Por Dulce
Olvera.
Frente a la
Puerta 3 de la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional “Benito Juárez” de la
Ciudad de México, ex sobrecargos
jubilados de Mexicana de Aviación siguen su lucha de casi nueve años, aunque
las autoridades los han intentado desalojar al menos dos veces.
En la zona de lo que fue una de las
aerolíneas mexicanas líderes en la industria, que entró en concurso mercantil
en 2010 y fue declarada en quiebra desde 2014, lucen lonas pidiendo justicia al
Presidente Andrés Manuel López Obrador para los 8 mil 650 trabajadores y sus
familias.
Los miembros de la Asociación de
Jubilados, Trabajadores y ex Trabajadores de la Aviación Mexicana (AJTeam)
colocaron una cafetería con sillas y mesas improvisadas para sobrellevar sus
gastos. Venden café, chilaquiles, sincronizadas. Otros 29 ya fallecieron. Les
pusieron un altar con flores blancas y un cuadro de la Virgen de Guadalupe. La
última en fallecer, por cáncer, fue Silvia.
Los 2 millones 400 mil pesos que
ahorró la ex sobrecargo María Antonieta Díaz durante 23 años desaparecieron al
igual que el de 700 compañeros más. Entró a trabajar en Mexicana en 1981 a los
21 años. A sus casi 60 años va todos los días al Aeropuerto Internacional de la
CdMx a vender chilaquiles durante 12 horas, pero se ve limitada en sus gastos.
Está cansada y frustrada. Incluso ha pensado en el suicidio, contó.
A partir del
Contrato Colectivo de Trabajo, comenzaron
un fideicomiso de pensiones de los trabajadores. Pero aterrizó la quiebra luego
de que el empresario Gastón Azcárraga Andrade la compró por 165 millones de
dólares en 2005. “Es muy triste que tú ahorres toda tu vida y de pronto te
digan que no está tu dinero. Hay gente que debía su casa, que tenían hijos
pequeños en la escuela. Nosotros tenemos fe en que López Obrador haga algo”,
dijo.
Se fueron a juicio laboral ante la
Junta de Conciliación y Arbitraje y ganaron en 2016 una sentencia que expone
que deben pagarles tres años de salarios caídos, pero no les han cumplido.
“El señor [Gastón] Azcárraga está
viviendo en Nueva York, tal vez con nuestro dinero, no sabemos”, lamentó. “A mí
me encantaría que le quitaran el dinero a Azcárraga, pero ya ve que en este
país no pasa eso”.
LA VENTA DE
LAS AEROLÍNEAS.
La industria aérea aporta 2.9 por
ciento del PIB nacional y genera un millón de empleos directos e indirectos, de
acuerdo con la Cámara Nacional de Aerotransportes (CANAERO). Este mes, la
Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) multó a Aeroméxico y a
Mexicana de Aviación con 86 millones 190 mil pesos por incurrir en prácticas
monopólicas absolutas en el mercado de transporte aéreo de pasajeros con origen
y destino en el territorio nacional.
Desde 2011, luego de que Mexicana entró en concurso mercantil,
Grupo Aeroméxico lidera las operaciones de vuelos de pasajeros y de comercio,
principalmente a nivel internacional, por arriba de Volaris, Interjet y
Vivaerobús, de acuerdo con la Dirección General de Aeronáutica Civil de la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
El martes
pasado, el Presidente Andrés Manuel
López aseguró –como lo ha repetido durante años– que Vicente Fox Quesada
(2000-2006) como candidato “recibió apoyo” del empresario Gastón Azcárraga
Andrade, de Grupo Posadas y, ya cuando el panista ganó la Presidencia, “le
entregó” Grupo Mexicana de Aviación en 2005.
Gastón Azcárraga, quien compró a Mexicana solo en 165 millones de dólares, está prófugo de la
justicia. Giran sobre él dos órdenes de aprehensión vigentes por difundir
información falsa al público inversionista y por omitir un acontecimiento
relevante entorno al concurso mercantil de Mexicana en agosto de 2010.
Se presume que vive en Estados
Unidos. Mientras los ex trabajadores exigen justicia, la Fiscalía General de la
República (FGR) sigue sin cumplimentar las órdenes.
Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012),
“le permitió la quiebra”, afirmó López Obrador y, además, en 2007 le “entregó”
Aeroméxico a un grupo de inversionistas por 249 millones de dólares, entre
ellos, a Roberto Hernández de Grupo Banamex; Eduardo Tricio de Grupo Lala; y
José Luis Barraza, quien era entonces presidente del Consejo Coordinador
Empresarial (CCE), que
participó en la difusión de los spots de la campaña electoral de 2006 en los
que se le acusaba de ser “un peligro para México”.
LA SERIE DE
IRREGULARIDADES.
Rosario
Avilés, analista de la industria aérea, explicó
en entrevista con este diario digital una serie de irregularidades tanto en la
venta de ambas aerolíneas como en el proceso de quiebra de Mexicana de
Aviación, derivadas de una falta de política pública para el sector.
“Siempre hay un grado de
discrecionalidad de a quién se otorgan, porque así son las privatizaciones. Se
cometieron errores. El principal fue haberlas vendido por separado, lo cual
hizo que –con falta de una política de Estado para conectar ambas– con esta
guerra entre Aeroméxico y Mexicana, una de las dos sobraba. Eso es lo que
decían los secretarios de Comunicaciones de la época de Calderón”, dijo.
