Fiscal para desaparecidos, menos de Jorge Wínckler, fiscal general, mucho
menos, comunicado oficial.
El antecedente del rechazo de los nuevos integrantes de la
Fiscalía a las madres de los colectivos, se dio la primera quincena de febrero,
cuando el personal de este organismo autónomo dejó más de dos horas, paradas, a
las madres de distintos colectivos del estado, sin ofrecerles agua, café o
asiento, mientras el jefe máximo, Jorge Wínckler, se encontraba ausente. Las
mujeres se dolieron del rechazo del titular, “que no fue capaz ni si quiera de
prever dejarnos una comisión para atendernos”, dijo Lucía de los Ángeles Díaz
Henao, del Solecito.
“Vamos a apoyar a las madres de Coatzacoalcos, que las
compañeras sientan que las estamos respaldando en todos los aspectos, y les
mandamos nuestras oraciones”, dijo Díaz Henao al llamarlas a ser fuertes y no
ceder ante los desaires de los funcionarios.
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