El mal humor social
se profundizó en el último año en varios aspectos de la vida de los mexicanos,
de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Al dar a conocer los
resultados del módulo de Bienestar Autorreportado (BIARE) con información a
enero de 2017, el organismo de estadística reveló que por segundo año
consecutivo la satisfacción de vida de los mexicanos se redujo.
En una escala de 0 a
10, el promedio de satisfacción con su vida entre la población adulta en el
ámbito urbano se situó en 7.9 en enero de 2017, mientras que en el mismo
mes de 2016 se ubicó en 8.0, promedio que a su vez venía retrocediendo respecto
de enero de 2015, cuando marcó 8.2.
Según el Inegi, el concepto de bienestar subjetivo se
refiere al reporte en primera persona de distintos aspectos de la experiencia
de vida de la población.
Estos reportes,
solicitados por el instituto a población de 18 años y más, comprenden tres
aspectos: Satisfacción con la vida en general y con aspectos específicos de la
misma, denominados dominios de satisfacción; fortaleza anímica y sentido de
vida, es decir, su grado de acuerdo con enunciados referidos al concepto de
eudemonía “felicidad” y por último,
el balance afectivo, que explora la prevalencia de estados anímicos positivos o
negativos en un momento de referencia.
El panorama del mal humor social es el siguiente:
Cuando el Inegi se
refiere a los aspectos específicos o dominios de satisfacción, la “seguridad
ciudadana” presenta el nivel de satisfacción más bajo, con un promedio de 4.7
en enero de 2017, disminuyendo siete décimas respecto del mismo mes del año anterior.
Por su parte, “la
satisfacción con el país” se ubica en 5.5, siendo el dominio que presenta el
mayor retroceso (1.1 puntos) en comparación con el mismo mes de 2016, cuando
registró una calificación de 6.6.
La “ciudad en la que se vive” es otro aspecto que retrocedió
en el transcurso de los últimos 12 meses, de un promedio de satisfacción de 7.1 a 6.7.
Estos tres dominios de la vida pública registran su menor
nivel desde enero de 2014.
De hecho, la brecha entre enero de 2016 y del 2017, siete aspectos
específicos o dominios de satisfacción presentaron disminución (país, seguridad
ciudadana, ciudad, perspectivas a futuro, tiempo libre, nivel de vida y
relaciones personales), mientras que los cinco restantes se mantuvieron sin
cambios (vivienda, vecindario, logros en la vida, actividad u ocupación y
estado de salud).
Aún más:
En todos los dominios
de satisfacción, salvo el de “actividad u ocupación”, se ha dado un aumento en
el porcentaje de población insatisfecha, destacando tres aspectos asociados con
la vida pública:
El porcentaje de la
población “insatisfecha” con la ciudad pasó de 8.6% en enero de 2016 a 12.5% un
año después; el de población “insatisfecha” con el país estuvo cerca de
duplicarse, pasando de 12.7% en enero de 2016 a 25.1% en el mismo periodo de
2017; mientras que los insatisfechos con la seguridad ciudadana alcanzaron
36.6% en enero de 2017, luego de concentrar 29.0% de la población urbana un año
atrás.
En contraste, un mínimo porcentaje de población se encuentra
insatisfecha con sus logros en la vida (1.6%); en tanto que el rubro relaciones
personales concentra el mayor porcentaje de población satisfecha (56.6%); es
decir, que otorgan a este aspecto una calificación de 9 o 10.
“En suma, en México
las personas se sienten más satisfechas con ámbitos de la vida privada que con
el ámbito público y el contraste se ha hecho aún más marcado en enero de 2017”,
recalcó el Inegi.
En el aspecto de eudemonía “felicidad” que se relaciona con
el bienestar subjetivo, la métrica consiste en ver qué tanto la persona
entrevistada se identifica con enunciados que denotan fortaleza, debilidad
anímica, así como sentido de vida, la situación es la siguiente:
Por último, el tercer aspecto relacionado con el bienestar
subjetivo es el balance afectivo o anímico. Para aproximarse a él, se pidió al
entrevistado determinar, en una escala de 0 a 10, qué tanto del día anterior a
la entrevista experimentó estados anímicos positivos y negativos.
De esta forma, se
registró un retroceso en los estados anímicos positivos, respecto de enero de
2016, resultado del descenso en el promedio de estados anímicos: “de buen
humor”, con “energía o vitalidad y emocionado o alegre”; mientras que ha
aumentado el promedio del estado anímico negativo referente a “sentirse de mal
humor”.
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