Por Sanjuana
Martínez.
La pareja Calderón-Zavala está
empeñada en seguir viviendo del erario. Ambos criticaron la existencia
desmedida de partidos políticos y ahora deciden crear uno.
Un partido que nace del fracaso de
ambos políticos.
“México Libre”, surgido de su asociación civil Libertad y Responsabilidad
Democrática (Libre, A.C.) que fue creado por la ex primera dama, Margarita
Zavala Gómez del Campo.
Resulta paradójico que la ex
candidata presidencial que defendió la eliminación de los partidos, ahora
intente fundar uno. En repetidas ocasiones durante su campaña criticó la
existencia de los partidos políticos y se atrevió a afirmar que no eran “la
opción”.
Hagamos un
ejercicio de la memoria. El 23 de marzo
del año pasado dijo que veía un oportunismo en Ricardo Anaya y otros
candidatos: “Hay un oportunismo político en los partidos, un pragmatismo tal;
en el caso de Ricardo Anaya hay un alejamiento de los valores y principios
democráticos de Acción Nacional”.
Zavala se
ostentó como “candidata independiente” y durante
meses se dedicó a atacar a los partidos políticos. Y después de su salida del
Partido Acción Nacional (PAN) dijo de manera reiterada que ni a ella ni a su
marido les interesaba crear un partido político.
La falta de congruencia de Margarita
Zavala sólo se compara con su desmedida ambición. Calderón y ella saben que un
partido político es un gran negocio en México, particularmente por el alto
financiamiento de recursos públicos que, por ley les corresponde, algo que
ojalá el nuevo Gobierno se anime a modificar. Los mexicanos no podemos seguir
manteniendo estos partidos familiares o de propiedad de distintos grupos
políticos, sindicales o empresariales.
Margarita y
Felipe tienen sus simpatizantes. La ex primera dama aseguraba que tenía más de
un millón de votantes interesados en su candidatura, gente que finalmente puede
en un momento dado convertirse en sus potenciales seguidores.
Pero esa cantidad de simpatizantes no
justifican la creación de un partido político, aunque ya presentó una base de
más de 200 mil simpatizantes. Hay que señalar que la señora Calderón asegura
que su nuevo partido no está hecho para ninguna candidatura y que la suya queda
absolutamente “descartada”.
¿Le creemos?
La ex panista ya nos mintió. Durante la
campaña se presentó como una mujer contra los partidos políticos, toda una
simulación.
La gran
pregunta es: ¿Quiénes podrían sumarse a
México Libre? Es obvio que el partido familiar de los Calderón-Zavala busca
cubrir el espectro de la derecha y la ultra derecha. No olvidemos que
representan el espectro ideológico más conservador, incluso fundamentalista:
contra el aborto, abiertamente homofóbicos y contra la adopción de parejas del
mismo sexo.
La ambición política de ambos no
tiene límites.
La señora
Calderón fue tejiendo hábilmente los hilos de su futuro político. En el PAN ya no fue posible sostener su
poder, así que era previsible que se decantaran por su propia organización
política.
Una
advertencia para quienes pretenden afiliarse a su partido o ser simpatizantes: la sombra de la corrupción que los persigue
es extensa y demasiada oscura.
Ante todo, pueden revisar el incremento exponencial de
su fortuna. Los Calderón tienen una inmensa “casa blanca” que empezó siendo una
modesta propiedad de apenas 174 metros cuadrados en la privada de Cóndor número
231 en la colonia Las Águilas de la delegación Álvaro Obregón, en la Ciudad de
México que fue creciendo a medida que incrementaban sorpresivamente sus
ingresos económicos gracias a sus negocios bajo el amparo del poder. La casita
se convirtió en una mansión de más de 2 mil metros cuadrados, es decir, once veces más de lo que tenían.
En sus
declaraciones oficiales, los Calderón
dijeron tener alrededor de 7 millones y medio de pesos, pero al concluir su
mandato declararon 17 millones 800 mil pesos. Su fortuna fue creciendo. En
2005, Calderón dijo tener sólo dos inmuebles, uno de 4 millones de pesos y otro
de 340 mil pesos, dos automóviles y tres cuentas bancarias que sumaban apenas
32 mil pesos y 16 mil dólares con un menaje de casa de 150 mil pesos, pero en
su última declaración la señora Calderón dijo contar con la casa blanca antes
mencionada valorada en 5 millones 100 mil pesos, dos terrenos en Ayapango de
Ramos de Millán en el Estado de México , unos 9 mil 805 metros cuadrados que le
costó 100 mil pesos en 2007, y otro de 19 mil 475 metros cuadrados con valor de
60 mil pesos en 1997.
Sin embargo,
lo más importante de la inexplicable
fortuna de los Calderón se centra en los escándalos de corrupción: Fobaproa y
Odebrecht. Esos escándalos los han perseguido antes y después de ocupar la
presidencia. Por ejemplo, los llamados “papeles del paraíso”, una amplia red de
corrupción, cuyos detalles fueron filtrados por el Consorcio Internacional de
Periodistas de Investigación (ICIJ) por sus siglas en inglés. Una operación
transnacional de miles de millones de pesos colocados en paraísos fiscales en
donde están implicados los multimillonarios contratos de Pemex otorgados a
empresas fantasma vinculados a esta poderosa pareja de políticos.
Los mexicanos tenemos que reivindicar
el derecho a la memoria. Antes de enaltecer un partido político que nace del
fracaso, la ambición y la avaricia de una familia, pensemos que puede
ofrecernos y detectemos sus oscuras zonas.
México no necesita más partidos
políticos. Al contrario, requiere eliminar algunos partidos satélites. Tampoco
le conviene tener partidos ultras que busquen cubrir espectros ideológicos
trasnochados como el de la intolerante ultra derecha.
El futuro
del partido familiar “México Libre” es verdaderamente incierto. Ojalá que el
fracaso de la pareja que le da un posible inicio sea también el fracaso de su
existencia.
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