Por
Guadalupe Fuentes López.
México es un país con una desigualdad
histórica que no ha cambiado mucho en los últimos 20 años, donde el poder
político y económico está concentrado en un pequeño grupo de personas; por ejemplo, Carlos Slim, Germán Larrea y Alberto Baillères, cuyas fortunas
provienen en su mayor parte de concesiones, explicó Diego Alejo Vázquez,
gerente de Investigación en Oxfam México.
“Vivimos en un país donde las
oportunidades de movilidad social y económica están concentradas en un grupo
muy pequeño y esta desigualdad tiene un efecto de concentración de poder
político porque si uno revisa la lista de los hombres más ricos de México se
encuentra que, por ejemplo, los tres primeros son Carlos Slim, Germán Larrea y
Alberto Baillères González. Si se estudia su riqueza se encuentra que viene de
concesiones y esto nos lleva a pensar que esta élite económica también tiene un
poder importante para influir en la política de México”, mencionó en entrevista.
La semana
pasada, la organización Oxfam publicó el
documento titulado “Bienestar público o beneficio privado”, en donde señaló que
la fortuna de los millonarios creció en un 12 por ciento en 2018, a un ritmo de
2 mil 500 millones de dólares al día, mientras que la riqueza de la mitad más
pobre de la población mundial, unos 3 mil 800 millones de personas, se redujo
un 11 por ciento.
El
documento, presentado un día antes del inicio del Foro Económico Mundial en
Davos (Suiza), mostró cómo esa brecha
pone en peligro la lucha contra la pobreza, perjudica las economías y alimenta
la indignación en todo el mundo.
En el caso de México, Oxfam detalló
que la desigualdad se ha mantenido a niveles muy altos y ejemplificó la
situación con el dueño de Grupo Carso. “Lo que tenemos de México es que la
desigualdad se ha mantenido a niveles muy altos, para dar un dato, Carlos Slim
(el hombre de México y América Latina) tiene la misma riqueza que la mitad más
pobre de México. Su riqueza, de acuerdo a las listas de Forbes en 2018, está
valuada en 77 mil millones de dólares, esto es un poco más que la riqueza
acumulada del 50 por ciento más pobre de México, que es de 76 mil millones de
dólares. Es decir, una persona tiene la misma riqueza que poco más de 60
millones de mexicanos”.
De acuerdo
con el estudio de Oxfam, en América
Latina y el Caribe, mientras aumentó la riqueza de los millonarios, la pobreza
extrema continuó creciendo, alcanzado su nivel más alto desde 2008 y afectando
a 62 millones de personas, que suponen un 10.2 por ciento de la población.
En esa zona
del mundo, la fortuna de los millonarios
aumentó en un 10 por ciento en 2018 y asciende a 414 mil millones de dólares,
un monto mayor al PIB de casi todos los países de la región, excepto Brasil,
México y Argentina.
Para Diego
Alejo Vázquez, de Oxfam México, el hecho
de que en México viva el hombre más rico de México y Latinoamérica: Carlos Slim
Helú, “significa que vivimos en un país de altos contrastes. México ha tenido
una desigualdad histórica, no ha cambiado mucho en los últimos 20 años en lo
que respecta al coeficiente Gini, y tampoco han variado los niveles de pobreza
e ingresos”.
POBREZA Y
DESIGUALDAD EN MÉXICO.
El Presidente Andrés Manuel López
Obrador ha insistido en varias ocasiones que el modelo neoliberal de los
últimos 30 años ha beneficiado a las élites y empobrecido a la mayoría de la
población. La semana pasada dijo en su conferencia matutina que Carlos Salinas
de Gortari es el padre de la desigualdad moderna.
Una revisión
que realizó la Unidad de Datos de SinEmbargo en el sexenio de Carlos Salinas
mostraron la tendencia negativa que vino después en materia de desigualdad,
pobreza, crecimiento, empleo y salario.
“Creo que más allá de que haya un
culpable personal, es todo el sistema, es un fenómeno técnico y estructural, es
decir, son prácticas institucionales que han propiciado la concentración de la
riqueza a través del neoliberalismo y de problemas que México ha venido
acarreando por décadas”, consideró el gerente de Investigación en Oxfam México.
Por ejemplo,
agregó, “uno de los problemas que no ha
atendido ningún Gobierno y que no parece que esté en la agenda del actual, es
el problema fiscal. México es uno de los países que menos recauda impuestos
como porcentaje del PIB en comparación con los países de la OCDE, esto
significa que como México no tiene un sistema fiscal fuerte tampoco tiene
muchas herramientas para redistribuir la riqueza y generar el tipo de políticas
públicas que combata la desigualdad”.
Para Oxfam, el modelo económico de riqueza y la falta
de programas sociales que den resultados hacen que sea muy difícil que se
combata a la desigualdad, “por eso es que nuestra postura es que no se trata de
personas, se trata de proyectos que rompan con la inercia sistema que México ha
venido cargando”, aseguró Vázquez.
Los estudios
de Oxfam dan cuenta que la pobreza en
México tuvo dos periodos en donde sufrió una alza significativa, las cuales
fueron las dos crisis económicas históricas que se han tenido: 1995 y 2008.
LAS
POLÍTICAS DE AMLO.
El nuevo Gobierno inició su mandato
implementado una serie de cambios para tratar de disminuir la desigualdad, como
los programas sociales, la reducción de salarios a burócratas y funcionarios.
En este tema, Oxfam consideró que “Jóvenes Construyendo el Futuro” y la pensión
universal a adultos mayores van en la dirección correcta.
“Creo que el programa de pensiones y
el de jóvenes marchan en la dirección correcta para tratar de combatir la
desigualdad. En el caso de los jóvenes suple una falta de poder integrarlos
laboralmente, y en el caso de las pensiones, también es un paso adelante dado
el grado de informalidad que hay en México y que muy pocas personas tienen
acceso a pensiones”,
opinó Diego Alejo Vázquez, gerente de Investigación en Oxfam México.
También señaló que el anuncio que dio López Obrador
sobre servicios de salud gratuitos va en el camino correcto, aunque advirtió
que “falta mucho por hacer” porque “aunque se implemente lo que llama la
autoridad republicana, eso no va a garantizar más recursos en el Gobierno. Sin
una reforma fiscal progresiva, es decir, que aumente los impuestos a los ricos,
no va a haber recursos para que realmente pueda haber un cambio en estas
políticas contra la desigualdad”.
Oxfam detalló que una de las cosas que se puede
hacer para reducir la desigualdad en México es invertir en tres cosas:
educación, salud y protección social. “Estos tres elementos no sólo reducen la
desigualdad económica, también la de género porque las mujeres se beneficia n
en mayor medida de estos servicios públicos”, mencionó Diego Vázquez.
Transparencia Internacional publicó
esta semana su Índice de Percepción de la Corrupción y de nuevo México es el
peor calificado en este rubro de entre las naciones que conforman la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el G20.
Obtuvo 28 puntos de 100 y se ubicó en la posición 138 de 180 países evaluados.
La calificación de este año significó un retroceso de tres escaños, el año
pasado obtuvo 29 puntos de 100 y se encontraba en el lugar 135 de 180.
Para la organización Oxfam la
corrupción es el resultado de la desigualdad y significa que las leyes no
aplican de manera igual para todos. “Los grupos con dinero tienen más
oportunidad que los que no tienen. Hay un efecto muy nocivo que es el efecto de
la corrupción en el gasto público, se tiene la percepción de que el dinero
público se va en corrupción y no se invierten en servicios públicos sino se va
a los bolsillos de servidores deshonestos”, destacó Diego Alejo Vázquez.
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