Maite Azuela.
Los mensajes en redes sociales para vincular a Javier Duarte
con Andrés Manuel López Obrador se descarrillan masivamente, después de la
acusación pública que lanzó Miguel Ángel Yunes asegurando que el ex Gobernador
del PRI en Veracruz desvió recursos para apoyar a Morena.
Echando motón.
No tardaron en sumarse a las denuncias públicas montones de
políticos del PRI y del PAN para arremeter contra AMLO y exigir que la Fiscalía
contra los Delitos Electorales (Fepade) realizara una investigación al
respecto. Ricardo Anaya levantó la mano anunciando que a Andrés Manuel se le
estaba cayendo el teatrito. También se alineó a estas acusaciones la precandidata
panista Margarita Zavala. Del PRI también hubo descolgadas declaraciones contra
el líder de Morena, su presidente Enrique Ochoa insistió en que se debe
investigar la relación de Duarte y López Obrador. Todos con la insistencia que
no han tenido para exigir con el mismo ahínco las relaciones estrechas de
Duarte con otros políticos y operadores de partido.
No hay que ser
ferviente seguidor de Morena para leer esa afrenta como una de las más
desproporcionadas. Hasta para quienes como para mí, Andrés Manuel López Obrador
no es la opción que fue en el 2006, resulta inverosímil que las exigencias por
investigar los desvíos de Duarte se enfoquen en su figura y dejen a un lado los
posibles beneficios que pudo haber obtenido el partido que abanderó el ex Gobernador.
Afortunadamente, Santiago Nieto Castillo, el titular de la
Fepade ha dicho ya que las
investigaciones no están orientadas hacia López Obrador, sino que son en contra
de Javier Duarte y quien fuera su principal operador financiero, Gabriel
Deantes, por la presunta comisión de peculado electoral.
Mirar la paja en el ojo ajeno.
El principal operador
de la corrupción rampante perteneció a las filas del PRI y a la fecha los
esfuerzos por hacerle pagar sus actos son insuficientes. Sumemos a esto los
importantes hallazgos que hace menos de un año presentó el grupo de
investigadores de Aristeguí Noticias, acerca del posible financiamiento que la
mancuerna del Verde-PRI había recibido por parte del Cartel de Juárez. La nota
es extremadamente detallada y narra incluso que, en su momento, tanto Ricardo
Monreal como Roberto Gil Zuarth, coordinadores de las campañas de la izquierda
y la derecha conocieron las pruebas y documentos de esta investigación. Aunque
un apoyo de esta naturaleza es realmente imperdonable, ninguno solicitó a la
Fepade que realizara una averiguación al respecto.
Cada fuerza política tiene en su entramado organizacional
distintas operaciones que pueden resultar vulnerables a la corrupción y que
pueden considerarse delitos electorales. ¿No
sería más congruente dar una revisada a sus números y poner lupa a las
trayectorias de sus políticos y operadores? La historia revelada por Mexicanos
contra la corrupción y a impunidad sobre el extravío de dinero de la
organización Juntos Podemos, que
fuera dirigida por la ahora candidata panista al gobierno Josefina Vázquez Mota.
El PAN y los paladines de la honestidad no exigieron aclaración alguna Ella ha
declarado que la investigación que revela cómo recibió dinero público, estuvo
sostenida en calumnias y blasfemias. Sin emabargo, como lo señala la periodista
investigadora de Mexicanos contra la corrupción, Dulce González, no se ha demostrado el destino total de los
recursos públicos. Lo corrobora además reportando que Gerónimo Gutiérrez,
el próximo embajador de Estados Unidos, quien renunció como consejero de la
Asociación AEM el miércoles 18 de enero, había encargado que se investigaran
estos hechos. Según González, lo habría hecho por medio de una carta en la que
Gutiérrez “subraya la importancia de que se rindan cuentas sobre el manejo
financiero tanto de la Asociación AEM como de la Fundación AEM USA Foundation,
que sirvió para dotar de fondos gubernamentales a Juntos Podemos”. Aún con la nota del embajador, las
exigencias de los líderes partidistas mantienen el bajo perfil.
Mirar la viga en el ojo propio.
Es buen momento
también para que Morena revise el proceder de sus representantes. La reacción
de Ricardo Monreal frente a las evidencias presentadas sobre el nepotismo de su
administración, carecen de argumentos y pruebas fundadas que demuestren la
transparencia y el buen gobierno del que tanto habla.
Siempre es más sencillo señalar al de enfrente. Hace falta
una buena dosis de autocrítica en la partidocracia, además de emprender
denuncias contra los que en sus propios grupos políticos “traicionan” la
honestidad que ostentan. Pero me temo que en los próximos meses de
calentamiento electoral, veremos más acusaciones absurdas e insignificantes de
unas fuerzas políticas contra las otras. Lo que importa no sale a la luz, no se
mueve, no se desmorona. Entre todos lo
sostienen.
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