Un
día antes de las negociaciones entre México y Estados Unidos, nuestro vecino
del norte decide mostrarnos su fuerza y, sin embargo, las autoridades mexicanas
mantienen el silencio.
Ayer, el canciller Luis Videgaray aseguró que en la visita que
hizo a Estados Unidos “a pesar de que había habido algunos gestos no
necesariamente amistosos, no hemos recibido en ningún momento ninguna falta de
respeto, ningún insulto a la diplomacia mexicana”.
Y como señala el analista en temas
internacionales Fausto Pretelin, quizá a los funcionarios mexicanos los
trataron bien, pero cuando se anuncia la construcción de un muro antes de su
vista a EU, o la publicación de dos memorándums para deportar no sólo a los
mexicanos hacia nuestro país, el
gobierno estadounidense está maltratando a México. La respuesta al gobierno de EU, comenta el analista, debió darse de
inmediato en las dos ocasiones, pero como señaló Luis Videgaray, el gobierno
mexicano ha optado por entender que este es un proceso largo y decidió
continuar el diálogo.
La relación de México con Estados
Unidos se ha vuelto confusa, el presidente de esa nación, Donald Trump, es un
torbellino, que cualquier día puede firmar una orden ejecutiva y posteriormente
desdecirse, pero México tampoco ha
clarificado su posición, señala Pretelin.
Ayer
se escucharon algunas voces que dejaban claro que los secretarios
estadunidenses de Seguridad Nacional, John Kelly, y de Estado, Rex Tillerson
“no son bienvenidos en territorio mexicano” y también se expresó la molestia de
que Enrique Peña los recibiera.
El coordinador de los senadores
perredistas, Miguel Barbosa, señaló que
no son bienvenidos, porque su presencia se da en un ambiente de hostilidad y
amenazas.
La senadora panista Gabriela Cuevas
pidió al presidente no recibirlos; el diputado de Morena Vidal Llerenas lamentó
que el gobierno no tenga una posición más firme y rechace la política
migratoria que se busca imponer en la nación americana.
Y el presidente del Consejo
Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, se pronunció en favor de que los
funcionarios estadounidenses sean recibidos sólo por sus pares. Quizá sea el momento de escuchar distintas
voces, antes de que sea demasiado tarde.
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