“Eso pasó hace 12 años, era la época
de las guerras de tarifas. Esto descapitalizó a todo el mundo y en lugar de
hacer una política en favor de la aviación mexicana, fue un ‘todos contra
todos’, y propició la descapitalización de las dos aerolíneas y sobrevivió
Aeroméxico. La quiebra de Mexicana ayudó a que las empresas de bajo costo se
beneficiaran con lo que dejó Mexicana que fueron las rutas”, aseguró la especialista.
La holding
Controladora Internacional de Transporte Aéreo (CINTRA) era la dueña de las dos aerolíneas Mexicana y Aeroméxico, y se
pretendía unificarlas para generar una gran empresa que cubriera la
conectividad de México. No obstante, la Comisión Federal de Competencia
Económica (Cofece) lo impidió.
“Ese fue el primer mal paso que se
dio, por falta de una política de Estado en materia de transporte aéreo. Es el
gran error que han tenido todos los gobiernos desde Zedillo, Fox, Calderón,
Peña y ahorita no tenemos todavía una”, dijo Avilés. “Juntas el Gobierno se
hubiera hecho de al menos mil millones de dólares, y al venderlas separado de
alguna manera las malbarató”.
“México está en una situación
privilegiada, donde pudimos haber sido un centro de conectividad global muy
importante. Ese avión lo perdimos y fue falta de visión de Estado”, determinó.
Durante el
sexenio de Vicente Fox, Mexicana se
vendió en 165 millones de dólares. La oferta era mayor, pero el empresario
Gastón Azcárraga alegó una reducción porque había un pasivo laboral, y se lo
concedieron.
“No puedo jurar que fue un favor
político, pero efectivamente fueron condiciones súper favorables. La puja por
esa aerolínea fue muy baja y todavía le descontaron el pasivo laboral”, afirmó Avilés. “Fue muy discrecional la decisión”.
Durante el Gobierno de Felipe
Calderón, en agosto de 2010, Mexicana entró en concurso mercantil.
“Si el Gobierno mexicano está
buscando que se le haga justicia a los trabajadores de Mexicana, como en su
momento se prometió en la campaña, tendrían que empezar por anular las
irregularidades. Lo que no sé es si hay la voluntad política para hacerlo. Se
puede, hay la ruta. Se regresa la concesión a alguien que pueda hacerse cargo
del servicio, fincas responsabilidades… No sabemos si es algo que este Gobierno
quiere hacer”, planteó
la analista.
La ex
sobrecargo de Mexicana, María Antonieta, afirmó
que a diferencia de los sexenios pasados el nuevo Gobierno se ha abierto al
diálogo. En diciembre y enero los recibieron en Palacio Nacional en el área de
Atención Ciudadana.
“Muchas veces cerrábamos las calles,
la SCT o la Secretaría del Trabajo para que hubiera diálogo, pero hoy nos han
recibido las propuestas”, reconoció.
Pero en su
momento, “fue una decisión que no la
pensaron”. Juan Francisco Molinar Horcasitas, Secretario de Comunicaciones y
Transportes de Felipe Calderón, “no tuvo idea de lo que hizo. Fue un daño
patrimonial enorme para el país”, aseguró la analista Avilés.
De acuerdo con abogados de los
sindicatos y de Mexicana, dijo Avilés, se presume que fue una quiebra
fraudulenta y planeada. “Hay muchos indicios de que la ruta hacia el concurso
mercantil estuvo plagada de irregularidades”, dijo.
Mexicana de Aviación tenía activos y
pasivos todo junto. Pero después crearon otra empresa, Nuevo Grupo Aeronáutico,
la cual se quedó con los activos y los pasivos (deudas y problemas) se los
dejaron a Mexicana. “Eso sería materia para fincar responsabilidades”, consideró.
Asimismo, “se creó al vapor” la empresa Tenedora K,
que absorbió las acciones del Nuevo Grupo Aeronáutico.
“Las acciones eran lo de menos, lo
importante era la concesión que otorga el Estado. El Estado no puede dar la
concesión de una aerolínea a una empresa que no tiene la capacidad técnica,
operativa y jurídica para llevarla adelante. Ahí, el Estado fue omiso. El
Secretario de Comunicaciones Molinar Horcasitas no hizo su trabajo. Es un acto
que debería revertirse”, insistió.
Después,
vino la privatización de Aeroméxico. Grupo
Sada reclamó que no les dejaron hacer su oferta bajo el argumento de que “se
cayó el sistema” y se le terminó dando a un grupo de 13 empresarios, entre
ellos, el ex dirigente del CCE, José Luis Barraza, y Eduardo Tricio, principal
accionista de Aeroméxico y dueño de Grupo Lala.
“El Presidente dice que fue un favor
político [de Calderón], pero cuando menos sí fue muy extraño”, aseveró Avilés.
Actualmente,
las aerolíneas nacionales con mayor
crecimiento en enero-febrero de este año fueron Volaris (14.5 por ciento),
VivaAerobus (14.2 por ciento) e Interjet (6.6 por ciento), de acuerdo con la
Dirección General de Aeronáutica Civil de la SCT.
“Ya han crecido lo suficiente.
Podrían crecer más”, estimó Avilés. “La apuesta de las aerolíneas era el gran
aeropuerto en Texcoco, pero ya no pasó. Tendría que haber una conciliación de
intereses entre las empresas y el gobierno para que se sentaran todos juntos y
planear que esta actividad promueva el turismo, el comercio y se logre estar
presentes en todo el mundo siendo un gran centro de conectividad. Eso ya lo
hace Estados Unidos y Europa”.
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