“Desgraciadamente uno tiene que
presionar en los medios para que funcione la maquinaria de justicia”, lamenta
Benjamín Vargas, ex esposo de Graciela.
Un camino
angosto lleva a un fraccionamiento, de no más de 40 casas, ubicado en lo alto
de Santa Rosa Xochiac, un pueblo sobre la Calzada al Desierto de los Leones.
Una caseta de vigilancia es el único acceso para entrar al residencial privado.
A unos cien metros se encuentra la vivienda marcada con el número 63.
El cordón
rojo policiaco en la entrada principal anticipa que es la casona donde vivían
Graciela María de la Luz Cifuentes Gómez Pezuela y su hija, Gatziella Sol
Cifuentes Pezuela.
“Grace” y
“Gatzy”, como eran llamadas de cariño por su familia y amigos, fueron
estranguladas y heridas con un arma blanca dentro de la vivienda. Después
quemaron tres diferentes puntos del inmueble, entre ellos la escena del crimen.
El vigilante
en turno alertó del incendio a las 23:30 horas. La estación de bomberos más
cercana está a 20 minutos.
La familia de las víctimas fue
notificada hasta el día siguiente.
“Primero nos dijeron que fue un
incendio, pensamos que se había sido un accidente, pero cuando llegamos a la
Delegación, unos 30 minutos después, nos dijeron que no fue un accidente sino
un ataque. Las habían matado”, explica el también padrastro de la
universitaria.
El cuerpo de Gatzy quedó
completamente calcinado, por lo que hubo necesidad de una prueba de ADN para la
identificación oficial. Fue el cadáver de Graciela el que evidenció el feminicidio,
pues se apreciaban golpes, cortes, y estrangulamiento.
Una de las líneas de investigación
que se planteó desde el principio fue la de robo, porque un vehículo Toyota
modelo 2009, computadoras Mac, y equipo fotográfico fueron sustraídos. La familia
no cree en esa versión.
“No creemos que sea robo porque nadie
hace esta barbarie para llevarse un coche, que es lo más caro que se llevaron,
y no es un [o de marca] Maserati, es un Toyota. Si te quieres llevar a un
coche, lo robas en la calle. No hacen esta barbaridad que hicieron, lastimarla
y encima quemarlas”, sostiene Benjamín Vargas.
EL
MISTERIOSO ASESINO
El asesino fue visto por el vigilante
de la caseta cuando salió de la privada en el vehículo Toyota, propiedad de
Grace.
El señor Vargas señala que el guardia
declaró que levantó la pluma de la caseta y observó que el automóvil que era
manejado por otra persona que no era la dueña: un hombre joven, delgado de
cabello ondulado o chino.
Minutos después de aprobar la salida
del desconocido, la casa ardió en llamas. “Él dice que si vuelve a ver al
hombre sí lo reconoce”, explica Benjamín, quien sostiene que el empleado no vio
entrar al supuesto criminal esa noche ni días antes del asesinato.
Hoy la familia pide que el portero
sea investigado e incluso sancionado.
“¿Cómo es posible que lo dejara
salir, si vio que era el coche de la señora? ¿Cómo puedes ver salir a un tipo y
al momento en que sale se prende la casa, y no ir a detenerlo? El portero traía
un arma, podía detenerlo”, señala Benjamín.
Benjamín sostiene que hasta antes del
crimen, el acceso en la zona era más laxo. No pedían identificación y dejaban
ingresar sin pedir mayores datos. “Yo le reclamé al vigilante por qué ese día
no vigiló como están vigilando ahora; por qué no detuvo al sujeto. Le dije:’¡Todavía
le abriste y lo dejaste pasar’. Su respuesta fue: ‘Es que ustedes no pagaron la
vigilancia’. Así me dijo que, porque ellas no pagaron vigilancia, él pasó por alto
al sospechoso”.
Graciela, de
60 años, era chef, fotógrafa profesional en el ámbito culinario y en lo
arquitectónico.
Su gusto por
la gastronomía lo obtuvo de su madre. Posteriormente se dedicó a la fotografía
y la combinó con su profesión con los alimentos desde que conoció a Benjamín
Vargas, un fotógrafo con el que tuvo una relación sentimental por al menos 12
años.
Desde hace
cinco meses que estaban separados, pero a “Gatzi” la veía como otra hija, según
platica en entrevista con SinEmbargo, el hombre, quien es el único autorizado
para dar entrevistas a los medios de comunicación y exponer el doble
feminicidio.
“Yo conocí a
Graciela hace muchos años, ‘Gatzi’ era una niña todavía. ‘Grace’ aprende
fotografía cuando nos conocimos. Ella se dedicaba a la librería que dejó su
abuelo, pero cuando se acaba la librería se va conmigo y empezamos hacer
fotografía juntos [en 2005 0 2007]. ‘Grace’ cocinaba, entonces complementaba a
fotografía con la cocina con la gastronomía y se vendía a revistas”, narra el excompañero.
