Todavía un mes antes de que
renunciara a la dirección general de Pemex, Emilio Lozoya Austin recibió la
protección de la Presidencia de la República para ocultar los conflictos de
interés por sus relaciones con la constructora española OHL.
Comenzaba el 2016 y desde la
residencia oficial de Los Pinos se pretendía darle una nueva imagen a la
empresa estatal, ante los desastrosos resultados financieros de la gestión de
Lozoya Austin.
Las cifras
en la Oficina de la Presidencia de la República eran alarmantes sobre las
pérdidas en Pemex, como se conoció poco después. En 2015, sus ventas totales cayeron en un 21 por ciento y sus
pérdidas casi se duplicaron al pasar de 265 mil millones de pesos a 521 mil
millones.
En enero del año pasado, la Oficina
de la Presidencia de la República trabajó para crear en la opinión pública una
imagen favorable a la empresa que Lozoya tenía a su cargo, según pudo conocer
este espacio.
Pero más que
los resultados de Pemex, lo que preocupaba
a la Presidencia era que el nombre de Lozoya siguiera vinculado al de OHL, la
constructora favorecida con contratos millonarios desde que Peña Nieto era
gobernador del Estado de México y que durante 2015 había sido objeto de nuevos
escándalos de corrupción.
El entonces coordinador de Asuntos
Corporativos de Pemex, José Ignacio Casar Pérez, mandó una comunicación a la
Unidad de Control Interno Institucional para advertirle que a Los Pinos les
preocupaba que en esa estrategia de imagen de Pemex se insistiera en el pasado
de Lozoya como miembro del Consejo de Administración de OHL en México y los
posibles conflictos de interés por las obras adjudicadas a la española desde
Pemex.
De la
preocupación también fue advertido el propio secretario particular de Lozoya en
Pemex, Rodrigo Arteaga Santoyo. Es
decir, Lozoya supo lo que se estaba haciendo en Los Pinos a su favor.
El problema central para la
Presidencia de la República era la transparencia en el otorgamiento de los
contratos, sobre todo después de que la Auditoría Superior de la Federación
hiciera señalamientos sobre irregularidades que han existido por años en la
empresa estatal.
El encargado de Asuntos Corporativos
buscaba una propuesta de esos dos colaboradores cercanos a Lozoya para que su
pasado por OHL no afectara los negocios de Pemex con esa empresa.
Casar Pérez les requirió conocer las
medidas que se estaban tomando para evitar un conflicto de interés, debido a
que Emilio fue empleado de la compañía.
Según
información pública, en el primer año de
Lozoya al frente de Pemex, OHL obtuvo contratos por dos mil 398 millones de
pesos, aunque la empresa española insiste en que no hubo tales contratos.
El nombre de Lozoya en relación con
OHL, así como con Odebrecht, no se puede separar, aun cuando el propio
exfuncionario lo omitió convenientemente cuando le pidió por escrito a la PGR
que lo citara a declarar por el caso de corrupción transnacional de la empresa
brasileña.
De la buena relación que Lozoya
mantuvo con OHL mientras fue director general de Pemex da muestra la invitación
que sus ex patrones le hicieron en octubre de 2015 para que asistiera a la
novena edición del PGA Tour de golf y a la tercera del OHL Classic en Mayakoba,
en Playa del Carmen, el mismo a donde la empresa española le pagó al actual
secretario de Desarrollo Social en 2007, en momentos en que el gobierno de Peña
en el Estado de México la concesión del Viaducto Bicentenario.
Información
sobre la gestión de Lozoya como
funcionario público y sus posibles conflictos de interés se va acumulando,
aunque para la PGR sea insuficiente o de plano no exista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.