martes, 28 de febrero de 2017

Duarte, AMLO y los financiamientos oscuros.

Maite Azuela.

Los mensajes en redes sociales para vincular a Javier Duarte con Andrés Manuel López Obrador se descarrillan masivamente, después de la acusación pública que lanzó Miguel Ángel Yunes asegurando que el ex Gobernador del PRI en Veracruz desvió recursos para apoyar a Morena.

Echando motón.

No tardaron en sumarse a las denuncias públicas montones de políticos del PRI y del PAN para arremeter contra AMLO y exigir que la Fiscalía contra los Delitos Electorales (Fepade) realizara una investigación al respecto. Ricardo Anaya levantó la mano anunciando que a Andrés Manuel se le estaba cayendo el teatrito. También se alineó a estas acusaciones la precandidata panista Margarita Zavala. Del PRI también hubo descolgadas declaraciones contra el líder de Morena, su presidente Enrique Ochoa insistió en que se debe investigar la relación de Duarte y López Obrador. Todos con la insistencia que no han tenido para exigir con el mismo ahínco las relaciones estrechas de Duarte con otros políticos y operadores de partido.

No hay que ser ferviente seguidor de Morena para leer esa afrenta como una de las más desproporcionadas. Hasta para quienes como para mí, Andrés Manuel López Obrador no es la opción que fue en el 2006, resulta inverosímil que las exigencias por investigar los desvíos de Duarte se enfoquen en su figura y dejen a un lado los posibles beneficios que pudo haber obtenido el partido que abanderó el ex Gobernador.

Afortunadamente, Santiago Nieto Castillo, el titular de la Fepade ha dicho ya que las investigaciones no están orientadas hacia López Obrador, sino que son en contra de Javier Duarte y quien fuera su principal operador financiero, Gabriel Deantes, por la presunta comisión de peculado electoral.

Mirar la paja en el ojo ajeno.

El principal operador de la corrupción rampante perteneció a las filas del PRI y a la fecha los esfuerzos por hacerle pagar sus actos son insuficientes. Sumemos a esto los importantes hallazgos que hace menos de un año presentó el grupo de investigadores de Aristeguí Noticias, acerca del posible financiamiento que la mancuerna del Verde-PRI había recibido por parte del Cartel de Juárez. La nota es extremadamente detallada y narra incluso que, en su momento, tanto Ricardo Monreal como Roberto Gil Zuarth, coordinadores de las campañas de la izquierda y la derecha conocieron las pruebas y documentos de esta investigación. Aunque un apoyo de esta naturaleza es realmente imperdonable, ninguno solicitó a la Fepade que realizara una averiguación al respecto.

Cada fuerza política tiene en su entramado organizacional distintas operaciones que pueden resultar vulnerables a la corrupción y que pueden considerarse delitos electorales. ¿No sería más congruente dar una revisada a sus números y poner lupa a las trayectorias de sus políticos y operadores? La historia revelada por Mexicanos contra la corrupción y a impunidad sobre el extravío de dinero de la organización Juntos Podemos, que fuera dirigida por la ahora candidata panista al gobierno Josefina Vázquez Mota. El PAN y los paladines de la honestidad no exigieron aclaración alguna Ella ha declarado que la investigación que revela cómo recibió dinero público, estuvo sostenida en calumnias y blasfemias. Sin emabargo, como lo señala la periodista investigadora de Mexicanos contra la corrupción, Dulce González, no se ha demostrado el destino total de los recursos públicos. Lo corrobora además reportando que Gerónimo Gutiérrez, el próximo embajador de Estados Unidos, quien renunció como consejero de la Asociación AEM el miércoles 18 de enero, había encargado que se investigaran estos hechos. Según González, lo habría hecho por medio de una carta en la que Gutiérrez “subraya la importancia de que se rindan cuentas sobre el manejo financiero tanto de la Asociación AEM como de la Fundación AEM USA Foundation, que sirvió para dotar de fondos gubernamentales a Juntos Podemos”. Aún con la nota del embajador, las exigencias de los líderes partidistas mantienen el bajo perfil.

Mirar la viga en el ojo propio.

Es buen momento también para que Morena revise el proceder de sus representantes. La reacción de Ricardo Monreal frente a las evidencias presentadas sobre el nepotismo de su administración, carecen de argumentos y pruebas fundadas que demuestren la transparencia y el buen gobierno del que tanto habla.


Siempre es más sencillo señalar al de enfrente. Hace falta una buena dosis de autocrítica en la partidocracia, además de emprender denuncias contra los que en sus propios grupos políticos “traicionan” la honestidad que ostentan. Pero me temo que en los próximos meses de calentamiento electoral, veremos más acusaciones absurdas e insignificantes de unas fuerzas políticas contra las otras. Lo que importa no sale a la luz, no se mueve, no se desmorona.  Entre todos lo sostienen.

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