Posteriormente,
la pareja inició con la fotografía de arquitectura, destacaron y comenzaron a
dar diplomados en la Universidad Autónoma de México (UNAM).
La madre
impartía clases de fotografía en la máxima casa de estudios desde hace más de
tres años.
Gatziela Sol
tenía 22 años. Nació en Guadalajara, era de estatura baja y de piel muy blanca.
Estudiaba la carrera de arquitectura. Estaba en octavo semestre en la Facultad
de Arquitectura.
“Era una
niña muy alegre, muy sana, tenía mucha personalidad, era una niña muy guapa, su
sueño era su carrera y conocer el mundo”, señala el padrastro.
La familia de Grace y Gatzi se
indignaron con la UNAM, pues después de dos semanas no se comunicó con ellos.
Incluso, cuando recién ocurrió el crimen, un empleado de la Unidad Jurídica de
la Facultad le pidió a la familia no mencionar ni usar el nombre de la UNAM
“porque dañaba su imagen”, según cuenta otro familiar de las mujeres, quien
pidió guardar el anonimato.
Los allegados de las víctimas no
recibieron respaldo o apoyo de la máxima casa de estudios desde el 15 de marzo
hasta el 2 de abril. Hoy finalmente la Facultad de Arquitectura emitió un
comunicado en el que rechaza el crimen contra su alumna y contra su empleada.
“La Facultad
se pronuncia enérgicamente en contra de este tipo de actos de violencia. Aun
cuando los mismos ocurrieron fuera de nuestras instalaciones universitarias,
solicitamos a las autoridades competentes continúen las investigaciones de este
homicidio hasta su total esclarecimiento y el castigo a quienes resulten
responsables”, señaló la institución en un comunicado de dos párrafos.
AUTORIDADES
REACCIONAN A PRESIÓN.
Por dos
semanas el caso pasó desapercibido hasta que la familia exhibió el crimen. El 1
de abril para presionar a las autoridades porque no actuaban y cometían
omisiones, denunciaron Benjamín y otro familiar que prefirió omitir su nombre.
El crimen
empezó a investigarse como homicidio culposo y no como feminicidio. Las
vacaciones de Semana Santa se interpusieron en el proceso, dice Benjamín.
La familia decidió acudir a los
medios y la atención de las autoridades mejoró: “Ya nos llaman, ya nos citan,
ya se están moviendo, ya lo pasaron a la Fiscalía de feminicidios, que era lo
importante, y ya se va a investigar con otro protocolo”, explica la ex pareja
de Grace.
Y señala: “Nadie sabía del caso, no
estaba siendo investigado como feminicidio, nadie sabía nada. Entonces
decidimos, como familia, acercarnos con los medios. Lo primero fue subir un
video en redes, a los dos días tenía 100 mil visitas, después nos acercamos a
los medios. Ahorita esto ya estalló, ya lo sabe el Procurador Edmundo Garrido,
ya le recomendó a la policía, es decir, ya estalló el caso y desgraciadamente
tiene que hacerse esto [ir con la prensa] para que funcione la maquinaria de
justicia”.
La
Procuraduría General de Justicia (PGJ) de la Ciudad de México informó ayer el
área especializada en feminicidio de la Fiscalía Central de la Investigación
para la Atención del Delito de Homicidio atrajo el caso y que se mantienen
abiertas todas las líneas de investigación para localizar al o los
responsables.
Los videos
de la caseta de vigilancia podrían ser un factor clave para la investigación,
argumenta la familia.
“Cuando
pasas por la caseta hay un sensor que enciende la luz cuando es de noche”,
explica Benjamín.
Las grabaciones de la cámara de
vigilancia y del C4 han sido proporcionados a la familia, “Nos dijeron que las
cámaras no servían en ese momento, pero es la policía quien debe de exigir esas
grabaciones”, agrega Vargas.
Grace tuvo
un incidente con algunos albañiles que laboraban en la reconstrucción de su
casa desde hace dos meses.
Al menos 12
trabajadores de la construcción acudían a la vivienda, pero días antes del
asesinato, al menos tres fueron despedidos porque robaron pertenencias, comentó
el pariente de Grace.
“No sabemos
si ya los llamaron a declarar, pero son sospechosos por eso. Ellos están
registrados porque son parte de una empresa que contrata el Gobierno para que
se haga cargo de la reconstrucción”, detalla Benjamín.
El hombre
explica también porque también fue señalado como uno de los sospechosos en un
inicio. “Fue porque soy ex pareja de Grace. Además, el vigilante, en su primera
declaración dijo que ese día me había llevado el carro de ella, que yo lo había
sacado, ya después en la carpeta de investigación no asienta eso, fue mentira”.
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